“¡TOMAD EJEMPLO!” “¡GRACIAS PRESIDENTE!”
Por primera vez en los últimos 12 años los ministros, diputados y senadores han salido a la calle sin problemas y entre aplausos del pueblo.
El logro es obra de Adolfo Suárez, cuyo féretro envuelto en la bandera y en un armón de artillería escoltado por militares ha recorrido el trayecto entre el Congreso y la plaza de Cibeles entre muestras de consternación y cariño, además de gritos de “presidente”, de miles de madrileños. Los miembros del Gobierno y la oposición, representantes del Congreso y el Senado y demás poderes del Estado han acompañado a los familiares del hacedor de la Transición.
La respuesta popular ha desbordado todas las previsiones oficiales. La capilla ardiente instalada en el Salón de los Pasos Perdidos no se pudo cerrar por la noche hasta las dos y media de la madrugada y de nuevo se abrió a las siete de la mañana porque la cola no dejada de crecer. Unos 35.000 ciudadanos han pasado por el Congreso para rendir homenaje a Adolfo Suárez.
A la hora fijada para los honores militares y traslado a la catedral de Ávila para el entierro, cientos de personas todavía esperaban a las puertas del Palacio de la Carrera de San Jerónimo para entrar. Se han tenido que conformar con ver en primera fila la salida del féretro y oír el himno nacional mientras los miembros del Gobierno, con Mariano Rajoy a la cabeza, y de Las Cortes, con Jesús Posada y Pío García Escudero al frente, formaban en las escalinatas del Congreso.
Si la afluencia de público obligó a ampliar el horario de apertura de la capilla ambiente el día anterior, también esta mañana se ha alargado el recorrido de la comitiva fúnebre. En vez de quedarse en la plaza de Neptuno se ha prolongado hasta Cibeles. Los restos de Suárez, a hombros de militares, han salido de la Cámara por la Puerta de los Leones para ser cargados en un armón de artillería tirado por cuatro caballos. Un batallón mixto al mando de un oficial del Regimiento Inmemorial del Rey formaba a la salida para rendirle honores en ese momento y después para desfilar en la plaza de Cibeles donde espera el furgón preparado para el traslado hasta Ávila. Todos los honores de Estado para el presidente de la Transición.
Además del piquete que daba escolta al armón, otros dos militares le precedían con sendos cojines sobre los que reposaban las máximas condecoraciones civiles del Estado: el Toisón de Oro concedido por el Rey y el Collar del Real Orden de Carlos III que el Ejecutivo le otorgó el lunes a título póstumo. Detrás, los hijos, hermanos y nietos de Adolfo Suárez seguían una comitiva fúnebre cerrada por representantes del Gobierno, del Congreso y el Senado y del poder judicial. Diputados y senadores del PP, del PSOE, de CiU, del PNV y de IU junto con presidentes autonómicos como Ignacio González, Luisa Fernanda Rudi, José Antonio Monago o Susana Díaz cerraban juntos el compacto séquito de políticos de todos los colores y generaciones.
Al pasar el armón de artillería, los ciudadanos aplaudían y daban vivas a Suárez, “el mejor presidente”, además de a su familia que seguían con la misma admirable entereza el acto añadido al velatorio.
Los ciudadanos a Rajoy: “A ver si aprendéis”
El pueblo, protagonista principal de los avances que logró instaurar Adolfo Suárez durante su mandato, ha abarrotado las calles del centro de Madrid para rendir un último tributo al expresidente del Gobierno. Para honrar su memoria pero también para pedir ejemplaridad a la clase política actual, que ha procesionado, casi en su totalidad, tras la familia de Suárez y tras el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los máximos representantes del Congreso y del Senado, Jesús Posada y Pío García Escudero. En una escena propia de aquellas que simbolizaron la Transición, el presidente ha tenido que escuchar y los diputados han tenido que escuchar, de boca de cientos de ciudadanos, cómo les increpaban y les exigían esos mismos atributos que ahora se ensalzan de Suárez.
Uno de los momentos de mayor tensión contenida se ha vivido a la llegada del cortejo a la Plaza de Neptuno, junto al hotel Palace, momento en el que el Gobierno en pleno ha estado a muy pocos palmos de distancia del público que abarrotaba las aceras. Allí, tras los aplausos y los gritos de “presidente” y “viva Suárez” se han vivido los primeros reproches a los políticos, que caminaban varios metros por detrás del armón de artillería.
Varios ciudadanos le han gritado a Rajoy y a los ministros un “a ver si aprendéis”. Unas reclamaciones que, al término del acto oficial, en la plaza de Cibeles, se han repetido en boca de otros ciudadanos. “Tomen nota, muchos presidentes pero ninguno como éste”, ha exclamado otra persona al paso deMaría Dolores de Cospedal y María Luisa Fernanda Rudi, presidentas de Castilla-La Mancha y Aragón, respectivamente, que abandonaban en ese momento la plaza. Los gritos se han sucedido a partir de entonces con exclamaciones como “cobardes”, “sinvergüezas”, o “a ver si dais ejemplo”.
Los insultos y descalificaciones al Gobierno no han empañado, sin embargo, el profundo silencio con el que la mayor parte de los ciudadanos han acogido a la familia y al féretro del expresidentes. De hecho, una enorme bandera de España con la inscripción “gracias presidente” ha sido colocada en la plaza de Cibeles por parte de varios ciudadanos anónimos. Los aplausos al expresidentes han sido constantes aunque, como se ha dicho, el momento de mayor intensidad, por la cercanía con la gente, se ha vivido junto a la plaza de Neptuno.
No ha habido, por otro lado, ningún incidente de seguridad aunque el propio presidente y todos los miembros del Gobierno han asumido un riesgo considerable al recorrer andando la distancia que separa el Congreso de los Diputados de la plaza de Cibeles.
http://www.elconfidencial.com/espana/2014-03-25/suarez-logra-que-los-politicos-salgan-del-congreso-entre-aplausos-pero-a-su-figura_106639/
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