Un grupo de arqueólogos ha desenterrado una tumba de la época de Alejandro Magno que podría ser la más grande jamás descubierta en Grecia, aunque no han podido determinar quién fue enterrado en ella.
“Está claro que estamos ante un hallazgo excepcionalmente importante. Se trata de un monumento con características únicas”, dijo el primer ministro griego Antonis Samaras.
Escondido bajo una colina en la ciudad antigua Anfípolis, situada a las orillas del río Strymon, a unos 60 kilómetros de la moderna ciudad de Serres, la tumba de la era helenística consiste en una circunferencia casi circular de 497 metros.
“Definitivamente, la tumba se data al período posterior a la muerte de Alejandro Magno (en el 323 a C), aunque no podemos decir a quién pertenecía”, dijo al canal griego Mega Katerina Peristeri, el arqueólogo que supervisa las excavaciones.
Anfípolis fue una importante base naval durante el reinado de Alejandro Magno y allí Casandro asesinó a su viuda, Roxana, y a su hijo Alejandro IV.
Aunque se cree que sus restos mortales fueron enterrados en un mausoleo en Egipto, a finales de la Edad Antigua se perdió el rastro de su tumba. En las últimas décadas arqueólogos e investigadores la situaron en el oasis de Siwa, en Alejandría, pero también se barajó la posibilidad de Uzbekistán e incluso del norte de Australia.
Según algunas de las versiones la tumba podría pertenecer a uno de los miembros de la familia real, según AFP.
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