Son millones. Huyen de guerras, dictaduras, persecución religiosa, del hambre. Y todos tienen el mismo destino: Italia. Para muchos es sólo una tierra de paso, para otros es el destino final de su desesperado viaje.
Vienen de Túnez, Marruecos, Egipto, Siria, el Cuerno de África, África Subsahariana, Eritrea, Somalia, Nigeria, Sudán, Congo, la India, Sri Lanka, Filipinas.
Con respecto a África, el 90% se concentran en la costa de Libia para dirigirse a la península. Un éxodo bíblico que enriquece a los mercaderes de hombres y que favorece el tráfico de drogas y la infiltración de posibles terroristas islámicos. Este éxodo hace explotar las estructuras de acogida, empobrece las arcas del Estado y socava la eficacia de los controles sanitarios, dando vida a la amenaza de la propagación de enfermedades infecciosas como el ébola, la tuberculosis, la meningitis y el cólera.
La “fortaleza europea” está siendo atacada. La puerta de entrada a la UE es la costa italiana. Los conflictos con trasfondo religioso o entre tribus, las dictaduras despiadas, el hambre, todo eso empuja a una gran masa de gente que busca su salvación en la emigración, un fenómeno que en los últimos meses ha tomado una dimensión alarmante. Y de hecho, nuestros servicios secretos están alarmados.
Y mucho. Los informes señalan que las recientes oleadas son atribuibles a dos factores principales: la lucha entre las milicias en Libia y la guerra civil en Siria.
En el primer caso, después de la caída de Gadafi, el gobierno central se encuentra en proceso de desmoronamiento bajo la presión de los combates entre tribus y separatistas en Cirenaica y en Fezzan. El país está dividido y las organizaciones criminales ven la oportunidad de desarrollar su tráfico ilegal, también contando con la corrupción de aquellos que controlan las fronteras. En este panorama muchas milicias irregulares explotan el fenómeno para autofinanciarse. Desde su punto de vista, la operación Mare Nostrum es una oportunidad: saben que se enfrentarán a un recorrido más corto que antes, confiando en la intervención de nuestra Marina para rescatar a cualquier náufrago o barcazas que se encuentran a la deriva.
En Siria tres factores están causando las fugas masivas: 1) la guerra civil que parece no tener fin y que genera una gran cantidad de refugiados que ya han abandonado el país, y que parecen haber perdido toda esperanza de un rápido retorno a la patria, y por lo tanto tratan de alcanzar el norte de Europa, siempre a través de Italia; 2) los ataques a las comunidades cristianas en las partes del mundo musulmán por los fundamentalistas de Al Qaeda; y 3) la creciente pobreza de la población.
Libia es ahora el punto de partida para el 90 por ciento de los inmigrantes que vienen del “continente negro”. Es ahí que se concentra la mayor parte de las personas en espera de partir hacia Sicilia. Por contra muchos sirios, pero también palestinos, pasan a través de Turquía en vuelos en línea, y luego buscan un pasaje para llegar a nuestras costas. La “nueva pista turca” también tiene sus orígenes en la lucha contra el terrorismo y las políticas de lucha contra la delincuencia del gobierno de El Cairo, que considera a sus vecinos refugiados sirios como cercanos a los “Hermanos M usulmanes”.
También el Sahel se ha convertido en un importante camino para los traficantes de personas gracias a la porosidad de las fronteras y a la inestabilidad política y económica. Pero las preocupaciones de nuestros servicios secretos no son únicamente Libia y Siria. En el futuro inmediato, se espera que los flujos migratorios también se originen en la República Centroafricana, devastada por los combates entre los rebeldes y por la persecución religiosa, que ya han dejado un millón de refugiados. En Nigeria, el año pasado las milicias de Boko Haram causaron medio millón de desplazados, mientras que 60.000 nigerianos escaparon a Camerún, Chad y Níger.
La previsión de los servicios secretos es que debido a la incapacidad de los políticos para gestionar el problema y garantizar la seguridad hay que reforzar el control del territorio para combatir efectivamente el tráfico de personas, drogas, armas y el contrabando.
No podemos confiarnos. Existe tambien el riesgo de epidemias. La cantidad excepcional de inmigrantes que llegan vuelve difíciles los controles sanitarios a bordo de nuestros navíos y en los puertos de Sicilia. Aunque de momento no hay indicios masivos de patologías peligrosas en los recién llegados se ha detectado entre las poblaciones africanas el virus Ébola, presente en Guinea, en Liberia y en Sierra Leona, el cólera en el Sudán, la tuberculosis y la poliomelitis en el Cuerno de África, la meningitis en el enclave español de Melilla y el MERS (un síndrome respiratorio distinto del SARS) en Argelia y Arabia Saudita.
Una enorme masa de inmigrantes clandestinos está en camino. Estos llegarán no solo en gran número sino también muy enojados. De hecho, nuestros servicios de acogida están saturados y esto empeora las condiciones de privación de la inmigrantes, lo que ha llevado a las protestas, muy violentas como episodios de automutilación y fugas en masa de los centros de acogida.
Este éxodo podría poner en peligro la integración de los extranjeros al desarrolarse la expansión de los guetos étnicos y exponiendo a los inmigrantes a la prostitución, al trabajo clandestino o el enrolamiento en el mundo del crimen.
Finalmente, la invasión puede volver difíciles los procedimientos de identificación de los que llegan, permitiendo el paso de nuestras fronteras nacionales a criminales y terroristas hiyadistas. Nuestros gobernantes están advertidos.
Fuente: http://www.alertadigital.com/2014/08/02/los-servicios-secretos-advirten-millones-de-africanos-se-dirigen-hacia-italia/
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