El Ministerio de Cultura griego ha anunciado este domingo el descubrimiento de un imponente mosaico dentro de la tumba de Anfípolis.
La obra es una representación de un carro en movimiento a cuyo frente se encuentra Hermes, el mismísimo mensajero de los dioses de acuerdo a la mitología griega. Mosaico encontrado en la segunda cámara de la tumba de Anfípolis.
El asombroso hallazgo fue realizado cuando los arqueólogos removían capas de tierra detrás de dos cariátides encontradas hace unas semanas en la segunda cámara de esta enorme estructura funeraria. El enorme mosaico tiene un tamaño de 4.5 metros por 3 metros y todavía no ha sido totalmente destapado.
Está compuesto por elementos blancos, negros, grises, azules, rojos y amarillos, y se distingue por los minuciosos detalles que caracterizan a los personajes y los caballos. Sus bordes decorativos poseen patrones de espirales y cuadrados.
«El tema central es un carro en movimiento, tirado por dos caballos blancos y conducido por un hombre barbado con una corona de laureles», informó el Ministerio de Cultura en su escrito a la prensa. Los expertos no están seguros de quién es este conductor, aunque especulan con que pueda tratarse de un retrato del ocupante de la tumba, que aun no ha sido encontrado.
Frente al carro se encuentra Hermes, el heraldo de los dioses en la Grecia antigua. Se lo puede identificar claramente por sus insignias características: sus sandalias aladas, su pétaso (sombrero de ala ancha) y su caduceo. En la obra, el dios parece estar cumpliendo su función de psicopompo o guía de los difuntos, a quienes ayudaba a encontrar su camino hasta el Inframundo. En muchos mitos griegos, Hermes es representado como el único dios además de Hades y Perséfone que podía entrar y salir del Inframundo sin problemas. Además de escoltar a los muertos, Hermes solía ayudar a los viajeros a tener un viaje seguro y sin contratiempos. Si bien una sección del mosaico se haya dañada, los arqueólogos han recuperado las partes para poder restaurarlo en su totalidad.
El mosaico ha sido datado a el último cuarto del siglo 4 a.C. (325 – 300 a.C.), lo que apoya las teorías sobre que el ocupante de la tumba está asociado de alguna manera con Alejandro Magno.
Y a pesar de las esperanzas de algunos apasionados de historia, las probabilidades de que la tumba de Anfípolis sea la del propio Alejandro parecen casi nulas. Después de su muerte a los 32 años en Babilonia, sus restos aparentemente fueron enterrados en Alejandría (Egipto), aunque ninguna excavación confirmó jamás esa posibilidad.
El secreto de Anfípolis y de su misterioso ocupante será revelado a fines de octubre, aseguraron hace algunos días los arqueólogos que tratan actualmente de entrar a la cuarta sala de la tumba.
Por ahora, las diversas hipótesis apuntan a que el túmulo podría pertenecer a Roxana, la esposa persa de Alejandro Magno; a Olimpia, la madre del rey; o uno de sus compañeros y generales. Publicado el 12 de octubre de 20141 comentarios Etiquetas: alejandro magno , anfipolis , he
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