La historia de Egipto como gran civilización tiene sus orígenes en los planteamientos políticos religiosos que se conforman en las primeras dinastías, especialmente en la III y IV (2654 – 2463 a. C.)
Es entonces cuando se consolida la unificación de los dos reinos, el Alto y el Bajo Egipto en la persona del faraón como soberano que garantiza la integridad del estado y la fertilidad de los campos.
En este proceso jugo un papel fundamental la sacralización del rey, como personificación del Sol Naciente, y la construcción de una serie de obras arquitectónicas que fueron la escenografía para la ceremonias que destacaban el papel central del monarca.
Es necesario erigir enormes mausoleos que debían tener para el pueblo el valor de espacio religiosos, incluso la propia construcción de la pirámide es considerada como un servicio religioso.
Para poder realizarlas fue necesaria una completa reorganización de toda la administración y del trabajo de los campesinos que debían prestar sus servicios periódicamente al faraón.
Se trata de una meseta ligeramente elevada, cercana a a la antigua capital Menfis y fue el faraon Zoser (Djoser) el que ordenó su construcción, encargando las obras a su hijo y arquitecto Inmhotep, que diseñó la primera gran pirámide de Egipto, aunque en esa zona ya se habían levantado anteriormente alguna mastaba y otras tumbas de la primera y segunda dinastia.
El recinto de la pirámide de Zoser forma un rectángulo de 544 por 277 metros, rodeado de una amplia muralla en la que se levantan quince puertas, aunque sólo una da acceso al recinto.
En Saqqara- Egipto, una imagen de la antigüedad bien definida tal y cual como podemos comparar al de los seres “grises”, conocidos así en el estudio del Fenómeno Ovni, por sus rasgos y características similares.
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