La firma del preacuerdo entre EEUU e Irán, por el que el último imperio universal ha conseguido que el que fuera el primero se comprometiese a no fabricar armas nucleares a cambio de aliviar las sanciones que sufren sus ciudadanos, es un gran triunfo de la diplomacia y de las fuerzas de la paz mundial que han impedido que otras decenas de miles de seres humanos sean sacrificadas por los intereses del pequeño y gran capital, en una región donde ya no cabe más dolor.
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Canciller iraní, Mohamad Yavad ZarifLas cláusulas impuestas a Irán
Las polémicas levantadas por las diferencias entre las versiones publicadas por Irán y EEUU del preacuerdo, no hacen peligrar el pacto —conseguido verbalmente hace varios años—, y simplemente están dirigidas a conseguir dos objetivos principales: consumo interno, y presionar al adversario para sacarle más ventajas antes del 30 de junio, fecha prevista para la firma del acuerdo final.
El discurso escéptico del "líder supremo" de Irán, el ayatolá Jamenei, por ejemplo, pretende ante todo atenuar la euforia de los ciudadanos que vinculan el acuerdo con el levantamiento de las sanciones y a éste con la prosperidad prometida —ignorando que los problemas estructurales de la economía neoliberal del país que además padece gravemente la enfermedad holandesa, no tienen nada que ver con las sanciones—; mostrar la desconfianza y vulnerabilidad de Irán frente a las potencias mundiales tramposas —con lo sucedido en Irak de trasfondo—, y también aligerar su responsabilidad personal ante posibles resultados negativos del contrato, por ser quien que ha aprobado cada uno de sus cláusulas.
En el otro lado está un Barak Obama satisfecho y seguro que oculta los secretos menos confesables de sus razones en hacer las paces con la bestia negra de EEUU:
Estaba forzado a elegir el mal menor entre tres opciones: reducir la capacidad nuclear de Irán, aceptar un Irán con la bomba, o enfrentarse con el ejército más grande de Oriente Próximo que podría convertir al menos a Irak y a Afganistán en un gran pantano para sus tropas y poner patas arriba toda la región.
Poder entrar en la historia de su país por ser el presidente que consiguió impedir un Irán nuclear sin disparar una sola bala, y con el añadido mérito de contar con China y Rusia dentro del grupo 5+1 contra Teherán. Es su único logro en la política exterior, teniendo en cuenta que las medallas que llevaba por haber matado supuestamente a Bin Laden se devaluaron enseguida: el terrorismo atribuido al magnate saudí, con sus distintas maracas, no para de crecer.
Reducir sus fuerzas en esta región y concentrarlas alrededor de China y Rusia, sus verdaderos competidores. Sorprendió que Irán no utilizara sus buenas relaciones con dichos países para mejorar las condiciones del acuerdo. ¿Es una casualidad que las negociaciones coincidieran con la bajada de la tensión en Ucrania?
Responder a las presiones de las compañías occidentales, ansiosas por entrar en el potente mercado iraní.
Impedir que Irán entrara en la esfera de influencia chino-rusa, y convertirle, aun sin ser un aliado, en un contrapeso a dichas potencias en la región.La gran aportación de Barak Obama a la política de su país ha sido mostrar que se puede seguir siendo imperialista sin desatar grandes guerras bélicas, ha conseguido paralizar la planta nuclear de Fardu, instalada a 40 o 90 metros de profundidad, cosa que ningún bombardero podría conseguir.
Un acuerdo y dos versiones
Se desconoce el contenido del preacuerdo firmado a puerta cerrada y la suerte que corrieron las líneas rojas proclamadas por ambas partes. Las palabras de John Kerry, afirmando que las sanciones serán aliviadas a lo largo de varios años, han puesto en un serio aprieto al gobierno iraní, que le acusó de mentir acerca de los detalles del texto pactado. Quizás están dosificando la información para evitar que a más de uno le dé un infarto cardiaco, aunque la lectura de los mismos textos publicados muestra dos hechos destacados: que ninguno podía sacar más ventajas al otro, y que el equipo iraní había realizado grandes concesiones como dejar de utilizar dos terceras partes de sus centrifugadoras, permitir la inspección de sus instalaciones militares, o abandonar su independencia en la política exterior.
Un tweet publicado en el diario conservador Hejrat daba las gracias a los negociadores porque "con la fuerza de energía permitida para las centrales nucleares ya podemos "extraer zumo de zanahoria y de melón". Otros proponían el cierre de las instalaciones ya inútiles, porque su mantenimiento costaría otro ojo de la cara a los iraníes.
Nazanín Armanian
lun, 20 abr 2015 08:49 UTC
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