A principios de la década de 1970, el huáquero (saqueador de tumbas) Florentino Sepúlveda y sus dos hijos Julio César y Jacobo, se toparon con una antigua ciudad en la Sierra Nevada colombiana tras salvar un fuerte desnivel, subiendo más de 1000 escalones de piedra desde las márgenes de un río cercano.
Según otra versión de la historia, los huáqueros estaban cazando pájaros tropicales para vender sus plumas cuando se tropezaron con la ciudad abandonada. Fuera como fuese en ella encontraron numerosos tesoros, así que Sepúlveda no tardó en saquearla.
Las noticias corrieron como la pólvora atrayendo a otros huáqueros a la caza de objetos valiosos. Todo ello motivó que estallasen peleas entre cuadrillas y bandas rivales para lograr el control del lugar. Por esta razón, los huáqueros acabaron bautizando a la ciudad con el nombre de “Infierno Verde”. Sin embargo, en la actualidad se la conoce como “Ciudad Perdida”.
Chamán Indígena Koguis en Ciudad Perdida. Actualmente los Koguis son los herederos de la Civilización Tayrona. 2014, por Uhkabu (Wikimedia Commons)
Se cree que Ciudad Perdida fue construida a lo largo del siglo IX y ocupada por la Civilización Tayrona hasta finales del XVI. Aunque el trabajo arqueológico en la Ciudad Perdida haya sido intensísimo durante más de 30 años, se estima que sólo el 10% del emplazamiento ha sido excavado de forma correcta. A lo largo de todo ese tiempo los arqueólogos han sacado a la luz más de 200 estructuras que cubren un área de, aproximadamente, 0,3 kilómetros cuadrados. Estas estructuras incluyen casas de varios tamaños, terrazas, caminos empedrados, escaleras, plazas, zonas para ceremonias religiosas, canales y almacenes.
La belleza de la cantería de Ciudad Perdida. 2010
Aunque los huáqueros fueron despiadados en sus saqueos, no lograron expoliar del todo Ciudad Perdida. Por ello el trabajo arqueológico realizado con posterioridad en el lugar ha logrado recuperar diversos objetos que arrojan luz sobre los Tayrona, las gentes que habitaron Ciudad Perdida en el pasado. Entre los hallazgos se cuentan piezas cerámicas, tanto para uso ritual como diario, objetos de orfebrería y collares de piedras semipreciosas.
Algunos de ellos están expuestos en Santa Marta, ciudad costera y en el Museo Del Oro de la capital del país, Bogotá.
Campana de tumbaga, Cultura Tayrona, 1000-1500 A.D., Museo de Arte Metropolitano, Nueva York. 2010.
A mediados de la década de 1970, algunos años después de que los Sepúlveda descubriesen Ciudad Perdida, el gobierno colombiano intervino.
Tropas y arqueólogos fueron enviados para protegerla debido a su gran importancia. Sin embargo, las rencillas entre huáqueros y los saqueos duraron aún algunos años más.
Para colmo, además del problema de los huáqueros, hay que señalar que la selva circundante también fue asolada por narcotraficantes y paramilitares desde mediados de la década de 1960.
En el año 2003, un grupo de ocho turistas extranjeros fue secuestrado junto con su guía por el grupo guerrillero conocido como ELN mientras se dirigían a Ciudad Perdida. Afortunadamente, fueron liberados tres meses más tarde.
Tras el incidente, el acceso a Ciudad Perdida fue cerrado al público. Así fue hasta el año 2005 en que se volvió a permitir a los turistas acudir al lugar, aunque siempre acompañados de militares para mayor seguridad de los visitantes a lo largo del difícil y prolongado camino hasta Ciudad Perdida.
La Mística Ciudad Perdida del Parque Nacional Tayrona, Santa Marta, Colombia.
El aumento de la seguridad ha provocado que también aumente el número de turistas. Así, mientras que en el año 2007 Ciudad Perdida fue visitada sólo por 2000 personas, en el año 2011 esa cifra se había multiplicado hasta llegar a 8000. Pero, aunque el turismo pudiera llegar a convertirse en la fuente de ingresos necesaria para acabar con el narcotráfico en la región, también plantea otros problemas.
Por ejemplo, el turismo incontrolado podría tener un impacto negativo sobre la zona, como ha sucedido en muchos otros enclaves similares en todo el mundo. Además, el turismo podría animar a saquear otros yacimientos de menor calado, conocidos en la región y que no se hallan bajo la vigilancia de las autoridades. De hecho, incluso podrían acabar siendo vendidos en el mercado negro a los turistas, como simples “souvenirs”, todos los objetos expoliados.
Fotografía de portada: Imagen de Ciudad Perdida en Sierra Nevada, Santa Marta.
Fuente General: Ancient Origins.es
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