Los descubridores la han bautizado como la “Wood Wide Web”. Esta red orgánica funciona muy parecida a lo que conocemos como Internet, permitiendo que las plantas se comuniquen, otorguen compuestos nutrientes, o incluso para dañarse entre ellas.
La red está compuesta por finos hilos de hongos conocidos como Micelios, que crecen hacia el exterior hasta un metro de su planta “master”, significando esto que es muy probable que toda la vida de la planta pase a través de esta red y estén conectadas con las demás de la zona.
La asociación de las raíces de las plantas y los hongos se conoce como Micorriza y es beneficiosa para las dos partes implicadas. Las plantas proporcionan hidratos de carbono para los hongos y, a cambio, los hongos ayudan en la recolección de agua y en aportes de nutrientes, como el fósforo y el nitrógeno para su planta “master”. Esta red de hongos permite que las plantas ayuden a otras en el crecimiento y florecimiento.
Suzanne Simard, de la Universidad de British Columbia, fue la primera en mostrar que los árboles como el Abeto Douglas era capaz de transferir carbono a los árboles más pequeños que podían no estar recibiendo suficiente luz solar, permitiendo así que crezcan a la sombra de otros árboles. Simard cree que muchas de las plantas del mundo no serían capaces de sobrevivir si no fuera por la existencia de esta red natural.
Avisos entre ellas.
Un estudio realizado por Ren Sen Zeng, de la Universidad Agrícola de China Meridional, encontró que esta interconectividad también permite que las plantas se adviertan mutuamente de una amenaza potencial. En el estudio, el equipo hizo crecer plantas de tomate, plantando ceca de algunas de ellas hongos Micelios. Cuando las redes de hongos se habían formado, una planta de cada par fue rociado con Alternaria solani, un hongo que causa la enfermedad del tizón en la fase temprana de vida de la planta. Bolsas de plástico hermético se utilizaron para asegurar que no hubo interacción por encima del suelo.
Después de 65 horas, el equipo trató de infectar a la segunda planta de cada pareja, y encontró que aquellas que tenían los enlaces con los Micelios fueron mucho menos propensas a contraer la plaga y tenían niveles mucho más bajos de daños en comparación con las plantas que no tuvieron relación en la red natural.
Otro estudio hecho por David Johnson, de la Universidad de Aberdeen, mostró que las habas también utilizaron la red de hongos para advertirse las unas a las otras de algún inminente peligro. Una de las plantas fue expuesta a los Áfidos, que se alimentaban de las hojas de estas plantas.
Las que estaban conectadas a través de los Micelios comenzaron a excretar sus defensas químicas contra los Áfidos, mientras que los que no estaban conectadas no tuvieron ninguna reacción.
fuente/selectanews.com
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