jueves, 18 de julio de 2019

Las Termópilas: así se llaman los funcionarios que resisten al Nacionalismo Catalán

Resultado de imagen de Las Termópilas: así se llaman los funcionarios que resisten al Nacionalismo CatalánNo es broma: desde 1981 son 14.000 los profesores que han pedido traslado fuera de Cataluña.

Escribe María Elvira Roca Barea un valiente y sugerente artículo, como todo lo que sale de su pluma, en El Mundo en el que se anuncia que “acaba de nacer en Cataluña una plataforma de apoyo mutuo y autodefensa formada por profesores, funcionarios y mozos de escuadra a la que han dado el creativo y evocador nombre de Las Termópilas.”

Roca Barea nos deja, unos párrafos más adelante, un descarnado pero lúcido retrato de la lucha que llevamos adelante los catalanes libres de nacionalismo contra este totalitarismo que intenta, con todos los recursos del Estado a su disposición, controlar nuestra tierra. Escribe Roca Barea que:

“En Cataluña la resistencia al totalitarismo secesionista hace tiempo que sabe que lucha sola, sin el apoyo del Estado o con un apoyo meramente simbólico. De este desamparo han nacido Las Termópilas. A uno de estos catalanes, Francisco Oya, lo conozco hace tiempo. 

En realidad, a estas alturas conozco a muchos y admiro profundamente la lucha silenciosa y silenciada que libran cada día.





Oya lleva años resistiendo en la más difícil de las trincheras, la enseñanza media, con otros heroicos docentes que integran Profesores por el Bilingüismo

Hay que saber lo que es levantarse cada día para ir a trabajar a un instituto donde todo empuja hacia una educación nacionalista que busca amputar todo aquello que les estorba en Cataluña para que ésta sea más débil, menos libre, más manejable. 

Resultado de imagen de termopilasEn una palabra: mía. Su situación en el instituto Juan Boscán llegó a extremos difícilmente imaginables en una democracia. Desde 1981 son 14.000 los profesores que han pedido traslado fuera de Cataluña. 

Los que no comulgan con el separatismo son sometidos a acoso laboral y corren el riesgo de que se les abra expediente disciplinario sin razón alguna.

 El objetivo es expulsar de la función pública (en enseñanza pero también en otras áreas) a todos aquellos que no comulgan con el régimen pujolista con el fin de hacerse dueños de facto de todos los sectores de la administración. 

La dejación que el Estado ha hecho de sus funciones es clamorosa, tanto los Gobiernos de un signo como de otro.

 Resulta inverosímil que miles de personas hayan tenido que exiliarse sin que esto parezca sorprender a nadie.

 ¿Cuántos vascos debieron huir de su tierra? Según el informe de Julio Alcaide titulado Evolución de la población española en el siglo XX, abandonaron las provincias vascas de resultas de la persecución etarra y su corte política entre 150.000 y 200.000 personas. Su memoria histórica también merece una ley. 

Este es un exilio al que no se dedican congresos y no parece empañar la imagen de nuestra democracia consolidada, que no está consolidada en absoluto ni lo estará hasta que no seamos capaces de garantizar el derecho a la discrepancia sin peligro y la igualdad entre todos los españoles.

Nuestros 300 catalanes no se sabe si tendrán alguna vez alguien que escriba su historia. Desde luego lo merecen. 

Más que los espartanos, porque cargar con el escudo y la lanza al amanecer para ir a una batalla que a la caída de la noche ya habrá concluido no es más difícil que soportar día a día sin desfallecer la presión del régimen pujolista, la miseria moral, el adoctrinamiento, las pequeñas humillaciones, el exilio interior…

Los 300 aguantaron en las Termópilas en la esperanza de que las poleis se organizaran y plantaran cara a los persas hasta derrotarlos. 

Miles de españoles están ahora mismo organizándose para defender la unidad constitucional frente a la proliferación del fragmentarismo identitario. Este es el gran secreto que permite a las Españas resistir en caso de necesidad: su capacidad extraordinaria de autoorganización. Las Termópilas catalanas son un ejemplo. 

Ya sabemos que esto no lo resolverá un cambio de Gobierno. El ph de la política española se ha vuelto tan balcánico que difícilmente se sobrevive en él sin la necesaria dosis de pujolismo. 

Así, PP y Cs gobiernan en Andalucía y han nombrado a Enric Millo para dirigir la Acción Exterior de la Junta. ¿Alguno de estos dos partidos tiene noción de lo que es la política exterior de un Estado y lo que significa dividirla?

Esta inoperancia de nuestras clases rectoras, ya instaladas sin cuestionamiento en el cantonalismo, le va a costar a los españoles no solo dinero sino un despliegue extraordinario de energía porque tendrán que hacer aquello que sus políticos no están haciendo, esto es, defender el ordenamiento constitucional. 





¿O es que la Constitución autoriza a las autonomías a tener su propia política exterior?

No sé cuánto tiempo tardarán nuestras poleis en organizarse para hacer frente con éxito al pujolismo feudal y reaccionario que avanza por todas las regiones con distintos nombres, pero lo haremos, aunque solo sea por esos 300 que resisten en Cataluña. Ahora y siempre.”


Dolça i abandonada Catalunya…

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