Llueven peces una vez más en Honduras.
Por eso los lugareños han sacado los barreños a la calle para pescar los peces que se precipitan desde los cielos durante las lluvias que van de mayo a julio, como cada año.
En 2018 los vecinos del departamento hondureño celebraban así la llegada de la lluvia de peces.
El epicentro es la comunidad Centro Poblado La Unión, en el municipio de Yoro, al norte de Honduras, donde se produce uno de los fenómenos más singulares de los que nos ofrece la naturaleza. Pues bien, semanas atrás el fenómeno se ha vuelto a repetir.
Las nubes adquirieron un tono más oscuro de lo normal, y durante toda la noche el aguacero que cayó dejó decenas, cientos de peces sobre el terreno.
Cuando esto va a ocurrir los nativos de la región aseguran que al color especialmente oscuro de las nubes se une un fortísimo viento huracanado que despierta de repente, y mucho aparato eléctrico que acompaña a la tormenta antes de producirse la lluvia.
Para ellos es un regalo de los dioses, ya que aunque siempre se produce en la región de Yoro, raro es que de un año a otro le toque a la misma aldea.
Y a partir de ahí a recogerlos, ya que han sido muchos los años de hambruna y esta peculiar lluvia ha servido para paliar los efectos de la misma.
Y a partir de ahí a recogerlos, ya que han sido muchos los años de hambruna y esta peculiar lluvia ha servido para paliar los efectos de la misma.
De momento no hay certezas al porqué se producen estas lluvias, pero los científicos que han estudiado el fenómeno han llegado a la conclusión de que se deriva de las fortísimas trombas que se producen en el mar, y que arrastrarían como un gigantesco aspirador miles de pequeños peces, desplazándolos en fuertes tornados hasta finalmente precipitarlos en otro lugar.
La cuestión es que al ascenderlos hasta alturas muy considerables, en cuestión de segundos desplazarían los peces a distancias de varios cientos de kilómetros.
Un equipo de científicos de National Geographicque estudió el fenómeno determinó que en realidad los peces, que eran ciegos, procedían de las corrientes subterráneas de la región, que a causa de los fuertes tornados eran aspirados hasta la superficie.
Claro está, tampoco puede faltar la explicación más sobrenatural, cuyo protagonista es el sacerdote jesuita Subirana que habitó en la región en la década de 1860, y que al ver el estado pobreza de los habitantes del lugar, que no tenían nada que llevarse a la boca, pidió por ellos y el cielo les envió la lluvia de peces.
Por eso Subirana está enterrado en la iglesia de Santiago de Yoro, y por eso la “Lluvia de Peces” es conmemorada cada año en un festival que reúne a los habitantes de todo este departamento hondureño.
18 de Julio de 2019 (16:00 CET)
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