jueves, 23 de abril de 2020

La Colección de Waldemar Julsrud

En Julio de 1944, el comerciante alemán y arqueólogo aficionado Waldemar Julsrud, cabalgando con su caballo al pie de la colina "El Toro", en Acámbaro México, vio unas figuritas de cerámica a medio desenterrar y en seguida se interesó en ellas. 

Algunos años antes había hecho ya otro descubrimiento arqueológico a 10 kilómetros de ahí. 

Y para el deleite del mundo de la arqueología, una nueva colección de objetos cerámicos fue descubierta. 

Su procedencia se le atribuye a una tribu indígena desconocida de mil años de antigüedad.

 Hasta hoy se le conoce como la colección de Chupícuaro.

Julsrud le pidió a un campesino local que lo ayudara a escavar, le dijo que por cada figurita que éste le llevase le pagaría un peso.

 El campesino no necesitó más incentivo para ponerse a trabajar y durante los siguientes siete años fueron encontradas alrededor de ¡30,000 figurillas! 





Todas fueron extraídas de varios pozos no profundos y ante los vigilantes ojos de Waldemar.

 En cada pozo se encontraban de 30 a 40 estatuillas. 

No son ofrendas de tumbas ya que no hay ni siquiera un sólo sepulcro. Ni tampoco es artesanía hecha por locales ya que Acámbaro no tiene una tradición en cerámica.

Julsrud estaba maravillado con las creaciones que no sólo eran figurillas humanas, como en la colección de Chupícuaro, sino también con monstruos, docenas de dinosaurios que se pueden reconocer fácilmente, gente con dinosaurios e inclusive de ¡platillos voladores! (1)

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La Colección de Waldemar Julsrud

A pesar de la gran cantidad de figurillas encontradas, todas son diferentes entre sí. 

Descubrieron que están hechas con diferentes tipos de barro, incluyendo barro negro de Oaxaca (aunque éste lugar se encuentre a 800 kilómetros de Acámbaro).

Julsrud jamás vendió ninguna de sus estatuillas. Igual que con la colección de Chupícuaro, Waldemar, muy entusiasmado invitó a toda la gente del mundo de la arqueología para que le echaran un vistazo a su nuevo hallazgo, pero tan pronto vieron lo raro que lucían algunas de las imágenes de la colección que enseguida fue descartada como falsa, como un engaño.


Izquierda: la colección de Chupícuaro: aceptada por la ciencia

Derecha: la colección de Waldemar Julsrud, encontrada a 10 kilómetros de ahí y más o menos de la misma edad: ignorado por la ciencia

Sin embargo, esto no impidió que Julsrud y sus seguidores investigaran a fondo la edad correspondiente de la colección. 

La compañía Isotopes Inc. de Nueva Jersey (datación con Carbono-14) y la Universidad de Pensilvania (datación por termoluminiscencia), descubrieron que las figurillas son auténticas y que la edad aproximada se encuentra en un rango de 3,000 a 7,000 años de antigüedad. 

Pero, como a menudo pasa con aquellos artefactos que no "encajan" con la historiografía prevalente (2), el establecimiento continúa a ignorar la existencia de estas estatuillas.

Desde el 2001 una gran parte de la colección de Waldemar Julsrud puede ser apreciada en el Museo de Waldemar Julsrud, donde era la antigua casa de Julsrud en Acámbaro (3).

Waldemar Julsrud (1875 - 1964)

¿Viviendo con dinosaurios?

Por supuesto que hubo especulaciones en cuanto a cómo era posible que gente de ese tiempo pudiera ilustrar dinosaurios. 

Algunos creen que podría ser que verdaderos dinosaurios hayan vivido en México hace 5,000 años atrás. Otros creen que las primeras personas pertenecientes a esa tribu indígena podrían haber sido descendientes de aquellas de las de los tiempos de los dinosaurios (más de 65 millones de años)





Por otra parte si consideramos que las personas de las figuras no son humanas sino de visitantes extraterrestres, entonces se vuelven viables muchas otras explicaciones. Inclusive las imágenes no tienen que ser necesariamente de la Tierra, podrían ser de otros planetas, quizás uno en donde los dinosaurios todavía existen.

Además, los viajes espaciales para las civilizaciones altamente evolucionadas suceden por la cuarta dimensión (también llamada hiperespacio). 

A la vez, esta dimensión hace posible viajar por el tiempo dado que sólo en la tercera dimensión existe el tiempo linear. 

Desde una dimensión más elevada, en cualquier momento, es posible deslizarse dentro de nuestra línea de tiempo. 

Visitantes extraterrestres fácilmente pudieron haber viajado de esta manera desde su campamento base en el 3,000 AC hacia otras eras como la de los dinosaurios.

Algunas razas alienígenas negativas, como los reptilianos o los Anunnaki, que son nacidos para pelear, estos monstruos prehistóricos no habrán representado mucho reto para cazar.



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