domingo, 3 de mayo de 2020

Una Señal Extraterrestre dentro de nuestra propia galaxia podría resolver el Misterio de las FRBs

 Un magnetar de la Vía Láctea llamado SGR 1935+2154 puede haber contribuido a resolver —al menos en parte— el misterio de las poderosas ráfagas rápidas de radio (FRBs) que han desconcertado a los astrónomos por años. 


El 28 de abril de 2020, una estrella muerta, a «solo» 30.000 años luz de distancia, fue registrada por varios radio observatorios alrededor del mundo al emitir un breve pero extremadamente luminoso estallido de ondas de radio. 

Asimismo, los observatorios de rayos-X hicieron lo propio. Y aunque los astrónomos aún se encuentran analizando los datos, muchos piensan que este estallido en particular podría ayudar a finalmente a explicar, en parte, la fuente de las misteriosas FRBs.

 «Esto ubicaría el origen de las FRBs en los magnetares», dijo el astrónomo Shrinivas Kulkarni del Caltech y miembro STARE2, uno de los equipos que registró la señal de radio. Las FRBs son uno de los enigmas más fascinantes en el cosmos. 





Son señales de radio extremadamente poderosas provenientes desde el espacio profundo, de galaxias a millones de años luz de distancia, con el poder de descargar más energía que 500 millones de Soles juntos. Aún así, duran un parpadeo —meros milisegundos— y la mayoría no se repiten de nuevo, haciéndolas muy difícil de predecir, rastrear y, —por lo tanto— entender. 

Las potenciales explicaciones van desde supernovas a civilizaciones alienígenas. Sin embargo, la posibilidad que ha estado cobrando más fuerza con el tiempo es que la mayoría de las FRBs sean generadas por magnetares (un tipo de estrella de neutrones alimentada con un campo magnético extremadamente fuerte, cuya característica principal es la expulsión de enormes cantidades de alta energía en forma de rayos X y rayos gamma).

 La observación 

El pasado 27 de abril, SGR 1935+2154 fue detectado y observado por varios instrumentos. 

Al día siguiente, el telescopio CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment), diseñado para escanear los cielos en busca de eventos transitorios, hizo una detección sin precedentes: una señal tan poderosa que el sistema no podía cuantificarla. 

Debido a esto, la detección fue reportada en The Astronomer’s Telegram. No obstante, el sondeo STARE2, un proyecto creado por Christopher Bochenek, estudiante graduado de Caltech, entró al ruedo para ayudar a resolver el asunto. 

Gracias a tres radioantenas dipolo separadas por cientos de kilómetros entre ellas, fue capaz de recibir las FRBs fuerte y claro, con una fluidez de cerca de un millón de milisegundos jansky (jansky: unidad de densidad de flujo, equivalente a 10ˆ26 vatios por metro cuadrado y por hertz). 

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«Típicamente, recibimos FRBs extragalácticas a unas pocas decenas de milisegundos jansky», explicó Kulkarni.

 Pero además de la intensidad inusual, que supera por mucho la de cualquier FRB extragaláctica detectada hasta ahora, los investigadores también registraron los rayos-X provenientes desde la misma dirección. Estos últimos son muy comunes en los magnetares.

 «Los rayos-X emitidos por el estallido en SGR 1935+2154 no eran particularmente fuertes», precisó Sandro Mereghetti, del Instituto Nacional para Astrofísica en Italia e investigador del satélite INTEGRAL de la ESA

. «Pero esto puede implicar que allí fuera hay más FRBs de las que somos capaces de detectar en la actualidad».

 Representación artística de un magnetar.

 «Las FRBs identificadas hasta ahora eran extragalácticas. Nunca habíamos detectados rayos-X o gamma al mismo tiempo. 

Una explosión de rayos-X con una luminosidad como la vista en SGR1935 sería indetectable si proviniera de otra galaxia diferente a la nuestra», agregó.

 «Este es un resultado muy intrigante y apoya la asociación entre FRBs y magnetares», concluyó el investigador italiano. Muchas fuentes para un mismo fenómeno





Desde luego, incluso si el magnetar SGR 1935+2154 se confirma como el origen para estas ráfagas rápidas de radio, no significa que sea el único origen posible. Algunas señales se comportan diferente, repitiéndose de manera impredecible. 

Por ejemplo, una fuente recientemente hallada parece repetirse en un ciclo de 16 días. Sea cual sea la conclusión que saquen los científicos a partir de lo observado en esta ocasión, estamos lejos de resolver el complicado enigma cósmico que las señales representan, empero, es un paso adelante. 


Fuente: ScienceAlert

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