"Que el ojo censor de quienes velan por nuestra sociedad esté ahí, siempre atento a que no pisemos los límites que la nueva moralidad –la suya, con ese siniestro correcto tratamiento– establece"
Arturo Pérez-Reverte ha mandado una salvaje reprimenda desde su columna de XL Semanal a los censores de la libertad en general y al Ministerio de Igualdad en particular exigiendo que respeten la libertad de expresión: «Quiero poder escribir lo que me salga de los cojones».
Su alegato, bajo el título de “… Quedo a la espera de una respuesta”, ha llegado después de tener conocimiento de una inclasificable misiva que el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, a través del Instituto de la Mujer, ha mandado a un empresario al que acusaban de «estar contibuyendo a los estereotipos de género.»
‘Alatriste’ simula una carta que perfectamente le podría haber enviado Igualdad
El escritor entonces simulaba lo que podría haber sido una carta similar en caso de que los siguientes sean los escritores como él: «Me pongo en contacto con usted porque he tenido conocimiento, a través de una queja recibida en dicho
Observatorio, de la existencia de comentarios y comportamientos de carácter sexista, machista y racista en boca de personajes de algunas de sus novelas (se adjuntan títulos y capturas de texto).»
Observatorio, de la existencia de comentarios y comportamientos de carácter sexista, machista y racista en boca de personajes de algunas de sus novelas (se adjuntan títulos y capturas de texto).»
A partir de ahí, y aclarando a sus lectores que la que habría recibido él es de momento ficticia, cosa que no lo fue la del empresario citado anteriormente, que fabrica placas para niños y niñas rotuladas, construye su argumentación:
Lo grave, me temo, no es que la carta sea o no sea real, sino que, tal y como se ponen las cosas, podría perfectamente serlo
Advierte el creador de ‘Alatriste’, que prefiere ponerse la venda antes de la herida:
Estremece que esa clase de cartas puedan ser reales, cuando lo son, o que admitamos con naturalidad que puedan serlo, cuando no lo son.
Y sobre todo, que el ojo censor de quienes velan por nuestra sociedad esté ahí, siempre atento a que no pisemos los límites que la nueva moralidad –la suya, con ese siniestro correcto tratamiento– establece.
Y sobre todo, que el ojo censor de quienes velan por nuestra sociedad esté ahí, siempre atento a que no pisemos los límites que la nueva moralidad –la suya, con ese siniestro correcto tratamiento– establece.
Terminando las advertencias con un conminatorio quedo a la espera de una respuesta que no es inventado, pues figuraba en la carta real que parodio en la mía.
La ‘policía social’ que amenaza a empresas por carta que no se someten a la ‘igualdad comunista’
Malos tiempos para la lírica.
¿Creen ustedes capaces a un Ministerio como el de Irene Montero meterse de lleno a controlar su negocio, por ejemplo una pequeña tienda que vende placas para habitaciones infantiles porque no cumple con los criterios de igualdad que ellos entienden que deben de aplicarse hasta extremos insospechados?
Pues sí. El departamento de Igualdad, concretamente el Instituto de la Mujer, ha creado una especie de ‘policía social’ que, a través del Observatorio de la Imagen de las Mujeres, se dedican a enviar cartas a las empresas asegurando que han recibido denuncias, siempre anónimas para el receptorde la misiva, sobre incumplimientos en materia de igualdad.
Una de las primeras tiendas en recibir el ‘cariñoso’ aviso del Instituto de la Mujer ha sido un local radicado en San Sebastián de los Reyes (Madrid) por vender placas para esas habitaciones infantiles. El ‘problema, a juicio del área de Beatriz Gimeno, es que los mensajes resultan sexistas.
PERIODISTA DIGITAL 29 Jun 2020 - 10:00 CET
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