miércoles, 15 de julio de 2020

Estructura Biológica Hallada en Meteorito Marciano confirmaría de que hay vida en Marte

Investigadores descubrieron una estructura biologica ovalada dentro del meteorito Marciano Nakhla, que cayó a la Tierra en Egipto en el año de 1911.


La estructura, que es similar a una enorme célula, tiene unas 80 micras de largo por 60 micras de ancho según los investigadores, mucho más grande que la mayoría de las bacterias terrestres. El equipo de estudio afirma que el objeto es nativo de la muestra, y no el resultado de la contaminación terrestre.

Los científicos estudiaron la estructura utilizando varias técnicas diferentes, incluyendo la microscopía electrónica, el análisis de rayos X y la espectrometría de masas.

Este trabajo reveló que el ovoide está compuesto de una gran cantidad de material carbonoso complejo, llenando poros dendríticos y canales en la roca, semejante a los efectos de la acumulación bacteriana en rocas terrestres.




Al final, los investigadores analizaron una serie de posibles escenarios de formación en el nuevo estudio, llegando a la conclusión de que el ovoide probablemente se formó cuando los materiales de origen mineral llenaron parcialmente una vesícula preexistente, una burbuja de vapor por ejemplo, en la roca.

Pero esta suposición no descarta la posibilidad de que formas de vida marcianas tuvieran algo que ver con la estructura, dijo el lider principal del estudio, Elias Chatzitheodoridis, de la Universidad Técnica Nacional de Atenas en Grecia.

Nakhla es un meteorito bien estudiado, los científicos han detectado antes posibles signos de vida en Marte dentro de él, y las investigaciones previas han trazado su historia con cierto detalle. La roca madre de Nakhla aparentemente se cristalizó hace unos 1.300 millones de años, y luego experimentó dos eventos de choque que lo calentaron considerablemente. 

Finalmente, hace unos 10 millones de años, otro impacto liberó a Nakhla de Marte, enviándolo en un viaje en bucle por el espacio que terminó con su llegada a la Tierra en 1911.


Ya sea que el ovoide de Nakhla tenga o no alguna conexión con la vida marciana, el estudio del meteorito puede ayudar a los investigadores a entender mejor el potencial pasado (y tal vez el presente) del Planeta Rojo para sustentar la vida, dijo Chatzitheodoridis.

"En nuestro caso, es tal trabajo el que nos permitió ver a partir de un pequeño volumen de muestra una gran historia, es decir, que las aguas hidrotermales han actuado realmente también en los últimos períodos de la historia marciana, incluso si fueron causadas por un impacto de bólido, y que fueron capaces de iniciar una serie de procesos complicados que dieron lugar a la formación de entornos de nicho que pueden sostener la vida, si la vida surgiera en el planeta", finalizó Chatzitheodoridis.

Los meteoritos marcianos contienen información importante, y los últimos estudios han demostrado que ahora hay que mirarlos con más cuidado y con más detalle.

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