domingo, 30 de agosto de 2020

“Erdogan quieren entrar en la historia como la persona que ha finalizado la conquista de 1453”


Por INFOVATICANA | 27 agosto, 2020

(Le Figaro)- Un mes después de la reconversión de la Basílica Santa Sofía, Recep Tayyip Erdoğan ha firmado un decreto que le devuelve a la ex Basílica de San Salvador en Chora su estatuto de mezquita. A pesar de que el patrimonio cristiano de Estambul es muy admirado en todo el mundo, el presidente turco quiere ocultar el pasado preislámico de la ciudad, subraya el historiador Fabrice Monnier.

Hace un mes, la Basílica Santa Sofía de Constantinopla fue convertida en mezquita. El viernes pasado le tocó a la antigua iglesia bizantina de San Salvador en Chora, que ha sido devuelta al culto musulmán. Convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, fue transformada en museo después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué quiere demostrar Erdogan?

Ante todo, el presidente Erdogan es coherente con su visión de la historia y la marcha del tiempo: él cree en el triunfo del islam y actúa en consecuencia. Fue alcalde de Estambul y, dicho de paso, un alcalde eficaz y apreciado.

De nuevo, hace todo lo posible para acentuar el carácter musulmán de una ciudad que, para él, como también para muchos de sus correligionarios, nació a la civilización en 1453, cuando fue tomada por el sultán Mehmet II “el Conquistador”. Al reconvertir antiguas mezquitas, que en virtud de su rico pasado bizantino habían sido transformadas “indebidamente” en museos, satisface una antigua reivindicación islámica. 

El hecho que Santa Sofía y San Salvador en Chora hayan sido lugares de culto musulmán justifica plenamente su vuelta total al islam. Al corregir el error que fue su transformación en museo por parte de los kemalistas, entra en la historia como la persona que, de alguna manera, finaliza la conquista de 1453. La protesta internacional que suscita dicha decisión no afecta a este hombre de fe convencido de lo justo de su causa. Sin duda, irá más lejos en esta misma dirección en cuanto tenga otra ocasión.

¿Hay aún fieles cristianos en Estambul?

A pesar de la ausencia de estadísticas oficiales, podemos decir que quedan muy pocos, tal vez menos de cien mil para una población, en números redondos, de quince millones de habitantes. Suelen ser personas mayores poco inclines a hacerse notar. A escala de la “Gran Historia”, esta situación es inédita. 




Recordemos que en 1914, la mitad de la población de Estambul era cristiana. Los cristianos fueron expulsados o firmemente “invitados a irse” en razón de las tensiones políticas y étnicas. Se fueron en oleadas: en 1913-1914 (después de las guerras balcánicas); en 1923-1924 (después de la Guerra de Independencia turca); en 1974-1975 (después de la guerra civil chipriota). Detrás dejaron un rico patrimonio inmobiliario: casas y lugares de culto que, en algunos casos, se remontan a los primeros tiempos del cristianismo. 

La situación de este patrimonio está enredada a más no poder y da lugar a múltiples litigios, seguidos de cerca por los patriarcados greco-ortodoxo y armenio. Pero estas dos instituciones, agotadas, tienen cada vez más dificultades para actuar y, en el contexto de la crisis en el Mediterráneo oriental, sobre todo en virtud del brazo de hierro entre Ankara y Atenas, son poco escuchadas por las autoridades, que suelen verlas como agentes del extranjero.

Por consiguiente, el turismo en Estambul ¿está dirigido principalmente al patrimonio cristiano?

Naturalmente: al igual que al rico patrimonio arquitectónico otomano hecho de palacios, mezquitas, mercados cubiertos, los turistas europeos se interesan por el Imperio romano de Oriente del que Constantinopla, antiguo nombre de Estambul, fue la capital durante más de mil años (330-1453). En las altas esferas del Estado turco parece que este hecho discuta y enoja. 

Su deseo es ocultar lo más posible el pasado preislámico de la ciudad, demasiado visible y admirado. En una palabra, se trata de que se considere accesorio y secundario todo lo que está vinculado al patrimonio cristiano, realzando las riquezas vinculadas a la civilización turco-islámica y sus logros. Ciertamente, es indudable que el turismo europeo sufrirá un poco durante un tiempo, pero el turismo asiático permanecerá y aumentará.

¿Están protegidas las iglesias cristianas y ortodoxas? ¿Cuál es su situación jurídica?

Desde el punto de vista jurídico y patrimonial, las iglesias cristianas de Estambul y de otros lugares cercanos están “protegidas” por las disposiciones complejas y más o menos respetadas del tratado de Lausanne de 1923. Las que subsisten son más de un centenar. Para lo especial dependen de las comunidades rum (greco-ortodoxas), armenias y latinas con las correspondientes subdivisiones, como la que divide a los armenios en gregorianos y católicos.

 Entre los rums recordemos el increíble caso de la pseudocomunidad ortodoxa turca «Karamanli», un clan originario de Anatolia que se ha atribuido tres iglesias (y su patrimonio inmueble) con la protección de las autoridades turcas.

 Es una situación que perdura desde hace decenios, a pesar de las protestas del patriarcado… Observemos también que ciertas iglesias, de hecho, no están realmente guiadas por la comunidades de las que dependen oficialmente; en práctica son lugares de cultor de minorías no reconocidas, casi clandestinas, como los refugiados cristianos de lengua árabe (nestorianos, caldeos) de la región de Tour Abdin (Anatolia del sureste) que no están protegidos por las cláusulas del tratado de Lausanne. 

Víctimas del clima de violencia existente en las regiones donde viven, se instalan en Estambul y se mezclan con su población en espera de encontrar un punto de salida hacia Europa o América. El riesgo es que se conviertan en una fuente de tensión y de obstáculo con las autoridades en un futuro próximo… El tema del patrimonio religioso cristiano y su destino en una Estambul camino de transformarse en «Islambol» es amplio, apasionante y promete tener giros en un futuro cercano.

Publicado por Marine Carballet en Le Figaro.


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