ES POSIBLE QUE LAS EXPERIENCIAS REALES OVNI CAIGAN EN DESCRÉDITO POR UNA MALA ACTITUD DEL TESTIGO? AL MARGEN DE LA REALIDAD DEL CONTACTO Y SU MENSAJE DE ALTERNATIVA, MUCHAS VECES EL COMPORTAMIENTO DEL TESTIGO PUEDE PONER EN JAQUE LA IMPORTANCIA DE SUS AFIRMACIONES. NOS HALLAMOS ANTE UN TEMA MÁS QUE RESBALADIZO, EN DONDE LA DUDA, LAS CRÍTICAS DESMESURADAS Y OPINIONES PEREGRINAS SE DESLIZAN PERMANENTEMENTE. Y ES INEVITABLE QUE ELLO SEA ASÍ, YA QUE ESTAMOS ANTE UN HECHO CONTROVERTIDO, DISCUTIDO Y, AL MISMO TIEMPO, APASIONANTE. SIN EMBARGO, ELLO NO DEBE PERMITIR DEJAR DE LADO UNA VISIÓN CONSTRUCTIVA Y OBJETIVA SOBRE TODO EL PROCESO QUE INVOLUCRA ESTRECHAR LAZOS CON INTELIGENCIAS EXTRATERRESTRES.
A mi criterio, hay siete aspectos que se deben observar:
1. Ausencia de evidencias
Hablar de evidencias que respalden, o al menos, que otorguen el “beneficio de la duda” en torno a un testimonio de contacto extraterrestre, es muy difícil. Y no porque estas evidencias no existan, sino por el concepto que tenemos habitualmente de “evidencia”. De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, Evidencia es “la certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar”. Y me pregunto: ¿existe algo así dentro del fenómeno ovni? Para más de uno sí, pero la mayoría de los científicos contestará un no a boca jarro. Y no es de extrañarse, pues en ciencia aquello que no se puede repetir o estudiar detenidamente en el laboratorio, no es considerado como una verdad fuera de discusión.
Muchos investigadores han decidido reemplazar entonces el término “evidencia” por el de “indicio”, palabra que se entiende como un “fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro no percibido”. Al parecer, es una definición que se acerca más a la realidad del contactismo. Sin embargo, no todos los casos de contacto cuentan con un mínimo de posibles indicios o evidencias. Y ello despierta dudas en quienes se acercan al testimonio.
Uno de los aspectos más importantes dentro del contacto es la presencia adicional de otros testigos ―para muchos investigadores son más importantes que una filmación o una foto-grafía―, pues ellos podrían corroborar la experiencia o aportar datos complementarios sobre el fenómeno que se vivió. No obstante, la creciente aparición de contactados que no tienen testigos de sus experiencias o avistamientos, que no disponen de alguna fotografía, filmación o elemento adicional de apoyo, terminan convirtiendo su caso en un completo “acto de fe”. Debo decir que no cuestiono la posibilidad de casos reales ausentes de todos estos elementos, pero cuando se procura proyectar al público un testimonio, solitario y aislado, sin el más mínimo indicio de su posible veracidad, los investigadores y el público en general ―el más racional, fundamentalmente― dudarán.
A mi entender, si un presunto testigo de contacto está manteniendo una experiencia con civilizaciones no humanas a través del tiempo, es importante que procure contar con algún elemento de corroboración, y no para convencer a los demás de su contacto, sino por sentido común y responsabilidad. Aunque los seres que nos contactan tienen sus especiales consideraciones sobre las “pruebas” que pueden hacer llegar sobre el contacto establecido, si la experiencia es real y positiva, debe confirmarse por sí misma más allá del testimonio aislado.
En la actualidad, algunos testigos que practican el tan de moda “channeling” ―en donde se “incorpora” a una presunta entidad extraterrestre, que se comunica a través del individuo― basan la credibilidad de su contacto en la información. Generalmente, se trata de un solo testigo que canaliza a la supuesta entidad no humana, y al ser todo etéreo o telepático, cualquier manifestación física que despeje dudas se hallará al margen. Obviamente, esto no ocurre en todos los casos, ni con todos los canalizadores. Pero hay una tendencia a creer que un testigo de contacto sin indicios de su experiencia, pero con buena información, es suficiente. Como veremos en el segundo punto, aquello de la información también tiene sus traspiés.
2. Informaciones imprecisas y malas fuentes
Si una entidad superior, que se supone posee un nivel de consciencia algunos peldaños más arriba frente al ser humano, se “contradice” en sus mensajes, o éstos son sólo repe-ticiones exactas de otros recibidos, es probable de que nos encontremos ante uno de los males más comunes en el contactismo: los mentalismos. Un mentalismo es una “interferencia” del canal o testigo en el posible mensaje extraterrestre. Es decir, es más un mensaje del individuo ―o de su inconsciente―, que del supuesto extraterrestre.
Recuerdo que una vez circuló una presunta comunicación de extraterrestres en internet, que anunciaba el masivo avistamiento de una nave para el 14 de octubre de 2008 ―nunca ocurrió la aparición―. Más tarde, Bloossom Goodchild, la canalizadora australiana que difundió ese mensaje, reconoció que todo había sido una mentira. No obstante, otros grupos de canalizadores se vieron “influidos” por la carta de Goodchild, y empezaron a recibir mensajes de sus “fuentes extraterrestres” que confirmaban la llegada de “Alabama”, la presunta nave alienígena que todo el mundo vería. Estamos ante un asunto grave, pues de una pseudo-comunicación se terminó aglutinando a otros “canalizadores” que, mansos, cayeron en el mismo error. Y este escenario lo he visto repetirse en diversos grupos de contacto. El poder de la sugestión es tremendo.
Arriba: imagen tomada de un vídeo en donde Goodchild anunciaba la nave que nunca aparecería.
Muchas veces, las informaciones recibidas por entidades superiores pasa por el “filtro” cultural del contactado. Ello podría darle ciertos tintes al mensaje, sacándolo de contexto. Por ejemplo, si una persona creció en un ambiente cristiano, en un país donde la religión católica tiene mucho peso, no sería raro de que sus mensajes tengan términos que escuchó en su niñez, sea en la escuela o en la Iglesia, o que éstos se refieran reiteradamente a Jesús. Este tema lo veremos más adelante.
Las malas fuentes constituyen otro virus dentro del contactismo que involucra, también, a los mismísimos investigadores. Y lo peor de todo: es un virus casi inevitable por la gran cantidad de información que circula y que muchas veces oculta su dudosa procedencia. Más de un testigo de contacto ―y aquí me incluyo― ha decidido ir más allá de su experiencia e investigar todo lo que rodea el fenómeno de los ovnis. Estas informaciones complementarias ayudan a enmarcar la experiencia con los “no identificados”. Pero, ¿qué sucede cuando se cita una información que está probada se trata de un fraude?
Más de un contactado ―e investigador― defendió la famosa “autopsia de Roswell” como la evidencia definitiva de que los extraterrestres existían. A pesar de que desde un principio se sospechaba de un montaje, muchos defendieron a capa y espada la prueba, un film en blanco y negro presuntamente videograbado en una base militar secreta en Nuevo México. Cuando Ray Santilli, el “descubridor” de esos perdidos rollos de 16mm de la US Air Force, reconoció que la autopsia había sido un “muñeco”, la controversia no hizo más que levantarse. Igual ocurre con algunas imágenes de los crop circles, que muestran ovnis trazando las figuras y supuestamente, en realidad, esas filmaciones habrían sido creadas en programas 3D de computadora, timando a más de un estudioso de los ovnis.
Si bien es cierto, existen campañas muy bien urdidas para desacreditar el fenómeno de los ovnis, también hay que reconocer que, en más de una ocasión, por no ser preciso con las fuentes, profundo con la investigación, y objetivo con las posibles evidencias, uno peca de ligerezas. Ligerezas que terminan creando un marco de duda en torno al contactado o al investigador.
Arriba: fotograma de la autopsia de Roswell. El presunto extraterrestre, en realidad, era un muñeco.
Personalmente, pienso que hay un expediente abierto con los crop circles ―al margen de algunos fraudulentos―, con el caso Roswell, las construcciones de Marte y otros enigmas, pero hay que mirar bajo lupa las cosas por separado y, al mismo tiempo, en su contexto. Si se va a investigar, hay que ser riguroso con las fuentes y actualizar siempre la información.
3. Organizaciones sectarias
No hace falta que me explaye mucho en este punto. La formación se sectas en torno a un mensaje extraterrestre es un hecho común cuando se agrupan numerosas personas. Desde luego, el término “secta” suena muy fuerte, pero en su acepción literal se ajusta a la mayoría de organizaciones contactistas. El significado de secta es “conjunto de seguidores de un parcialidad religiosa o ideológica”. Si nos apegamos a la definición, ni siquiera la Iglesia Católica escapa. Pero todo es diferente cuando la secta en cuestión es considerada “peligrosa”, y ello puede darse así por diversos factores. Uno de ellos, son los líderes y la dependencia de sus seguidores.
Un ejemplo claro lo hallamos en la persona de Marshall “Bo” Applewhite, líder de la secta contactista “Heaven´s Gate”. Él y sus seguidores se suicidaron en California en 1997 esperando ser “llevados” a una nave extraterrestre oculta en la cola del cometa Hale-Bopp.
Arriba: el controvertido líder de la secta “Heaven´s Gate”
Cuando se crean grandes grupos humanos que siguen un ideal, objetivo o conjunto de principios, la mayoría de las expectativas se centran, consciente o inconscientemente, en la cabeza de la agrupación. Al margen de que esa organización sea visible ―si hay cargos jerárquicos, grados o funciones―, o invisible ―supuestamente no hay estructura, pero existe sutilmente en la práctica―, tarde o temprano ésta puede alejarse del mensaje y devenir en confusión. Usualmente todo se centra en el líder y se genera un lazo de dependencia que podría conducir, en muchos casos, al siguiente punto que tocaremos a continuación: el “religioso”. Aunque el líder argumente en su discurso que es uno más y que promueve el trabajo en equipo, lo que en realidad genera la dependencia no son sus palabras, sino la forma en que se conduce como cabeza de grupo. Hay buenos y malos liderazgos en todas las organizaciones humanas. Pero todo aquel que procure mantener un grupo girando en torno a sí mismo, está condenando a los miembros de la organización a que sean sus eternos “discípulos”.
También resulta complicada la interacción humana al interior de un grupo, más aún si es de contacto extraterrestre. Malos entendidos, cuestionamientos, divisiones, posturas, es propio de la experiencia humana en organizaciónes, aunque más visible y, hasta a veces, desagradable, en grupos contactistas o espirituales. Lo ideal es fomentar la ausencia de estructuras, sean éstas visibles o “invisibles”, alentar la comunicación y el real trabajo en equipo de la mano de una visión autocrítica y responsable.
4. Contactismo religioso
Y esto es tan peligroso como lo anterior. Y quizá más.
Estoy convencido de la realidad de un mensaje espiritual, positivo, de alternativa y esperanza tras la cortina del fenómeno ovni. Pero ello está muy lejos de posturas desmesuradamente místicas que mezclan el contacto extraterrestre con expectativas religiosas o actos de fe. Para ir al grano, he visto gente vestirse de blanco y “rezarle” a los extraterrestres. He escuchado afirmar que Jesús es uno de “ellos”, y que viaja en ovni. También he visto gente pedir a los seres de las estrellas favores espirituales o protección, como si fuesen ángeles y no cosmonautas de otros mundos. Al margen de que estos seres puedan ejercer algún tipo de influencia positiva en torno a algunos testigos, y de la incuestionable importancia de grandes seres como Jesús en el Plan Cósmico, todo lo que cité anteriormente resulta demasiado.
Arriba: Claude Vorilhon, el líder del movimiento raeliano, un polémico grupo de origen francés de tendencias religiosas en torno a los extraterrestres. En muchos países europeos es considerado “secta peligrosa”:http://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/15/sociedad/1126785994.hml
Por otro lado, en las agrupaciones contactistas, muchas veces el líder ―generalmente el testigo original del contacto o el único canal―, se transforma en un profeta, al que se le consulta cosas personales o se le pide consejo para todo lo imaginable. Por si esto fuera poco, la confusión llega a tal punto que el líder termina “apareciendo” en sueños ante los miembros de la organización, quienes reciben mensajes espirituales de él. Ello no ocurre por una habilidad psíquica del líder, sino que los seguidores proyectan en sueños su fe. Entonces se empieza a considerar especial al líder. Deja de ser un testigo. Estar con él es casi como estar con los seres del espacio.
Cuando se pierde la objetividad, estas y otras cosas pueden suceder, afectando profundamente la credibilidad de una experiencia de contacto extraterrestre. El factor cultural y religioso previo de una persona influye también en todo esto. La recomendación es observar el contacto y vivirlo desde una perspectiva amplia que no esté condicionada por nuestro sistema de creencias o necesidades espirituales. Un contacto real está más allá de todo eso. El “fenómeno ovni” escapa a nuestro marco cultural y religioso. Su mala interpretación podría generar nuevas doctrinas. No en vano ―aunque esto suene controvertido― no pocos estudiosos argumentan que más de una religión se formó por una posible visita extraterrestre en el pasado al interpretarse equivocadamente la experiencia, que, con el transcurrir del tiempo, enterró el mensaje original. Sin ir muy lejos, Asthar Sheran, una presunta entidad extraterrestre que contactó con Eugenio Siracusa en Italia, en 1962, se convirtió en la actualidad en una suerte de “Maestro Acendido”.
Incluso, recientemente, Antarel, el ser extraterrestre que está en contacto con nosotros desde hace décadas, ha sido “copiado” por alguna persona, que se presenta con el mismísimo nombre del extraterrestre ―como una suerte de guía místico― confundiendo la verdadera naturaleza de estas experiencias. Hay que tener mucho cuidado.
5. Los ovnis y el dinero
Este es otro aspecto controvertido dentro de la difusión del fenómeno ovni, se trate de un testigo de contacto o investigador: un difusor de estos temas que cobre dinero por sus conferencias o sus libros sobre los ovnis, es un timador o embaucador.
Obviamente, es una generalización injusta. Montar una conferencia en un auditorio, publicar un libro, o desplazarse entre numerosos países para difundir estos temas, involucra un costo que de alguna forma se debe recuperar. Pero entiendo las críticas.
Lamentablemente, hay muchos casos en que se cobran cantidades exorbitantes por presenciar una canalización de supuestas entidades cósmicas ―y se puede pagar con tarjeta de crédito―, o consultas personales con el contactado que brinda consejos, previo pago de otra cantidad importante de dinero. Todo esto ha confundido las cosas y ha hecho que más de un crítico ponga a todos en “el mismo saco”.
Y esto también pasa, increíblemente, con los investigadores.
Si un periodista escribe sobre fútbol, política o la guerra de Irak, está haciendo su trabajo. Pero si el mismo investigador escribe sobre los ovnis, y da una conferencia sobre ello, se le acusa de estar “lucrando con mentiras”. No exagero. Y ello habla de un preconcepto cultural en donde los fenómenos “no-humanos” no pueden ir de la mano de la vida material. Ser investigador de ovnis, o escribir sobre parapsicología, o hablar de la Atlántida, no es serio. Afortunadamente esto ha cambiado en los últimos años, también debido a que se dispone de mayor información. Pero no deja de ser una advertencia. Insisto: la esencia de este problema se encuentra en la actitud y la honestidad de la persona. Es verdad que hay gente que ha aprovechado el fenómeno ovni para montar un negocio. Pero también es cierto que hay otras personas que procuramos hacer lo mejor de nosotros y llegar a un público mayor a nivel mundial. Nunca hay que perder el camino. La recomendación es saber conducirse con transparencia y equilibrio.
6. El ego
Otro fantasma que planea sobre cada testigo de contacto. Y más aún si le rodea un grupo grande de personas, o si tiene seguidores. Ya hablé algo sobre ello líneas atrás.
Si se trata de un grupo en donde es el único canal o testigo de la experiencia, las probabilidades de que se le suba el “humo a la cabeza”, son mayores. Si logró cierto reconocimiento, ya sea por sus libros, entrevistas en televisión, viajes a diversos países para dar conferencias, entre otras situaciones, podría terminar asumiendo un “personaje” frente a toda la gente que espera cosas de él. Y es que todos, en algún momento de nuestra vida, creemos ser importantes por nuestros “logros”. Cada testigo potencial de contacto tiene un ego ―me incluyo, obviamente― que debe trabajar para no creer que es el protagonista de la experiencia. En realidad, ¡la experiencia y su enseñanza son las protagonistas!
El contactado es solo circunstancial, es el mensaje el que permanece. Y aunque el propio testigo reconozca todo esto, a veces sus acciones le contradicen, como el hecho de subestimar otras experiencias de contacto, y sólo tener en cuenta lo que hizo, vivió, escribió o investigó, omitiendo inclusive detalles de su experiencia al lado de otros pues esa situación podría quitarle protagonismo. También hay casos donde uno se confunde y se proclama “mensajero exclusivo” de alguna entidad extraterrestre… A lo largo de estos años he conocido, por lo menos, a cuatro “discípulos de cristo” encarnados, y que ahora son testigos de contacto. Considero la reencarnación, pero de allí a seguir “viviendo” una supuesta vida pasada, es un delirio. Esto lo he experimentado, sobretodo, en los Congresos Ovni donde he sido invitado. Es otra de las situaciones que terminan quitando credibilidad al tema. Podría añadir muchas cosas más, pero todo se resume en ser ejemplo de lo que se dice.
Pienso que debemos observarnos detenidamente para mejorar, primero que todo, como personas. El hecho de haber vivido experiencias extraordinarias no nos hace especiales, ni nos pone por encima de nadie. Si alguien lo está empezando a considerar, se halla en un grave error. Entre más se viva, se aprenda, o se “logre” en la difusión del testimonio de contacto, más humilde se debería ser. Pero una humildad sincera, que escape al discurso y la diplomacia para dar una “buena imagen”. Hablo de ser tal como uno es, sin mascaras o actitudes que creamos. La mayor fuerza del testimonio de contacto es la honestidad.
Desde un principio he intentado mostrarme como soy en todos los ámbitos. Tuve entrevistas en medios de comunicación con astrónomos, físicos nucleares, pilotos de guerra, periodistas escépticos, hasta un improvisado análisis de un psiquiátra chileno ⎯que, afortunadamente, dijo que no estaba loco⎯, y la oración de un exorcista del Vaticano que se escandalizó cuando me escuchó hablar en un programa de Tv en Miami sobre extraterrestres ⎯afortunadamente, dijo que no estaba “endemoniado”⎯. En todo este tiempo aprendí que cometeremos errores por intentar “hacer”, pero nunca debemos dejar de ser transparentes, ser nosotros mismos, por he allí la clave de la proyección de un mensaje hacia los demás.
7. Catastrofismo
Más de un testigo de contacto ha señalado el fin del mundo, o un cambio drástico para la humanidad en una fecha determinada. El problema no es sólo si ocurrió o no, sino la dramatización del mensaje, que en su naturaleza no es debería ser catastrofista o apocalíptico, sino de alternativa.
Soy un convencido de que las profecías son advertencias para corregir. Pero el miedo, o la pésima interpretación de los mensajes recibidos, podrían conducirnos a esgrimir advertencias terribles que no tienen el más mínimo sustento. Lo he visto, por ejemplo, con el año 2012 y la supuesta extinción de la humanidad o el salto a la cuarta dimensión. Un mensaje de seres superiores no tiene porqué estar insistiendo con el fin de la humanidad para una fecha. Todo en el Universo son posibilidades, y tenemos un libre albedrío que puede interactuar dentro de esa “matrix” que fue diseñada para la experiencia humana. Las fechas del fin del mundo ha sido un mal que se ha repetido en famosos testigos de contacto. No se puede caer en el mismo error.
Si seres superiores entregan un mensaje que involucra un evento difícil para la humanidad, otorgan esa información como “posibilidad” y siempre con margen de que se revierta, pues he allí el mensaje de su comunicación. Yo he vivido esto cuando hablé de un incidente en Nueva York y su relación con un conflicto posterior en Irak, tal como se desprendió de la experiencia en Celea, y todo esto antes de que se diera el atentado en las Torres Gemelas. Lo mencioné en medios de Estados Unidos. Entre los testigos de esas entrevistas figura Renán Armendáriz Coello, en ese momento el locutor de radio más escuchado del país, que me llevó a su programa de radio de Los Ángeles para hablar del tema. Fue un golpe tremendo que no se haya podido evitar el 11S. Pero también en ese año mencioné que en agosto de 2007 podría desencadenarse una importante tensión bélica con China, situación que, gracias al trabajo de mucha gente comprometida con el mensaje, no prosperó llegada esa fecha (a pesar de la tensión que vivió China, Irán y Rusia con la OTAN en ese momento). En otras palabras, los seres que nos contactan quieren que nos hagamos responsables de nuestro futuro, y que co-creemos nuestra propia realidad favoreciendo circunstancias positivas y polarizando aquellas que se insinúan indóciles para la raza humana.
El catastrofismo no es un mensaje que ayude a evolucionar a las personas. Todo cambio basado en el miedo no es genuino. El cambio real se basa en el amor y en la consciencia.
He resumido en estos siete puntos las cosas que todos los difusores de esa “otra realidad” debemos equilibrar. Ninguno está libre de cometer estos errores. Por ello es siempre imperante no perder el sentido común.
Fuente: Legado Cosmico