martes, 12 de mayo de 2020

Sánchez Vuelve a Mentir: dijo que el PIB Bajará un «9,2 %» pero en los datos enviados a Bruselas dan un 14,3%

CRISIS DEL CORONAVIRUS

La previsión aparece en la actualización del Programa de Estabilidad enviado a la UE, en un cuadro que toma como base de los cálculos de caída del PIB las cifras del año 2015






12/05/2020 06:46

El Gobierno sabe, y lo oculta, que la caída del PIB será muy superior al 9,2% este año. La actualización del Programa de Estabilidad remitida a Bruselas incluye todo un repertorio de cuadros elaborados por la Dirección General de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Economía donde se desvela la realidad de nuestra caída económica. La caída será, según sus propias indicaciones, superior al 14%, cinco puntos peor que la admitida por el Gobierno de Pedro Sánchez.





En rueda de prensa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a mentir a los españoles, asegurando que «conocemos ya con bastante aproximación el impacto de la crisis que va a reducir este año más de un 9% de nuestra capacidad productiva y cientos de miles de puestos de trabajo que se van a destruir». Sin embargo, sabe que los datos enviados a Bruselas esconden un recorte todavía mayor.

El cuadro en cuestión aparece en la página 34 del Programa de Estabilidad enviado a la UE. Un cuadro que toma como base de los cálculos de caída del PIB las cifras del año 2015. Y, a partir de ese año calcula las caídas y recuperaciones estimadas.
Cuadro que aparece en la página 34 del Programa de Estabilidad enviado por España a la UE

La consultora Freemarket ha tomado el gráfico y ha buscado las referencias en volumen del PIB a las que alude el propio cuadro. Y el resultado, tomando las propias indicaciones de la Dirección General de Análisis Macroeconómico, no es una caída del 9,2% del PIB, sino del 14,36%.

La consultora señala que el Programa de Estabilidad 2020 «vuelve a reproducir todas las medidas introducidas o anunciadas por el Gabinete en el Plan Nacional de Reformas e incorpora el cuadro de sus previsiones macroeconómicas para los ejercicios 2020 y 2021. 

A efectos de comprender éstas, resulta muy ilustrativo contemplar el siguiente gráfico en el que se dibuja de forma estilizada la trayectoria del PIB planteada por el Gabinete, a la que define con la novedosa terminología de una V Asimétrica».

El propio departamento técnico del Ministerio de Economía de Nadia Calviño señala que toma, como base de los cálculos un valor estable: «El año 2015 = 100». A partir de esa base 100 calcula al alza y a la baja sus propias previsiones: las subidas asignándoles valores superiores a 100, y las bajadas, con valores inferiores a 100. Esta técnica se usa en la inmensa mayoría de cálculos económicos.

«Como se puede observar, el Gobierno asume una fuerte caída del PIB en el II Trimestre de 2020 seguida por una rápida y vigorosa recuperación en los dos siguientes para mantener una suave tendencia alcista a lo largo de todo el ejercicio 2021. 

En este sentido cabe observar que la proyección del Gobierno que califica como V Asimétrica no lo es puesto que en ningún momento alcanza el nivel de PIB previo a la crisis y se mantiene al final del periodo proyectado en 2,7 puntos menos de PIB», destaca la consultora.

En otras palabras, no se concreta, ni siquiera se insinúa, en qué año o en qué trimestre el Gobierno de Pedro Sánchez piensa que se logrará superar la crisis. La consultora explica la realidad que reflejan los cuadros incluidos en el estudio: «En el cuadro se reflejan los datos de Contabilidad Nacional del primer trimestre de 2020 tanto en millones de euros como en el número índice que se le asigna en el gráfico del Gobierno con referencia al valor 100 = 2015».

Así, «los trimestres posteriores corresponden a los puntos que se les asigna en el gráfico gubernamental que se han traducido en millones de euros. La suma de todos ellos equivale a un PIB total a finales de este año de 1.066.500 millones de euros frente a los 1.245.331 con los que se cerró 2019».

Esto significa que, «de acuerdo, con la propia metodología empleada por el Gobierno y utilizando sus propias proyecciones, la caída del PIB en 2020 sería del 14,36 por 100 frente al 9,2 por 100 previsto por el Ejecutivo en el cuadro de Perspectivas macroeconómicas del Plan de Estabilidad».


lunes, 11 de mayo de 2020

Kuhikugu: el Secreto Tolteca del Coronel Fawcett

Un coronel, arqueólogo y explorador inglés, durante el primer cuarto del siglo pasado, habría llegado a una asombrosa conclusión que une a los toltecas con misteriosas civilizaciones en el Amazonas. Este es uno de esos artículos que uno escribe con especial deleite. 


Toda redacción tiene (debería tener) el placer de la autolectura; pero no podrán negarme que hay temas más epicúreos para cada escritor. 

Y la exploración, la búsqueda de civilizaciones desaparecidas es para un servidor, precisamente, una delikatessen literaria. 

No tendría quizás que justificarme, peor permítanme señalar, cuando menos, que el título convoca los manes de la fantasía: selva, exploradores desaparecidos, culturas apenas entrevistas entre bastidores de la historia, manuscritos olvidados, fotografías intrigantes y ecos antediluvianos. 

No abundaré aquí en aspectos biográficos del teniente coronel Percy Fawcett, primero porque son fácilmente accesibles en Internet y en segundo lugar porque vale remitirse a otros investigadores que han profundizado seriamente en este rico personaje. 





Recordado sobre todo por su obsesión en hallar lo que llamó «la ciudad perdida de Z», en cuya búsqueda desapareció junto a su hijo Jack, su primogénito y Raleigh Rimell, amigo de la infancia de este último en 1925, se pierde generalmente de vista que no se trató de un aventurero irresponsable y ególatra lanzado a una expedición insensata sino un hombre metódico, profundo conocedor de los territorios que exploraba, con enorme experiencia y formación —a estos fines— teórica y práctica. 

Efectivamente, Fawcett, además de haber servido en distintos destinos en el mundo del entonces Imperio Británico, tenía una sólida formación como cartógrafo, razón por la cual la Real Sociedad Geográfica le encomienda la delicada misión de mapear territorios prácticamente inexplorados en los lindes de Bolivia y Brasil para resolver litigios limítrofes pendientes. 

Así, lo que actualmente es en Bolivia los estados de Pando, Beni y Santa Cruz y del lado brasileño. Mato Grosso y Rondónia los recorrió en sucesivas expediciones: 1906-07; 1907-08; 1910; 1911, 1913-14 (en que el comienzo de la Primera Guerra Mundial lo llamó a servir en las filas); 1921 y finalmente la trágica y final de 1925. 

Percival Harrison Fawcett, más conocido como Percy Fawcett, fue un teniente coronel, arqueólogo y explorador inglés.

 En el año 1940, el hijo menor, Brian, comienza a revisar unos baúles con apuntes y manuscritos en poder de su madre y encuentra entre ellos lo que sería el cuerpo central de un libro al que le agregaría una introducción y un epílogo y sería presentado al público en el año 1953 bajo el título Exploración Fawcett.

 En el mismo podemos leer, guiados por el pensamiento del malogrado explorador, no solamente el detalle del derrotero de sus primeras expediciones sino también las argumentaciones sobre las que estructura su convicción de la existencia de una civilización perdida en el Amazonas y la ubicación de la ciudad de Z (que llama así porque, al tratarse de la última letra del alfabeto, simbolizaba el «fin último» de su búsqueda). 

El punto es que durante el resto del siglo XX y ya entrado el XXI, los escépticos académicos sostuvieron que habían perdido la vida inútilmente persiguiendo una quimera, y los románticos soñaban —o deseaban— que los primeros estuvieran equivocados. 

Aclaremos desde el vamos un detalle: existe la presunción que Fawcett tenía como únicas «evidencias» de su búsqueda el hoy famoso Manuscrito 512 y la estatuilla de basalto que le regalara otro gran personaje, el escritor victoriano H. Rider Haggard, y que presuntamente sería procedente de la región de «Z» y mostraría a un personaje «atlante». Nada más lejos de la verdad. 

Primera página del llamado ‘Manuscrito 512’. 

Cualquiera que haya estudiado en detalle el libro de Fawcett, estando de acuerdo o no con sus conclusiones, no puede negar que existe todo un background de testimonios, rastros literarios y arqueológicos, estudios cruzados. 

Pero jugó en su contra el lado «místico» de nuestro protagonista. Faceta que existió y de la que no hay que avergonzarse, por más que en el mundillo académico de entonces —y aún en el de hoy— sirva para desacreditar. 

Siempre dije que es muy interesante y sugestivo observar que a nadie parece preocuparle que un científico cualquiera sea, por ejemplo, católico. 

Pero, de pronto, si es budista, o masón, o Hare Khrisna, su creencia, que de ser clásica sería respetable y aceptable, pasa a ser señal de desconfianza. 

Estatuilla que Haggard habría obsequiado a Fawcett. 

Fawcett era vegetariano, budista y teósofo. 

Muy teósofo, en tiempos en que, además, la Teosofía estaba en su apogeo social. 

El hermano de Fawcett, Edward, de hecho, fue colaborador directo del Coronel Olcott, un nombre que puede resultar desconocido para el gran público pero que para cualquier interesado en la Teosofía resaltará como uno de los colaboradores más cercanos y, literalmente, guardaespaldas personal de Helena Blavatsky. 

Y mientras Percival —Percy— Fawcett tenía amistad personal no solamente con Haggard, como hemos visto, sino también con Sir Arthur Conan Doyle (quien siempre reconoció que el impacto que le produjeron las conferencias del explorador lo llevaron a escribir su famosa novela El mundo perdido), Edward trabó amistad con una serie de personajes poco conocidos pero muy interesantes: el inglés Stacy Judd, el norteamericano John Lloyd Stephens y T. A. Williard, arqueólogos amateurs que recorrieron especialmente las selvas centroamericanas en busca de sitios arqueológicos desconocidos.

 Pero estos tres sujetos fueron amigos, o estuvieron en contacto, con alguien muy interesante (¿podré seguir usando el adjetivo «interesante» son correr el riesgo de aburrida redundancia?. ¡Es que se trata de una colección de individuos realmente…. Interesantes!): Teobert Maler. 

Y al llegar a éste, debemos detenernos. Teobert Maler, explorador italo-austro-alemán, fue un reputado mayista que dedicó su vida al descubrimiento y documentación de las ruinas de la cultura maya. 


Nacido italiano pero desde muy joven nacionalizado austríaco, Maler, deseoso de aventuras, marchó con las tropas francesas que pusieron en el poder de la nación americana al «emperador» Maximiliano (hasta su derrocamiento y ejecución). 

Maler decidió permanecer en el continente americano, y dedicó el resto de su vida a la fotografía arqueológica (de hecho, vivió en Mérida hasta el final de sus días). 

Excepto por un par de viajes a Europa (donde, debemos señalarlo, Maler dona —siendo una persona sumamente desprendida y generosa— mucho material arqueológico a instituciones alemanas, parte sobre el cual regresaremos). Es muy importante traerla a colación —en el contexto de este artículo— porque Maler fue el autor de una fotografía que es conocida simplemente como «el friso atlante». 

En algún lugar de Yucatán, descubre y fotografía la imagen que se ha hecho popular: aparentemente un sacerdote huye remando en una canoa en un mar embravecido, mientras a su alrededor se ahoga una persona, un volcán en erupción emerge de las aguas y una pirámide o templo se desploma. 

«Demasiado bueno para ser cierto», dicen los negacionistas, sumado al hecho que el friso ha desaparecido. 

El conocido «friso atlante» de Maler. 

En primer lugar, no queda ninguna duda que la foto es de Maler. En segundo lugar, se trata de un personaje cada decenio más respetado en el ámbito de la ciencia arqueológica. 

No solamente su trabajo preservó registro de monumentos que han desaparecido (como la estela gigantesca de Dzékahbtún), sino que realizó una verdadera «acción social» justipreciando a las etnias locales y su legado cultural. 

Cité anteriormente que Maler donó a instituciones europeas material arqueológico: de hecho, supo extraer restos de esa naturaleza, como el mismísimo friso atlante, y llevarlo a Alemania donde lo entregaba, sin costo alguno, a diversas entidades. 

Esta acción, que hoy sería catalogada como «expoliación» (y se estaría en lo correcto) era sin embargo muy común en ese entonces, y antes de apresurados juicios morales deberíamos detenernos a contextualizar en su época.

 El friso «atlante» habría sido, entonces, donado al Instituto Íbero Americano Berlinés (que aún existe) pero fue destruido durante los bombardeos aliados hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. 

Aquí me detengo y me pregunto, sólo para especular (ya que no tengo otras evidencias de lo que voy a escribir a continuación): ¿realmente fue destruido y desapareció? 

Por cierto, se trata de una evidencia tan contundente —de admitirse su realidad—, tan irrefutable, que pondría de cabeza el andamiaje no sólo de la arqueología sino prácticamente de lo que sabemos (o creemos saber) de la historia de la Humanidad. 

¿Y si la pieza hubiera sido discretamente ocultada, hoy quizás en poder de «poderes en las sombras»? 

Una foto siempre será discutible. Una evidencia arqueológica, susceptible de estudiarse, no. Pero —insisto en el punto— la credibilidad de esta fotografía está dada por la credibilidad de Maler mismo, algo que con tomarse un tiempo de breve investigación resulta irrebatible. 





Y entonces podemos establecer un hilo conductor, quizás aunque más no fuere de referencias indirectas y comentarios, que podría haber llevado a oídos (si no a ojos) de Fawcett el hallazgo de Maler, algo que para el británico consolidaría la certeza de sus ideas. 

Porque cuando uno se sumerge en la lectura de Expedición Fawcett, descubre el relato de la hipótesis detrás del explorador. 

Tentado estuve de aprovechar la paciencia del lector para reproducir, aquí, largos párrafos de ese texto, tentación a la que no cedí pensando en el eventual aburrimiento de otros; les encomio, entonces, a buscarlo y abocarse a él. 

Pero, sucintamente, permítaseme decir que Fawcett estaba convencido que Sudamérica o, especialmente, lo que hoy llamamos «Brasil» habría sido en un arcaico pasado un conjunto de grandes islas primigenias, unificadas en un solo continente emergente luego de una catástrofe, nunca mejor dicho, antediluviana. 

Al revés de muchas teorías cosmogónicas, que hablan de ciertas islas como restos supérstite de antiguos continentes sumergidos, Fawcett proponía lo contrario: el hundimiento de ciertas regiones habría provocado la emergencia de otras que se habrían consolidado en un único continente, la actual América del Sur. 

Cerámicas de la Isla de Marajó. 

Pensemos en el impacto emocional que esas evidencias que estamos enlistando habrían provocado en un Fawcett teósofo (donde se sabe la importancia dogmática de teorías de continentes sumergidos como Mu o Lemuria). 

Pero no estaba solo en sus reflexiones: años después de él, el naturalista danés Peter William Lund afirmaría que «Brasil debe considerarse el resto de un antiguo continente hoy desaparecido», mientras que el amazonista Jorge Huxley sostenía la identidad que la cerámica hallada en la Isla de Marajó, en la desembocadura atlántica del Amazonas, tenía con la cerámica de Palenque o el sitio arqueológico de La Altura, en Venezuela. 

Regresaremos, luego, con la isla de Marajó pues no hemos acabado con ella.

La civilización Kuhikugu En 2008, la prestigiosa revista científica Scientific American publicó un artículo redactado por David Biello (editor asociado) bajo el título Antigua amazonía realmente altamente Urbanizada, en la cual resumía las investigaciones del antropólogo Michael Heckenberger —publicadas, a su vez, en Science— en donde exponía las conclusiones de años de investigación que demostraban que en el estado brasileño de Mato Grosso, especialmente en proximidades del Alto Xingú , se habrían descubierto 28 «ciudades», pueblos y aldeas que habrían sostenido una población de unas 50.000 personas. 

No se trataba de «Z», ni de templos y viviendas de piedra, sino de espacios urbanos donde lógicamente se había aprovechado al máximo los recursos naturales del lugar: árboles y tierra.

 Lo hallado fueron evidencias de zanjas, circulares en la mayoría de los casos, cuadrangulares en otros, de unos tres metros que supieron tener de profundidad y diez de ancho, redescubiertas porque la lamentable deforestación habría dejado al descubierto, observable en ocasiones desde aeronaves y en otras desde tierra, de las evidencias de esas construcciones. 

Estamos ante grandes conglomerados sedentarios, construidos entre el año 400 y 1.400 de nuestra era, rodeados por esas zanjas y empalizadas de madera. 

A su vez, estos pueblos estaban comunicados entre sí por canales navegables, rectilíneos, donde canoas llevaban y traían mercaderías (volveremos enseguida sobre este detalle), y caminos que cortaban la selva también de manera rectilínea. 

De estos «caminos» supe ver evidencias en lo profundo del Paraguay hace ya años, y me comentaban los lugareños que «los antiguos» procedían de la siguiente forma: talaban la selva en sentido y ancho de donde querían establecer la vía de comunicación. 

Dado que la vegetación, en esas latitudes, tarda pocas semanas en hacer desaparecer todo vestigio de haber sido destazada en algún momento, lo que hacía era sembrar, en esos espacios despejados, un tipo de pastizal llamado «paja brava», que crece hasta unos 50 o 60 centímetros de altura. 

Grueso, áspero, literalmente mata todo brote, toda extensión de la vegetación selvática que tratara de ganar el espacio anterior, con lo cual décadas y hasta siglos después era posible seguir observando evidencias de donde pasaban estas «carreteras en la selva».

 La «cultura Kuhikugu» (nombre que se ha dado a este todavía tan poco conocido horizonte cultural tomando el nombre de los relatos orales de los «kuikuros», etnia local que ya merecerá toda nuestra atención, y que se consideran herederos de esos ancestrales pobladores) compartía la particularidad que todas las aldeas y ciudadelas tenían una carretera principal que corría de noreste a suroeste a lo largo del eje del Solsticio de Verano y se disponían a un promedio de cinco kilómetros unas de otras. 

Y, finalmente, se supone que desaparecieron sus habitantes exterminados por las enfermedades que se extendieron por el subcontinente más rápidamente que los feroces y salvajes conquistadores, al punto que luego la selva recuperó sus espacios naturales. 

Restos humanos en un depósito calcáreo; de los escasísimos enterratorios kuikugu hallados. 

Estos espacios descritos quizás no serán suficientes, a ojos del lector crítico, para justificar el sueño de Fawcett; sin embargo, es apenas la parte emergente de una trama muy cerrada y extensa de historias civilizatorias sobre las que apenas —acudo a la metáfora blavatskyana— estamos levantando un extremo de velo. 

Porque si nos dirigimos un poco más al oeste, más precisamente en buena parte del estado de Beni en Bolivia y algo de Rondónia en Brasil, encontramos los llamados «Llanos de Mojos». 

Los «Moxos» (o los «Musus», como los encontramos denominados en escritos ya del siglo XVI) son asiento de otro misterio ya conocido de más antaño pero hasta ahora desconsiderado: las «lomas».

 ¿Qué son las mismas? 

Pues montículos absolutamente artificiales. Muchos, de tierra acarreada y apisonada; otros muchos, de ladrillos y bloques de adobe cubiertos de tierra. ¿Dimensiones?: algunos, los más grandes, llegan a los 20 metros de altura, por cien o ciento cincuenta metros de lado. 

Más aún: sobre esas plataformas en muchos casos se levantan terrazas, muros, empalizadas y verdaderas pirámides truncadas. ¿Ubicación?: unos 20 cerca de la ciudad de Trinidad; unos 380 alrededor de la población llamada Casarabe (llamada así porque entre fines del siglo XVIII y principios del XIX comenzaron a radicarse muchos inmigrantes de origen libanés y sirio, con lo cual se le llamaba coloquialmente la «casa árabe», que devino en el toponímico de referencia), y en toda la región mencionada… ¡se estiman unos 20.000! 

En un interesantísimo estudio disponible en Internet, bajo el título A la sombra de los Andes. Arquitectura monumental en los Llanos de Mojos, los arqueólogos Carla Jaimes Betancourt y Heiko Prümers desarrollan un completo estudio sobre estos «montículos», señalando, muy acertadamente, que si estuvieran en Perú serían reconocidos como «huacas» o «pirámides truncadas» (esto, para contrarrestar la tendencia descalificadora con que la mirada de los lugareños —y también las autoridades zonales— contemplan estas ruinas). 

Pero además de su revalorización, estos profesionales ilustran sobre aspectos apasionantes. En efecto, aquí también tenemos Caminos Elevados, terraplenados, que comunican entre sí los montículos. 

Ahora bien; en temporada de lluvias, toda esta enorme extensión —que cubriría dos veces la superficie de Suiza— se inunda. 

Los montículos, entonces, emergen como «islas» en el mar, siempre comunicados por los caminos elevados. Esa concepción visual, de sitios culturales unidos por caminos artificiales en medio de un enorme lago poco profundo, ¿a dónde nos remite?

 A la Huey Tenochtitlán, con sus «chinampas» o islas artificiales, y los pueblos aledaños (hoy, absorbidos por el crecimiento de la urbe) como Xochimilco o Tlatelolco. 

Los Llanos de los Mojos quedaban en el camino, desde tiempos ancestrales, del «Gran Paititi», el reinado extraño que ya los conquistadores supieron buscar por esas latitudes. 

En Santa Cruz encontramos Samaipata, a la que algunos estudios le adjudican autoría a los poco conocidos Mojocoyas, y que yo creo la avanzada occidental de la civilización de Kuhikugu. 

Que, por cierto, no es la Kuhikugu decadente de las aldeas con empalizadas descritas párrafos antes: la «civilización de los Mojos» surge alrededor del 500 a.C, extendiéndose, según algunos autores, hasta el 1.000 d.C. 

Interesante fenómeno: tomando ambos horizontes señalados, cuanto más atrás vamos en el tiempo más avanzada es la cultura. 

De modo que tenemos esta cultura, que tanta sintonía tiene con ciertas particularidades mexicas, por remota que esta última parezca. 

Es más; se ha descubierto que junto a los caminos terraplenados y elevados discurrían canales por donde, en tiempos de sequía, sin duda grandes canoas continuaban llevando y trayendo mercaderías (además de servir de administrador de sistemas de riesgo). 

Insisto: esta descripción visual es absolutamente coincidente con lo que los «nahuas» habrían hecho en esos mismos tiempos en el Ánahuac, el México prehispánico.

 Y aquí comienza a asomar un «secreto tolteca» anticipado en el título: en Rondónia y Mato Grosso —y esto ya lo señala Fawcett— existía una etnia (literalmente exterminada, aunque algunos descendientes se hayan mestizado completamente) que se llamaban a sí mismo «nahuas». 

Recordemos que los «nahuas» han sido la etnia troncal de donde salen distintos «horizontes culturales» o pueblos, que conocemos como zapotecas, olmecas, totonacas, mixtecas, otomíes, etc y etc., en el Ánahuac prehispánico. Ánahuac que, justamente, significa «tierra de nahuas». 

Que una «tribu» en el Amazonas se identifique con el mismo nombre, cuando menos, llama poderosamente la atención. 

Pero aún debemos señalar que todos estos pueblos amazónicos tenían dialectos y lenguas de origen Arawak.

 Es Fawcett quien, por esta correspondencia lingüística, supone que los «arawaks» (que hemos conocido como «caribes», los «araucas», los «araucanos» del sur de Chile y los «antis» de Perú (de donde surge el toponímico «Andes») pertenecen a la misma raza original. 

Hoy sabemos que los «caribes» se extendieron por Sudamérica, dando origen a ramas como los Tupíes, los Tapuyas y los Carijós. 

De hecho, los Tupíes originan los guaraníes, de presencia dominante en el escenario sudamericano precolombino. 

Fuertes en el NE brasileño, se supone que cierta rama de los caribes es responsable de lo que hoy conocemos como «Stonehenge del Solsticio de Verano»: una extraña construcción megalítica en cercanías de Rego Grande, en el estado de Amapá, donde un conjunto de moles de granito de autores desconocidos y formas extrañas que remiten a reminiscencias lovecraftianas desconcierta a propios y extraños. 

Se le llama de esa particular forma porque en una de las rocas existe un orificio por donde, en el solsticio de verano, atraviesa el sol a mediodía creando un círculo sobre otra piedra a alguna distancia. El «Stonehenge de Solsticio», en Amapá. 





Por ciertos restos hallados al pie de estos monolitos (fuegos, quizás rituales, encendidos en los puntos donde fueron instalados) se estima su erección aproximadamente en el 3.000 a.C. 

Sin duda no tiene relación con la cultura Kuhikugu por su antigüedad, pero demuestra que a lo largo y a lo ancho de lo que hoy llamamos Brasil hubo numerosos pueblos, aún desconocidos, en un período temporal dilatadísimo. 

En la desembocadura del Amazonas sobre el Atlántico se encuentra (ya la mencionamos) la Isla de Marajó. 

En la misma se han encontrado «montículos» en un todo afines a los de los Llanos de los Mojos, aunque si se mira un mapa llama la atención la enorme distancia entre un área y otra. 

Empero, la identidad de construcciones da a suponer que de alguna manera —quizás ocupando el río Amazonas como vía de comunicación— grupos que se influyeron mutuamente migraron por ese conducto. 

Del río Amazonas, mientras tanto, hay un par de cosas que debemos comentar. 

Por ejemplo, que su nombre autóctono original no era, obviamente, el de Amazonas, sino «Solimoes», y es aquí donde Fawcett se pregunta si en ese nombre no vemos la presencia del nombre de Salomón, y lo vincula con las famosas «minas» de donde fluía el oro y la plasta que este rey hebreo, especulando si, quizás, no habrían navegado en tiempos remotos a través del Atlántico y, por este río, llegado a casi sus fuentes en territorio peruano donde el oro y la plata —especialmente la segunda— abunda.

 «Amazonas», representadas en cerámica indígena. 

Sabemos que se le llamó «amazonas» por las historias de mujeres guerreras que vivirían en sus márgenes. 

Pues bien, sépase que las mismas efectivamente existieron y no se trata de un fábula de los conquistadores. Estas mujeres eran llamadas «Aikembenanas» por los otros pueblos y ya es una certeza etnográfica su existencia. 

El secreto tolteca 

Si bien Fawcett no había dedicado años a explorar las culturas antiguas del México prehispánico, es un hecho —sencillo de demostrar— que cuando menos, en teoría, lo había estudiado profundamente. 

No solamente se trata aquí de esa hilación de conocidos y amigos que pudieron hacerle llegar hallazgos de Maler y otros, voy a citar algunas referencias no menores. Por ejemplo, en su libro ya citado, al hablar de los Toltecas los llama «sabios artistas». 

Puede parecer un detalle menor, y no lo es: aún hoy, son (somos) un número reducido los que conocemos algo del idioma náhuatl original donde la palabra tolteca se traduce, efectivamente, como «sabio artista»; mucho menos común hubiera sido ese conocimiento a fines del siglo XIX o principios del XX salvo que se esté profundamente empapado de estudios sobre el particular. Fawcett construye su propia teoría. 

Según la misma, en tiempos remotísimos lo que hoy llamamos Brasil era apenas una de varias islas que ocupaban el Hemisferio Sur. 

Grandes cataclismos hicieron que el océano se hundiera en ciertos puntos y se elevara en otros (no podemos obviar aquí ver la influencia teosófica, con la presencia intensa de Mu y Lemuria). 

Tierras que emergieron se habrían fusionado con esa «isla» y formó lo que hoy conocemos como Sudamérica. Al mismo tiempo, otra isla se hundía en el Atlántico. Atlántida. 

De la misma escapa una casta de sabios artistas, sacerdotes y educadores, los primitivos toltecas —Fawcett mismo dice que emplea ese término a falta de uno mejor— quienes luego de permanecer durante siglos en México extendieron su influencia hacia el Sur. 

Aislados los grupos (si por guerras, hambrunas, cataclismos; vaya a saberse) un grupo de toltecas «degenerados» se transforma en los «caribes» que conocemos como tales. 

Permítaseme hacer aquí una digresión: hace años señalé que hubo una corriente civilizatoria que se inició en la Atlántida y, cruzado a través de décadas hacia Occidente y Oriente, cruzó el Atlántico y llegó a América, siguiendo a un líder (o las enseñanzas y directivas de ese líder) que habría pasado a la historia y la leyenda con el nombre de «Kar», «K’ar» o «K’a’r’» (según las pronunciaciones). 

Señalé en su momento el «rastro toponímico» que dejaba su nombre a través de la geográfica, y en esa ocasión algunos críticos me atacaron diciendo que se trataba de una tontería pues, según ese razonamiento, una «car-nicería» indicaría el paso de Kar por allí. 

Sin embargo, no necesito discutir mucho: todos ustedes saben que muchísimos toponímicos se crean usando como raíz adjetivos calificativos del lugar y nombres propios. 

El pensamiento de Fawcett, entonces, ratifica ésta mi teoría. Bien, sigamos. 

El explorador señala en su libro esa presencia «nahua» ya mencionada en proximidades del Alto Xingú. 

Cerca, también, se encuentra otro grupo cultural, los «Maxubis», con quienes conviviera un tiempo, llamándole poderosamente la atención el ritual de, todos los amaneceres, formar toda la aldea mirando al naciente Sol, elevar sus manos en esa dirección y cantar al unísono un himno de salutación al mismo (costumbre que se encontraba hasta épocas muy recientes entre los mexicas). 

Estos «toltecas», incluso y siempre según la mirada de Fawcett, habrían llegado a ser los fundadores de Tiwanaku. 

Podría decirse que era una teoría demasiado simplista ese «difusionismo excesivo» que proponía el inglés. Por cierto, llega a señalar que veía como posible que una rama de los Tupíes hubiera migrado a través del Pacífico hasta la Polinesia, ocupando en el camino Rapa Nui (Isla de Pascua). 

Puede parecer excesivamente simplista este «difusionismo», pero en puridad no podría negarse puntualmente el extraordinario parecido que tienen las tallas en madera de los «fueguinos» (en puridad, los selk’nam, onas y yámanas) con los moais de la Isla de Pascua.

 Puede verse como exagerado ese difusionismo. 

Pero quien, como un servidor, ha tenido la oportunidad de estar frente a los moais y contemplar directamente las tallas onas conservadas en museos, no puede negar su extraordinario parecido. 

Un Kuikuro, con sus colores ceremoniales. 

Permitan ustedes que yo agregue, a las ideas de Fawcett, un elemento menor pero sugestivo. 

He hablado ya de los «kuikuros», el grupo tribal (hoy, de unos 500 individuos) que en los Altos del Xingú son los herederos (dicen serlo) de la cultura Kuhgikugu. 

Muchos de ellos ya están integrados a la civilización occidental, y de los que permanecen viviendo en sus aldeas originales supongo lo hacen por la interesante conveniencia del turismo. 

Con un altísimo cociente intelectual uniformemente distribuido entre ellos (es hasta simpático verles totalmente inmersos en su ambiente folklórico… pero sin dejar de revisar —algunos, claro— periódicamente sus celulares, aceptando sin ambagues que cuidar sus raíces no va en detrimento de estar enterados de lo que pasa en el mundo vía redes sociales), una de sus costumbres es conservar vestimentas rituales que emplean en ceremonias ancestrales. 

En ese ajuar se ocupan sólo cuatro colores: negro, rojo, amarillo y blanco. 

Los cuatro colores, precisamente, que identifican desde siempre a los «cuatro rumbos» del pensamiento mexica, a las nahui mitl, las «cuatro flechas» simbólicas. Son los colores de los «rezos» que se cuelgan ceremonialmente en el «Árbol de Rezos», los colores de las «cuatro puertas» de la ceremonia del Temazcal Guerrero… 


«Árbol de Rezos», ceremonia ancestral. 

Por Gustavo Fernández.


Las Cartas INWO que ya fueron Activadas”






Encuentran una Pirámide de de gran tamaño en Marte


En una de las imagenes capturadas por la NASA se puede observar una gran pirámide.

Lo mencionado por el investigador que encontro esta pirámide:

Mientras mira a través del movil imagenes de Marte, alcancé a ver algunas fotos en miniatura que parecían mostrar la vista de las montañas.





Es una cosa rara para llegar de la NASA lo hice clic en ella y al instante vi esta pirámide enclavado en la ladera. la pirámide que parece ser de unos 1,5 km de distancia.

Eso haría que la parte visible de la pirámide sea de 75 a 100 metros de altura. 


Aún pequeña para ser una pirámide, pero sus bordes no mienten. parte de la esquina se encuentra bajo la tierra, pero la mayoría de esta estructura es visible. también se ve como otras estructuras se encuentran a la derecha y están totalmente bajo la tierra.

Scott C. Waring






Extranotix.

Así Ridiculizó la CNN a PEDRO SÁNCHEZ que se Inventó un Informe de la JOHN HOPKINS. Gancho de Seguí






100.000 Niños Rescatados en Nueva York, El Caso Madeleine y la Extraña Muerte del Ex-Jefe del FBI






San Cipriano: el Libro de la Magia Negra

En sus páginas están las fórmulas para prácticas de magia blanca y negra, para expulsar a demonios y para hacer pactos con el Maligno, y para curar enfermedades del cuerpo o del alma. Es el San Cipriano: el libro de la magia negra.

San Cipriano: el libro de la magia negra

Buena parte de las imágenes religiosas e iglesias consagradas a San Cipriano hacen referencia a un santo que nació sobre el año 200 en el norte de África y que llegó a ser obispo de Cartago. Sin embargo, el Cipriano al que se le atribuye el libro fue también un mártir cristiano, pero nacido en Antioquía sobre el siglo III. 

Sus padres eran –además de acaudalados señores– unos devotos paganos que adoraban a multitud de dioses. Se dice que este santo tenía una gran cultura, tanto en las artes de la adivinación como en la preparación de conjuros, aunque también en cuestiones filosóficas, ya que viajó por buena parte de Asia y África.





Su conversión al cristianismo se produjo cuando tenía treinta años, tras un incidente relacionado con una historia de amor. Sobre este particular existen dos versiones, donde la más conocida es que un joven llamado Aglaide le encargó a Cipriano, cuando aún era un hechicero, una fórmula que le permitiera enamorar a una mujer llamada Justina, que sistemáticamente le negaba su amor por estar consagrada al Cristianismo. Sin embargo las artes del hechicero no dieron resultado y Cipriano realizó una invocación al mismísimo Lucifer para consultarle. 

El demonio le contestó que nada se puede hacer contra alguien que está consagrada al Dios cristiano, ni mucho menos de alguien que se protege con la señal de la cruz. 

Esta misma versión sobre su vida asegura que a partir de ahí renegó del maligno y de la magia, convirtiéndose al cristianismo hasta las últimas consecuencias. Y es que tanto él como Justina fueron decapitados en Antioquia y sus reliquias fueron repartidas entre la iglesia de San Juan de Letrán, Toulouse, y la catedral de León.

Cipriano de Antioquia habría dejado como legado el que sería uno de los libros más famosos de recetas mágicas 

Otra versión, algo diferente de la hagiografía del santo, señala que el propio Cipriano se ofreció un día para mediar en un duelo a muerte que mantenían dos jóvenes por una mujer llamada Celia. Al ir a su encuentro, él mismo quedó prendado de la muchacha, aunque cumplió con su encargo.

 Al conocer que la mujer era cristiana y no quería a ninguno de los dos rivales, él mismo le habría confesado su amor, el cual Celia también rechazó. 

Dice esta versión menos popular que el mago preparó un potente filtro amoroso surtió efecto y Celia cayó en sus brazos, no sin antes reprocharle entre llantos su manipulación. Cuando, sintiéndose culpable por lo que había hecho, iba a destruir todo su arsenal mágico, se le apareció el demonio disfrazado de forastero. 

Él mismo habría puesto en manos de Cipriano el libro de magia que luego haría famoso. Tras dedicarse durante un año a estudiar sus artes, finalmente abrazó el cristianismo y habría muerto en compañía de las que luego serían Santa Celia y Santa Justina a causa de la nueva fe.

Pero en cualquier caso, Cipriano de Antioquia habría dejado como legado el que sería uno de los libros más famosos de recetas mágicas, un verdadero grimorio donde se mezclan conjuros, hechizos y exorcismos con oraciones cristianas.

 Este volumen, editado en cientos de versiones diferentes y en multitud de idiomas, se convirtió en libro de cabecera de brujos, curanderos y videntes. Además de ensalmos, recetas mágicas y oraciones, el libro contiene una serie de recetas para desencantar tesoros, algo que amplió el interés de la gente corriente por este libro.

El poder del libro

La censura eclesiástica, la falta de traducciones y la diversidad de textos contribuyeron a que en el siglo XIX y la primera mitad del XX se creara un verdadero mito en torno a este libro. 

Por este motivo, las ediciones llegadas de Brasil y Portugal se hicieron muy buscadas a la vez que muy temidas, porque se creía que leyendo el libro de atrás para adelante se podía desencadenar toda una serie de desgracias si no se tenían los conocimientos necesarios. 

Es así que los curanderos y brujos, incluso los que no sabían leer, presumían de tener el libro de San Cipriano y todo el supuesto poder mágico que contenía. Así, se crearon en torno a este grimorio una serie de leyendas, que en buena medida describen la importancia que llegó a tener este libro siglos atrás. 





Bernardo Barreiro de Vázquez Varela publicó en 1885 el libro Brujos y arqueólogos de la Inquisición de Galicia y el famoso libro de San Cipriano, en el que incluye algunos textos del Ciprianillo y comentarios que dan una idea de la trascendencia que tenía el libro por aquel entonces:

 “En la gran biblioteca de la Universidad de Santiago, en una sección reservada y en un estante apartado, sujeto con dos gruesas cadenas y resguardado por una reja de hierro, está un ejemplar de este famoso libro”, cuestión que el propio Barreiro negaba. 

También incluye un pasaje del libro que hace referencia a los peligros de leerlo y de seguir sus recetas sin las debidas precauciones: “quien osa abrirlo y leerlo comete gravísimo pecado, incurre en excomunión mayor y corre el peligro de que se le aparezca Satán. Y como no esté prevenido ni tenga sacerdotes con estolas y agua bendita, será llevado a los abismos...”.

Desencantar tesoros

Barreiro cuenta también que estando en el Archivo de Simancas, muchas personas llegaban preguntando por el libro, así como por “recetas” para desencantar tesoros. Aunque varía según las versiones, el grimorio de San Cipriano está dividido en tres partes. 

El Libro Primero comienza con una serie de “instrucciones” dirigidas a religiosos y religiosas para poder distinguir “cuándo y cuándo no las enfermedades resultan obra de hechizo o del Diablo”. 

En un sincretismo entre pagano y cristiano, se ofrecen en la primera parte del libro las oraciones que deben rezarse, en qué horas deben hacerse, cuáles son las “señales de maleficio” y cómo combatir estos conjuros, y otras curiosas recetas. 

En este apartado se incluyen las técnicas para expulsar al mismísimo Demonio del cuerpo de los enfermos, técnicas para enfrentarse a las almas del otro mundo “que aparecen en la encrucijadas” y hasta un sistema para echar las cartas. 

La segunda parte del Ciprianillo, para los ya iniciados, describe el “poder” de las cruces de San Bartolomé (el mismo que se enfrentó al Demonio) y San Cipriano, así como los secretos de la magia blanca y negra, ceremoniales mágicos y otros consejos y técnicas para el hechicero. El último libro hace referencia a los tesoros y la forma de desencantarlos.

En la mayoría de las versiones que hoy en día se pueden encontrar en las librerías, prácticamente todos los textos están dedicados a la magia blanca. Pero hay otros que explican, incluso, cómo convocar a los demonios y las fórmulas para pactar con ellos.


Ante Los Daños que causara la Vacuna del Covid 19, EE UU anuncia Inmunidad Legal para los Fabricantes



Asistimos perplejos a la quiebra del principio de responsabilidad: el estado, abandonando su deber de protegerte, puede ordenar que te envenenen, desentendiéndose de las consecuencias de su imposición. 

El sueño de la industria farmacéutica: todo beneficio sin ningún riesgo. 





Si la vacuna te causa secuelas graves de por vida -o la muerte, sin ir más lejos- nadie te compensará por ello.

Bill Gates declaró en una entrevista la pasada semana que para poner fin a la pandemia de COVID-19 se necesitan 7 mil millones de dosis de vacunas, el número de personas que actualmente viven en el planeta.

Bill Gates, ya esta asumiendo que toda la población mundial se ofrecerá voluntariamente para recibir esta vacuna, y las compañías farmacéuticas cuentan con el hecho de que serán obligatorias …

El mayor fabricante de vacunas del mundo, el Instituto del Suero de India, que produce 1.500 millones de dosis de vacunas al año para una variedad de enfermedades, dijo que no iba a esperar la aprobación de una vacuna COVID-19, pero que comenzaría a fabricarlas de inmediato. comenzando con 40 millones de dosis. Actualmente están trabajando con el Oxford Vaccine Group.

Parece que las compañías farmacéuticas que fabrican una vacuna COVID-19 están confiando en el hecho de que la Organización Mundial de la Salud impondrá que sean obligatorias.


Trump aceptará que las vacunas COVID-19 obligatorias en los Estados Unidos? 

Existen buenas razones por las cuales los expertos de la industria de las vacunas se opusieron a la idea de desarrollar una vacuna de ARNm tan rápidamente al principio. 

Han tratado de desarrollarlas en el pasado, con resultados pésimos. No tuvieron éxito al tratar de desarrollar este tipo de vacuna para otros coronavirus, como el SARS y el MERS.

El Dr. Fauci y el NIH, en colaboración con Bill Gates, también tuvieron malos resultados en el desarrollo de este tipo de vacuna contra el VIH / SIDA.

Pero todo eso ahora ha sido olvidado con la “pandemia” mundial de COVID-19.

El presidente Trump ahora podría eliminar las pruebas de seguridad que normalmente se requieren para la aprobación de medicamentos y vacunas por parte de la Administración de Drogas y Alimentos, FDA, invocando la autoridad de “Autorización de uso de emergencia” que “permite a la FDA ayudar a fortalecer las protecciones de salud pública de la nación contra las amenazas de emergencia quimicas, biologicas, de radiacion y nucleares (QBRN) al facilitar la disponibilidad y el uso de Contramedicas Médicas, MCM necesarios durante emergencias de salud pública “.

Un sueño hecho realidad para las compañías farmacéuticas. Una pandemia les permite obtener fondos del gobierno para investigar nuevos medicamentos.

 Les permite evitar las pruebas de seguridad normales de la FDA con inmunidad legal en caso de que las cosas salgan mal y las personas resulten heridas o mueran por los efectos secundarios.




Y esto en las vacunas «ordinarias». Piensa en las fabricadas a toda prisa y sin garantías.
.Luego, el gobierno, que pagó por la investigación y el desarrollo, termina gastando más de los fondos de sus contribuyentes para comprar estas vacunas a través de los CDC, y luego exige que la población estadounidense las reciba, mientras vende el exceso de vacunas producidas a la Organización Mundial de la Salud para que se ordene a los ciudadanos de otros países.

Adivina, lector español, cuál va a ser uno de esos países …

Pedro Sánchez
@sanchezcastejon
He mantenido una interesante conversación con @melindagates sobre la lucha contra el  y cómo unir todos los esfuerzos internacionales, públicos y privados, en la búsqueda de métodos de diagnóstico, tratamientos y vacunas accesibles a todos. 
3.127 personas están hablando de esto
http://astillasderealidad.blogspot.com/2020/05/eeuu-anuncia-inmunidad-legal-para-los.html



Millones de estadounidenses Rechazarán la Vacuna contra el Coronavirus según una encuesta


Mientras la carrera para desarrollar una vacunaCOVID-19 continúa, las encuestas muestran que cuando los científicos finalmente la entreguen, millones de estadounidenses se negarán a recibirla.

© Andrew Caballero-Reynolds/AFP a través de Getty Images

Un médico observa las muestras de proteínas en los laboratorios Novavax en Rockville, Maryland, el 20 de marzo de 2020, uno de los laboratorios que desarrolla una vacuna para COVID-19.

El presidente Donald Trump dijo recientemente a Fox News que confiaba en que hacia finales de año estará disponible una vacuna para COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.





El Dr. Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas y miembro del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre el coronavirus, dio una estimación similar sobre la disponibilidad de dicha vacuna, cuando el 30 de abril anunció que estaría lista para enero de 2021.

© Getty Images
Una vista general del Campus Old Road de la Universidad de Oxford, que alberga el Instituto Jenner y es donde se están llevando a cabo los primeros ensayos en humanos de una vacuna contra el coronavirus desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford en Oxford, Inglaterra, el 29 de abril de 2020.

Pero incluso cuando una vacuna COVID-19 esté lista habrá un obstáculo en el camino para la construcción de la inmunidad colectiva, debido a que alrededor del 14% de los estadounidenses dicen que no se la aplicarán, de acuerdo con una encuesta de Morning Consult.

La encuesta, realizada del 1 al 3 de mayo en una muestra de 2200 adultos estadounidenses, también arroja que el 64% de los estadounidenses comentó que se pondría la vacuna, mientras que el 22% señaló que no tenía una opinión sobre el tema o que estaba indeciso.

Además, según Morning Consult, el grupo de edad que tiene más probabilidades de decir no a una vacuna son las personas entre 35 y 44 años. Solo el 53 % de los estadounidenses de este grupo de edad expresó que se pondría la vacuna COVID-19 cuando estuviera disponible, mientras que el 18% manifestó que no lo haría.

Según Kristin Lunz Trujillo y Matt Motta, coautores de un estudio previo sobre las actitudes hacia la vacuna, algunas estimaciones muestran que entre el 50 y el 70% de los estadounidenses necesitarían desarrollar inmunidad al COVID-19, ya sea de forma natural o por medio de una vacuna, para eliminar la pandemia en su camino.

© Pedro Vilela/Getty Images

Extracción del material genético para llevar a cabo una vacuna del virus del PCCh, el 24 de marzo de 2020 en Belo Horizonte, Brasil.

Mientras tanto, el fabricante de medicamentos Moderna ha obtenido la autorización de la Administración de Alimentos y Fármacos para realizar un ensayo más amplio de su candidato a la vacuna COVID-19.

El estado de la fase dos del ensayo es "inminente", mencionó el director general de Moderna, Stéphane Bancel, en un comunicado.

La compañía de biotecnología manifestó que el ensayo incluirá 600 participantes y que espera comenzar un estudio de fase tres incluso este verano.

© Douglas Magno/AFP/Getty Images

Un investigador trabaja en el desarrollo de una vacuna contra COVID-19, en Belo Horizonte, Brasil, el 26 de marzo de 2020.

No hay vacunas o tratamientos probados para el virus del PCCh o COVID-19.

El virus causa principalmente enfermedades graves en los ancianos y en aquellos con problemas de salud subyacentes.

Un número significativo de personas que se infectan nunca muestran síntomas, mientras que otras experimentan síntomas leves o moderados.

Los síntomas incluyen fiebre, fatiga, escalofríos, así como dolores generales y molestias.