Los médicos chinos, en cumplimiento de la política del hijo único iniciada en 1971, han realizado más de 330 millones de abortos y esterilizaciones, según datos del Ministerio de Sanidad de China.
A este índice tan elevado de abortos, se suman al menos196 millones de esterilizaciones, tanto en mujeres como en hombres. Además, en todo este tiempo se han distribuido un total de 403 millones de aparatos intrauterinos para impedir la fecundación.
La limitación de los nacimientos trajo consigo un gran número de abortos forzados, actualmente prohibidos, aunque en algunas regiones se siguen practicando. El pasado mes de junio, el caso de una mujer que fue obligada a abortar cuando estaba embarazada de siete meses provocó un escándalo a nivel mundial y obligó a las autoridades a disculparse.
La restricción del número de hijos —una política con la que se pretende frenar la superpoblación— impone penas severas a aquellas parejas que viven en zonas urbanas que ‘osen” tener más de un niño o más de dos en zonas rurales. Esta política se ha traducido también en que nazcan más niños que niñas, ya que las familias prefieren tener un descendiente varón. Actualmente en China hay 34 millones más de hombres que de mujeres.
Ante una población que está envejeciendo rápidamente, demógrafos y analistas advierten que la política del hijo único impedirá a China contar con una fuerza laboral que pueda reemplazar a la mano de obra actual y suponen que pronto el país se verá obligado a flexibilizar el control de los nacimientos.
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