Comentaba la gente de Naked Capitalism este fin de semana que se están empezando a publicar a nivel local los resultados de la Household Finance and Consumption Survey, algo similar a la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, pero para el conjunto de la Eurozona y con el objeto de determinar las desigualdades internas entre sus ciudadanos.
Con datos compilados a lo largo de 2010 y 2011, todos los estados miembros deberían dar a conocer las cifras en la primera mitad de este año. Si es que se atreven. Lo que se ha sabido hasta ahora es una bomba de relojería en el corazón de la Unión.
El primero en echarle valor y hacerlo ha sido Austria, y las cifras no pueden ser más escalofriantes. Ponen de manifiesto un reparto extraordinariamente desigual de su riqueza interior, lo que no ha hecho sino encender las señales de alarma. Más aún cuando ha transcurrido más de año y medio desde que se realizaron las encuestas, periodo en el cual las diferencias entre ricos y pobres se han magnificado aún más. Y algunos se escandalizaban cuando en Estados Unidos se hablaba de esa dualidad del 1% de super ricos y el 99% restante…
En efecto, de acuerdo con lo reportado por el banco central de la nación centroeuropea, el 5% de su población acumula el 50% de su riqueza con un patrimonio medio de 1,7 millones de euros en propiedades y valores. Por el contrario, un 50% de la ciudadanía apenas es titular del 4% de la misma, con una hucha per cápita de 11.000 euros, incluido el coche y el dinero contante y sonante en sus cuentas corrientes. No sólo eso, un 10% declaraba poseer menos de 1.000 euros netos, una vez descontada la financiación. De hecho, si introdujéramos el factor deuda en España, con la caída del valor de la vivienda y el exceso de apalancamiento previo a la crisis, la proporción podría dispararse. Pero claro, una cosa es la cuenta de la vieja y otra bien distinta el dato oficial.
Los números en Alemania no van a diferir mucho de los anteriores, si nos atenemos al Informe sobre Pobreza elaborado por su Ministro de Trabajo que se escondió tras ser sancionado por el resto del Gobierno de Angela Merkel. En el periodo 1998-2008, la parte del pastel correspondiente al 10% más rico había pasado del 45% al 53%, mientras que la que correspondería al 50% más pobre menguó del 4% al… ¡1%! El estudio se detenía en el porcentaje de alemanes que vivían por debajo del umbral de la pobreza: en algunas de sus regiones se acercaba peligrosamente al 20%. E insisto, en los últimos cinco años, el desequilibrio no ha hecho sino acrecentarse.
Es evidente que esta realidad mete una extraordinaria presión a los países core de la Eurozona en una doble dirección.
Por una parte, alimenta la oposición interna a la ayuda a las naciones periféricas donde el estado del bienestar dista mucho de asemejarse, en términos de garantías y prestaciones, al de aquellos de los que han estado recibiendo su auxilio generoso durante años. Cabe, por tanto, esperar, si finalmente se da a conocer la constatación empírica de su precaria situación social, que sus votantes exijan que se deje de apuntalar el exceso ajeno para construir el entramado social propio. No es de extrañar que cada vez sean más las voces disidentes dentro de la propia Alemania al proyecto europeo, incluso con partido político propio.
Ocurre además que el retardo entre la compilación estadística y su publicación va a poner de manifiesto que el gap entre rescatadores y rescatados no es, en términos de medias y medianas individuales, tan sangrante como pudiera parecer a priori. De hecho, Italia ha sido el otro estado miembro que ha dado ya a conocer sus datos, y lo que ponen de manifiesto es que la salud financiera de cada italiano dobla la de la última referencia que se tiene de cada germano (ayudado, eso sí, por una cultura de propiedad de hogar inexistente en buena parte del norte de Europa cuya compensación habría de ser, en cualquier caso, unos mayores activos líquidos en poder de sus habitantes).
Sea como fuere, lo que nació en 2006 como una idea más en el camino de la integración europea, y que desgraciadamente –this is Europe, man- tardó casi cinco años en concretarse, amenaza con volverse en contra de sus impulsores al poner de manifiesto que: uno, Europa nos ha hecho más desiguales entre nosotros; dos, que Europa nos ha hecho más desiguales, dentro de cada frontera; tres, hasta ahora Europa ha primado el rescate de los gobiernos y la banca a costa de sus ciudadanos; cuatro, Europa antes consentía, ahora ahoga: no hay ni coherencia ni estrategia; y cinco, ¿cuál es el proyecto de futuro que justifica tanto sacrificio? Sin respuesta a esta cuestión…
Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2013/03/11/panico-al-informe-que-puede-dar-la-puntilla-a-europa-8156
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