La noticia no es nada alentadora, porque en esta masa de agua que rodea el Polo Norte no es normal que haya olas de ese tamaño. Los oceanógrafos creen que el fenómeno se debe al progresivo retroceso del hielo de los polos, y lo peor es que estas olas más grandes podrían contribuir negativamente a este retroceso. Deshielo en el Océano Ártico. Una de las causas habituales del oleaje es el viento.
Si es lo bastante fuerte y la masa de agua lo bastante grande, se generan ondas en la superficie del mar que, con el tiempo se unen en olas más grandes. La clave está precisamente en la cantidad de agua. El Océano Ártico es el más pequeño de todos los que cubren el planeta, y está parcialmente cubierto de hielo. Cuando el hielo del Polo Norte apenas retrocedía 160 kilómetros en verano, la masa de agua líquida resultante no era lo bastante grande como para que se generaran olas tan grandes.
El calentamiento está ampliando mucho esas masas de agua. En verano de 2012, la capa de hielo retrocedió cerca de mil 500 kilómetros. Imágenes satelitales y una comparación del Mar de Beaufort durante el verano del 2001 y el verano de 2007. «A medida que el Ártico se derrite, es simple predecir que habrá más agua para generar olas», dice Jim Thomson, oceanógrafo autor de un nuevo estudio publicado en Geophysical Research Letters.
La reciente investigación se realizó en el agua profunda del Mar de Beaufort, al norte de Alaska, y tiene como siguiente objetivo formar un grupo internacional de científicos que mediante docenas de sensores colocados en el Océano Ártico puedan aprender más sobre el preocupante retroceso del hielo en la región. «El deshielo ha estado sucediendo por décadas.
A lo que nos referimos con el asunto de las olas, es que potencialmente pueden desatar un nuevo proceso mecánico en el cual cada ola tendría la capacidad de empujar, tirar y romper el hielo», concluyó Thomson.
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar:
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