Algunas poblaciones de Silicon Valley, el símbolo de la prosperidad de EE.UU., se han convertido en campamentos de chozas donde viven en la miseria las víctimas del desmoronamiento de un sueño que ayudaron a construir.
El área de South San José, una de las ciudades que constituyen el llamado ‘Silicon Valley’, está habitado por personas empobrecidas que en su momento participaron del progreso económico de la zona y que ahora se hacinan en campamentos para aquellos que han perdido la casa y el trabajo.
Actualmente el campamento para personas sin hogar de Santa Clara aloja a 7.567 residentes. Muchos de ellos sufren enfermedades mentales, adicción a las drogas o incapacidades físicas. Viven en tiendas hechas de lona o de cualquier material que pudieron encontrar y sufren malnutrición, por lo que muchos de ellos buscan comida entre las basuras.
La mayoría de esas personas se vieron abocadas a la pobreza a causa de la subida de los precios en la región y al duro período de la crisis, que hizo que el año 2000 se cerraran muchas de las pequeñas empresas lanzadas en los años de prosperidad. La mayor parte de las víctimas de la pobreza son antiguos trabajadores de esas compañías que perdieron su empleo, o incluso los propios empresarios.
A todos estos problemas se suma uno mucho más grave: el Gobierno planea el mes que viene demoler los campamentos que ahora constituyen su hogar, algo que las autoridades han estado intentando desde hace diez años.
Por ejemplo en marzo el Ayuntamiento de San José asignó 4 millones de dólares del presupuesto público para ayudar a 200 de las 350 personas que viven en el campamento a encontrar un alojamiento. Pero en realidad solo 125 de los residentes encontraron una vivienda, y otros 50 recibieron la aprobación para participar en un programa de subvención pero no encontraron alojamiento.
El motivo de ello es que con el dinero que les ofrecieron era imposible costear el precio de los alquileres, que en la zona alcanzan una media de 2.128 dólares mensuales, informa la revista estadounidense ‘The National Journal‘.
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