Poco a poco es más conocido el apoyo que España prestó a Estados Unidos en su Guerra de Independencia. Sin embargo, aún hay muchos nombres que continúan en el olvido para muchos y que desempeñaron un papel fundamental en esta contienda.
Uno de ellos es el del alicantino Juan de Miralles Trayllón quien viajó a Cuba en 1740 y se estableció en La Habana, lugar desde el que comerciaba con las colonias norteamericanas.
Más tarde durante la Guerra de Independencia, formó un servicio secreto que obtenía inteligencia para España y los colonos mediante espías como el fraile Antonio de Sedella, cuya identidad no fue descubierta en 50 años.
Además, también fue uno de los encargados de promover la ayuda económica a las colonias desde La Habana.
De hecho, cuando George Washington se quedó sin dinero para pagar a su ejército, en La Habana los grandes comerciantes, como Juan de Miralles, lograron juntar una cantidad de oro que equivaldría a 300 millones de dólares de hoy en día.
Posteriormente, le sería encomendada una tarea fundamental: Juan Miralles se encargó de asentarse en las Trece Colonias, establecer relaciones con el Congreso Continental, y George Washington, concertar un plan de operaciones para reconquistar la Florida y acordar las ayudas a los insurrectos norteamericanos. Ejercer esta labor de representación le valió fraguarse una gran relación de amistad con el que sería primer presidente de EEUU, George Washington.
Juan de Miralles murió en 1780 de pulmonía en la casa de George Washington, donde recibía los cuidados médicos de su esposa, Martha, mientras aún se libraba la guerra de independencia.
Al entierro del español asistió el Congreso de Estados Unidos al completo, como muestra de agradecimiento por la ayuda que prestó el alicantino durante el conflicto armado, que continuó hasta 1783.
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