Annabelle, la muñeca diabólica, es real. Y eso que tras los estrenos de las películas de esta saga, que ha llegado a provocar ataques de pánico en cines de medio mundo, la mayoría de los telespectadores no sabe que la historia que hay detrás, ocurrió…
2 de Abril de 2020 (17:00 CET)
annabelle muneca diabolica
En agosto de 2018, en una sala de cine de Ciudad de México, los asistentes se encontraban nerviosos, expectantes porque los anuncios previos ya finalizaban y la película de la muñeca menos deseada y más diabólica de la historia, Annabelle, estaba a punto de empezar.
De repente, las luces se apagaron; lo que en un principio eran murmullos acabó por convertirse en una psicosis colectiva, especialmente cuando, al cabo de unos minutos, esas mismas luces regresaron y en mitad de la platea estaba Annabelle contemplando a los presentes que, despavoridos, abandonaron el cine a toda prisa.
Como táctica de marketing apagar las luces en el cine y que al encenderlas en mitad de la platea esté Anabelle es espectacular; otra cosa es si es recomendable o no para la salud…
El miedo a los muñecos es una enfermedad tratada por la psiquiatría llamada pediofobia; pero en este caso no es necesario estar enfermo para salir huyendo, más aún si se conoce la historia de este objeto considerado maldito.
Y es que Annabelle no sólo existe; se encuentra actualmente en el museo de la familia Warren, en Conneticut.
De Ed y Lorraine Warren ya hablaremos, porque posiblemente pocos investigadores de lo paranormal se hayan enfrentado a situaciones más comprometidas y peligrosas que ellos.
De momento quedémonos con la idea de que quien entra al museo sólo tiene que respetar una condición impuesta por la propia Lorraine, tal y como asegura el escritor y colaborador de Año/Cero Javier Arríes: «No se puede tocar nada, ya que los objetos expuestos han sido sometidos a todo tipo de exorcismos y limpiezas, y en algunos de ellos quedan remanentes de fuerzas de naturaleza sombría».
Y entre estos la más llamativa es una pequeña muñeca «Raggedy Ann», creada en 1920 por el ilustrador Johnny Gruelle y que rápidamente se hizo célebre en los EE.UU.
En 1970, la estudiante de enfermería Donna Heart cumplía 28 años y su madre decidió regalarle esta muñequita.
Cuenta Arríes que poco después, ésta y su novio Lou «empezaron a observar hechos curiosos».
Lo que en principio eran simples cambios de sitio o de postura, fueron a más: «Empezaron a aparecer unos inquietantes mensajes en pergamino por toda la casa que aparecían escritos con la caligrafía de un niño pequeño. “Ayúdanos” y “Ayuda a Lou”».
El día que la muñeca apareció sentada en la cama con el pecho lleno de sangre, decidieron que había llegado el momento de llamar a una médium.
Ésta determinó que «era la morada del espíritu de Annabelle Higgins, una niña de siete años cuyo cuerpo, decía, fue encontrado sin vida», asegura Arríes. Los días pasaron y los fenómenos fueron en aumento.
Lou llegó a sentir cuando se acercaba a ella como unas garras invisibles le desgarraban la espalda y empezaba copiosamente a sangrar. Había sido atacado, aparentemente, por el espíritu que habitaba en ella. Esto es al menos lo que semanas después determinaron Ed y Lorraine Warren.
«La muñeca era una trampa. El verdadero objetivo de aquella entidad era Donna. Era a ella a la que quería poseer», afirma el escritor. Por eso tuvieron que llamara a un sacerdote, el padre Cooke, para que exorcizara la casa y de este modo lograran llevarse a Annabelle con ellos.
Y lo hicieron; imaginemos la escena del matrimonio Warren con la muñeca sentada detrás en mitad de la noche, con los frenos y la dirección fallando cada dos por tres.
Las semanas siguientes aparecía y desaparecía en la casa de los parapsicólogos, hasta el día en que un joven sacerdote, Jason Bradford, al conocer la historia zarandeó a la muñeca diabólica y al regresar a casa tuvo un bloqueo de frenos con accidente incluido del que escapó con vida de milagro.
A partir de entonces fue encerrada con llave en la urna en la que hoy día miles de personas la pueden contemplar…
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