Yassa (que se puede traducir como orden o decreto) es el nombre que recibe el código de leyes creado por Gengis Kan alrededor del año 1206. Sus normas se convertirían en el cuerpo legislativo que gobernaba la vida política, social y cultural del Imperio Mongol, y por tanto eran de obligatorio cumplimiento. No obstante, se mantenía en secreto y nunca fue hecho público.
Hoy en día resulta extraño entender cómo un conjunto de leyes pueden ser de obligatorio cumplimiento y, al mismo tiempo, no estar a disposición del público. No tiene mucho sentido. Pero las cosas eran diferentes hace 800 años. Solo los kanes, sus consejeros y las autoridades militares podían leer la Yassa, ya que eran los encargados de aplicarla y velar por su cumplimiento.
Es posible que aparte de estos un muy reducido porcentaje de ciudadanos del imperio mongol supieran leer, por lo que su conocimiento de la ley provendría básicamente de la experiencia. Y esa experiencia cambiaba según soplasen los vientos, ya que una de las razones de mantenerla en secreto era que de ese modo podían cambiarla y modificarla, así como aplicarla de manera selectiva, sin que nadie se enterase.
Gengis Kan
Se sabe que estaba escrita en rollos de pergamino organizados por volúmenes, pero ninguno ha sobrevivido hasta nuestros días. Lo que se conoce de la Yassa procede de fragmentos hallados en crónicas y copias, que de algún modo consiguieron sortear la prohibición, y fueron recogidos por Al-Maqrizi, Vartang, Ibn Battuta y otros. Parece que incluso en Corea se hallaron copias fragmentarias.
Esta falta de documentos históricos deja a los historiadores muy poco margen, teniendo que basarse en fuentes secundarias y en conjeturas y especulaciones. Se sabe que las leyes se basaban en tres puntos esenciales: la obediencia a Gengis Kan, la unión de las tribus mongolas, y la inflexibilidad del castigo.
Sin embargo tenía una característica singular, se ocupaba principalmente de las personas y no de la propiedad. Así por ejemplo, nadie era hallado culpable a menos que confesase su delito. Pero en caso de confesar, aunque fuera una mínima falta sin importancia, el castigo solía ser la decapitación.
Basándose en las fuentes disponibles, sobre todo crónicas persas y árabes cuyas religiones se apropiaron o adaptaron algunas de las leyes de la Yassa, el historiador Harold Lamb elaboró en su libro de 1927 Genghis Khan, emperador de todos los hombres, una lista de posibles normas que habrían formado parte del corpus legislativo mongol. Estas son las más destacadas:
Se ordena creer que hay un solo dios, creador del cielo y de la tierra, que da la vida y la muerte.
Se ordena que todas las religiones deben ser respetadas, y que no se debe mostrar preferencia por ninguna de ellas.
Religiosos, legisladores, médicos, estudiosos, monjes y todas las demás personas dedicadas a la práctica religiosa, están libres de impuestos.
Los hijos nacidos de una concubina serán considerados legítimos y recibirán su parte de la herencia.
Si dos familias quieren unirse mediante un matrimonio y solo tienen niños pequeños, se permite el matrimonio si uno es niño y el otro niña. Si los niños han muerto, el contrato de matrimonio puede redactarse igualmente.
Está prohibido bañarse o lavar la ropa en el río durante las tormentas.
Orinar sobre agua o cenizas está penado con la muerte.
Al comienzo de cada año todos deben presentar a sus hijas al kan, para que pueda elegir algunas para él y sus hijos.
Está prohibido matar en la guerra a aquellos que sean más bajos que una rueda de carro.
Como se puede comprobar Gengis Kan habría consultado a estudiosos de las diferentes religiones para elaborar la Yassa, tanto musulmanes como cristianos o incluso budistas. En los años posteriores, sus hijos y nietos irían incluyendo nuevas normas y modificando algunas. Y una vez el imperio se dividió en cuatro partes, cada territorio añadiría sus propias leyes, de acuerdo a la idiosincrasia de sus ciudadanos.
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