martes, 20 de noviembre de 2018

Acerca del Derecho de los niños a tener un papá y una mamá… y a la Custodia Compartida

Acerca del Derecho de los niños a tener un papá y una mamá

Con los niños no se juegan. #losniñosnosetocan. Hoy, además de ser el “20 N” – será casualidad!- se conmemorará el “Día Internacional de los Derechos del Niño”; además del aniversario de la muerte de dos revolucionarios a quienes un destino cruel sesgó sus vias acaso mucho antes de que pudieran exprimir todo su talento en favor de una España más justa para todos: elanarcosindicalista Buenaventura Durruti y José Antonio Primo de Rivera que, acaso, no estaban tan lejanos ideológicamente. También los nostálgicos celebran hoy la muerte del General Franco…

Hoy se cumple el 59º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos de la Infancia y sus Familias, por parte de la ONU (también el vigésimo noveno aniversario de la aprobación por parte de la Asamblea General de la ONU, de la Convención de los Derechos del Niño).

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El primer derecho de los niños es el derecho a la vida. Merece que recordemos que en España se producen anualmente alrededor de 100.000 infanticidios; un millón de abortos en una década.

Hoy seremos muchos -padres, madres separados no custodios, abuelos, abuelas, familias extensas de padres y madres divorciados…- los que sigamos procurando que no pase desapercibido que ser padre y madre representan una enorme responsabilidad; y seremos muchos los que no olvidaremos que nuestros hijos al venir a este mundo han adquirido una serie de derechos respecto de nosotros, sus progenitores.

Puesto que sería enormemente extenso exponer de forma minuciosa el contenido de cada uno de estos “derechos”, dado el poco espacio disponible, y para no cansar a mis “lectores”, voy a centrarme en lo que se refiere a poseer unos padres suficientemente adultos que sean capaces de conducirlos hasta la edad adulta: 

No podemos olvidar que cuando un niño nace es un ser frágil, vulnerable; lo será durante toda su infancia, también durante la adolescencia, es decir aproximadamente una veintena de años.

 Entonces, cuando haya conseguido la madurez suficiente, cuando esté en condiciones de ser autónomo y adulto, podrá abandonar “el nido familiar”.

Mientras tanto, los hijos tienen derecho a esperar de sus padres todo lo que necesiten para ocupar su lugar en la Sociedad. Necesitan que se les eduque para que “sean ellos mismos”, sean capaces de tomar las riendas de su vida (tomar decisiones y hacerse responsable de los resultados de sus actos) y comprometerse en la Sociedad.

También necesitan ser educados para “saber vivir en grupo”, en sociedad, y sentirse a gusto en ella. Y como no, “conocer saberes” que les permitan sentirse integrados socialmente.

Como consecuencia lógica, la Sociedad y los Gobiernos, tienen una serie de obligaciones con los padres. La primera obligación debería ser ayudar a las personas a ser “padres competentes”, aptos para proporcionarle a la Sociedad mujeres y hombres verdaderamente adultos, afectivamente maduros y sólidos.

Nuestra Sociedad está realizando enormes progresos en multitud de ámbitos como la biología, la genética, los medios de comunicación, la informática, la investigación científica… Pero a la vez nuestra Sociedad cada día que pasa, está más afectada por la droga, el alcoholismo, los embarazos precoces, el aborto, el suicidio, la violencia, las diversas formas de delincuencia, la marginación social, etc.

Si hurgamos un poco, hasta llegar al origen de todos esos males, acabaremos topándonos con dos cuestiones esenciales: la familia y la educación.

Y ¿qué se hace al respecto por parte de los poderes públicos?

Cada día es más necesario facilitarles a los padres, procurarles, y sobre todo a los más jóvenes, una formación de base que les permita acompañar a sus hijos hasta la adultez. Cada día se hace más necesario prestar ayuda pública a quienes desean fundar un hogar y tener hijos, para que lo hagan en las mejores condiciones posibles.

Porque, no se olvide que, a ser padres se aprende, no es suficiente con lo que hemos recibido de nuestros progenitores.

Los poderes públicos tienen la responsabilidad de ir preparando el porvenir con la anticipación suficiente, no pueden seguir desentendiéndose como hasta ahora, desinteresándose de la familia que es la célula básica de la Sociedad. Es de extrema urgencia proporcionarles una adecuada formación a los padres para que sean educadores competentes.

Y, ¿qué decir de las rupturas matrimoniales y del divorcio?

Los niños y niñas tienen derecho a un “hogar completo” en la manera de lo posible, un lugar de amor y de estabilidad. Y si carecen de él acabarán viéndose seriamente afectados en el desarrollo de su personalidad.

Actualmente se vive una gran inquietud ante el aumento de las rupturas de pareja (en los últimos años, según las estadísticas oficiales, ha habido alrededor de 130.000 separaciones anuales) pero pese a ello los poderes públicos, por desgracia pocas medidas están tomando para poner freno al verdadero desastre que todo ello supone para los hijos.
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La Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño (a la cual está adherida el Reino de España) obliga a los Estados partes a que velen por que los hijos no sean separados de sus padres contra la voluntad de éstos… También obliga a los Estados firmantes -como es el caso de España- a respetar el derecho de los niños que estén separados de uno o de ambos progenitores a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior de los menores –el tantas veces cacareado “favor filii”-.

En la misma dirección, la Convención sobre los Derechos del Niño obliga a los Estados parte a poner el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbe a los padres o, en su caso, a los representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental será el interés superior del niño.

A los efectos de garantizar y promover los derechos enunciados en la Convención que venimos mencionando, los Estados partes están obligados a prestar la asistencia apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la crianza del niño y velarán por la creación de instituciones, instalaciones y servicios para el cuidado de los niños.

Actualmente, la práctica habitual de los Juzgados españoles, de conceder custodias exclusivas, monoparentales (generalmente a las madres) está ocasionando serios perjuicios a los niños, se les está separando contra toda lógica de sus padres, se les está condenando de forma estúpida y cruel a situaciones de orfandad que a nadie beneficia.

Según parece, al entender de los jueces y fiscales, hay que ser especialmente precavido a la hora de permitir un régimen de Guarda y Custodia Compartidas, no sea que se perjudique a los menores. Este prejuicio implica, claro está, que la Custodia Compartida (según los que propagan esta falacia) teóricamente puede perjudicar a los hijos, y por supuesto hay que consentirla de manera excepcional… y además, los que la piden (se supone que quienes la piden son solamente varones) es seguro que tienen objetivos “extraños” que por supuesto nada tienen que ver con el “interés superior del menor”.

Permítaseme preguntar: ¿Hasta cuándo va a seguir practicando en los Juzgados de Familia la discriminación por razón de sexo? ¿Hasta cuándo va a seguir la perversa inercia de “lo mejor es que se quede con la madre”? ¿Hasta cuándo se va a seguir prevaricando en los juzgados españoles, dictando sentencias injustas a sabiendas, o por negligencia, o por ignorancia inexcusables, que perjudican gravemente a los menores?

¿Por qué no se toman las mismas precauciones cuando se trata de una custodia exclusiva –y excluyente- monoparental, y materna, como sucede en la mayoría de los casos?

El primer y más elemental-fundamental derecho de un niño, no lo olvidemos (aparte del derecho a la vida) es el de tener un padre y una madre. Y la custodia monoparental exclusiva condena a los hijos a una orfandad cruel y estúpida, además de innecesaria.

Tal vez sea necesario, por enésima vez, explicar qué es la Custodia Compartida:

Consiste en que después de la ruptura de pareja, los progenitores sigan siendo socios en aquello de educar y criar a sus hijos, a pesar de no vivir juntos. ¿Esto es peligroso para los hijos?

El Tribunal Supremo viene dictaminado desde el año 2012 que, la Custodia Compartida es “lo más natural… y que habría que generalizar su aplicación para favorecer el interés superior de los menores”.

La custodia monoparental exclusiva fomenta que los niños, que se ven privados de la figura paterna o materna, por el desequilibrio que en ellos suscita sean más proclives al fracaso escolar, al coqueteo con el mundo de la droga, a la delincuencia juvenil, a abandonar el hogar, al suicidio… Se está conculcando de este modo el derecho del menor al cuidado y a la educación de ambos progenitores (y por supuesto se está impidiendo un reparto equilibrado de derechos y deberes de cada uno de ellos, madre y padre).
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Como decía al principio del texto, hoy se celebra el “Día Internacional de los Derechos del Niño”, y los mismos voceros y aduladores, que niegan el maltrato cruel al que algunos padres y madres someten a sus hijos cuando se divorcian –con la inestimable colaboración de jueces, fiscales, abogados, psicólogos…- se acordarán de la situación de abandono, desamparo, y diversas formas de maltrato que sufren los menores de otros lugares del mundo, porque según ellos “aquí no pasa nada, vivimos en el mejor de los mundos posibles, en el país de la igualdad…”.

Se olvidarán –también un año más- de que el principal derecho de los niños, además del derecho a la vida, es el derecho a tener padre y madre; se olvidarán de que la única opción tras el divorcio –para que los menores sigan conservando a papá y mamá- es la Custodia Compartida , se olvidarán una vez más, de que la Alienación Parental -que existe pese que a algunas “asociaciones de mujeres” y el CGPJ lo nieguen- se puede evitar con la Custodia Compartida , mediante la cual los menores pueden convivir y tener contacto frecuente con ambos progenitores, evitando o haciendo más difícil que los hijos puedan ser manipulados.

No puedo acabar sin recordar que un estudio del Departament of Health and Human Services, Administration for Children and Familie, National Center on child Abuse and Neglect, realizado en los EEUU el año 1996, concluyó que la ausencia o la falta de contacto frecuente con el padre pueden ocasionar en los niños graves trastornos tales como:

- 5 veces más propensión al suicidio.
- 32 veces más propensión a irse de casa.
- 20 veces más propensión a tener desórdenes de conducta.
-14 veces más propensión a cometer actos de precocidad y abuso sexual.
- 9 veces más propensión a abandonar los estudios.
- 10 veces más propensos a abusar de sustancias químicas y drogas.
- 20 veces más propensos a acabar en prisión.

Es difícil encontrar a algún experto que recomiende la exclusión del padre o de la madre en la educación y la crianza de los menores… Freud, Carl Rogers, Abraham Maslow, Lacan, Piaget, o en España Rojas Marcos, Bernabé Tierno, o el Filósofo y Pedagogo José Antonio Marina (éste manifiesta en su libro “Aprender a vivir”, Editorial Ariel, que “para educar a un niño hace falta toda una tribu”) todos recomiendan la presencia de la figura paterna y materna en la vida de los niños y adolescentes para que éstos alcancen el suficiente equilibrio emocional cuando lleguen a la adultez.

Es especialmente urgente poner la legislación española al día, es imprescindible reformar el derecho de familia, como se está haciendo ya en los países de nuestro entorno cultural y civilizatorio; para que los hijos de padres divorciados sigan viviendo en concordia, tolerancia y puedan seguir creciendo con alegría a pesar de que sus progenitores vivan separados. 

El único modelo es la custodia compartida, un modelo “solidario” entre ex esposos, que aún deben seguir siendo “socios parentales”. Y de paso, también, los niños aprenderán a compartir, a resolver los problemas mediante el mutuo acuerdo, de manera no violenta, a respetarse entre sexos diferentes, a ser solidarios. Merece la pena.

Está en juego, nada menos, que el porvenir de nuestra Sociedad…

Como se indicaba anteriormente, todas las corrientes actuales de la Psicopedagogía, y particularmente las autodenominadas humanistas, afirman con total rotundidad que entre las principales necesidades de los niños (por supuesto también de las niñas) están la de sentirse amados, sentirse aceptados (tal cual son, con sus riquezas y sus limitaciones) no sentirse una carga o algo parecido, sentirse aprobados en sus aspiraciones, en sus actos; sentirse reconocidos, sentirse en un entorno de seguridad tanto material como afectiva, etc. pero si de algo tienen, también, especial necesidad y derecho es de poseer una madre y un padre suficientemente adultos, competentes y responsables que los acompañen hasta la adultez.
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Sin embargo, los medios de comunicación, las instituciones de protección de la infancia y de los adolescentes y las leyes españolas, privilegian la relación con la madre en detrimento de una adecuada relación con el padre. 

Parece como que la idea preponderante es la de que la madre y el Estado son los únicos capacitados para ocuparse de ellos. Sin duda esta conspiración, premeditada, cruel, innecesaria y no precisamente casual, lo que viene es a reafirmar un machismo mal entendido, que aleja aún más a los padres de su responsabilidad en el cuidado y acompañamiento de sus hijos mientras estos crecen.

Es difícil de entender a estas alturas, que haya aún gente en nuestro país que siga considerando positivo obligar a los padres a dejar de serlo, simplemente porque se divorcien de sus cónyuges.

Resulta llamativo que se proclame la conveniencia de un mayor compromiso de los padres en la crianza y en la educación de los hijos durante el matrimonio y cuando se rompe el contrato matrimonial se atribuya de forma sistemática la guarda y custodia monoparental a las madres (y de hecho también la patria potestad, más acertado sería decir autoridad parental) expulsando a los padres de la vida de sus hijos y condenándolos a una orfandad incomprensible, además de otras consecuencias especialmente graves.

MARTES, 20 NOVIEMBRE 2018 15:09
https://latribunadeespana.com/espana/acerca-del-derecho-de-los-ninos-a-tener-un-papa-y-una-mama-y-a-la-custodia-compartida

¿Crear bebés artificialmente FUERA DEL CUERPO? La ciencia está a 1 Paso

Resultado de imagen de Crear bebés artificialmente FUERA DEL CUERPO? La ciencia está a 1 Paso¿Imaginas llegar a ver el desarrollo de fetos en úteros completamente artificiales, en entornos situados fuera del cuerpo humano?

La posibilidad ha sido explotada por numerosas obras de ciencia ficción, desde Un mundo feliza Matrix , pero por primera vez en la Historia, estamos a un paso de hacerlo realidad.

Un equipo de investigadores de varias instituciones científicas de Europa y EEUU ha logrado hacer crecer embriones humanos dentro de una placa de Petri, durante nada más ni nada menos que dos semanas.

Al cumplirse los 14 días, los investigadores han tenido que interrumpir el experimento para cumplir con el acuerdo internacional que fija ahí el límite para los experimentos con embriones, por razones éticas. La cuestión es que los mismos investigadores, estaban convencidos de que, si no llegan a interrumpir el experimento, el embrión habría llegado a niveles de desarrollo mucho más altos.





En un reciente experimento científico, se ha logrado hacer crecer embriones humanos dentro de una placa de Petri durante 14 días

El experimento estaba dirigido a investigar una de las fases menos conocidas de la vida, que son los cambios que sufre el embrión a partir de los siete primeros días de gestación, momento en el que se suele implantar en el útero de la mujer, y hasta los 14 días, cuando se convierte en una “bola” de celulas autoorganizadas destinadas a convertirse en un bebé.

Es en esta fase cuando los problemas del embarazo o los trastornos de desarrollo pueden ocurrir, pero es demasiado pronto para verlos en una ecografía. Por ello, los científicos buscaban estudiar esos primeros estadios de desarrollo en una placa de laboratorio.

Con gran sorpresa, los investigadores descubrieron que el embrión era capaz de dirigir su propio desarrollo incluso después de haber superado el tiempo en el que debería haber sido implantado en un útero materno.

“Permitimos a los embriones desarrollarse por sí mismos, sin ninguna interacción con tejido materno”, ha recalcado Marta N. Shahbazi, estudiante postdoctoral de la Universidad de Cambridge y coautora de la investigación, en declaraciones a Motherboard.

“Estudios previos han intentado cultivar embriones humanos con un éxito limitado. Basándonos en nuestro conocimiento del desarrollo de embriones de ratón, razonamos que los embriones humanos también podrían tener la capacidad de auto-organizarse… de generar estructuras específicas sin ninguna necesidad de un input materno externo. Al hacer esto, descubrimos las notables propiedades de auto-organización de los embriones humanos”, declara Shahbazi.

El estudio demuestra que un día, en unas condiciones adecuadas, la ciencia podría crear un ser humano que consiga nacer en un ambiente completamente artificial.

Normalmente, en el séptimo día de desarrollo, el embrión fecundado ‘in vitro’ se suele implantar en el útero de la mujer. Esta vez el experimento se ha desarrollado sin ninguna interacción con tejido interno

“Una cuestión crucial para nosotros hoy es, ¿tenemos una justificación ética o científica para cambiar la regla de los 14 días?”, plantea Shahbazi en el art¡iculo que da cuenta de su investigación en la revista Nature. Según la autora, la regla de 14 días es completamente inútil en la era en la que los embriones pueden crecer artificialmente más allá de ese plazo.

Pero las implicaciones morales son tremendamente evidentes. Un desarrollo fetal totalmente artificial, hasta el mismo momento del “parto”, cambiaría por completo el concepto de maternidad y nuestra condición de mamíferos e incluso de humanos.





Las implicaciones morales son evidentes. Un desarrollo artificial cambiaría por completo el concepto de maternidad y nuestra condición de mamíferos e incluso de humanos

Por otro lado, si logramos crear embriones humanos en ambientes artificiales, si logramos que esos embriones lleguen a nacer de un útero simulado, más allá de las implicaciones éticas, la técnica podría ser usada por empresas privadas o por regímenes totalitarios con muy oscuras intenciones.

Y entonces, el mundo feliz que planteaba Huxley, sí que podría dejar de ser una simple distopía.


20 noviembre, 2018


Secesión en la Unión Europea

Thierry Meyssan estima que la manera misma cómo Alemania y Francia niegan al ‎Reino Unido el derecho a salir de la Unión Europea demuestra que esa “unión” es algo ‎más que un yugo. 

Esa actitud también permite comprobar que los europeos de hoy ‎muestran por los intereses de sus vecinos el mismo desprecio que sentían en tiempos ‎de las dos guerras mundiales. 

Es evidente que los europeos han perdido la capacidad ‎de gobernar sus países, lo cual no es sólo defender los intereses nacionales a ‎corto plazo sino también pensar a largo plazo y prevenir los conflictos con sus ‎vecinos. ‎‎

Los pueblos cuyos países son miembros de la Unión Europea no parecen conscientes de los ‎nubarrones que se ciernen sobre sus cabezas. Han identificado los graves problemas de la UE ‎pero los tratan con ligereza y no entienden lo que está en juego con la secesión británica –‎el llamado Brexit.

Están hundiéndose lentamente en una crisis que podría no tener más solución ‎que la llegada a la violencia. ‎
El origen del problema‎

En el momento de la disolución de la Unión Soviética, los miembros de la Comunidad Europea ‎aceptaron plegarse a las decisiones de Estados Unidos e integrar a esa comunidad los países del ‎centro de Europa, a pesar de que esos países no correspondían en nada a los criterios lógicos de ‎adhesión.





De paso, adoptaron el Tratado de Maastricht, que convirtió el proyecto europeo en una ‎coordinación económica de Estados europeos que marchaba hacia la implantación de un Estado ‎supranacional. Se trataba de crear un gran bloque político que –bajo la protección militar de ‎Estados Unidos– emoprendería, según ellos, el camino de la prosperidad. ‎

Ese súper Estado nada tiene de democrático. Lo administra un colegio de altos funcionarios –‎la Comisión– cuyos miembros son designados uno a uno por cada uno de los jefes de Estado y ‎de gobierno. Nunca en la Historia había existido un Imperio que funcionara de esa manera. Muy ‎rápidamente, el modelo paritario de la Comisión dio paso a una gigantesca burocracia paritaria, ‎en cuyo seno ciertos Estados son «más iguales que los demás». ‎

El proyecto supranacional resultó ser incapaz de adaptarse al mundo unipolar. La Comunidad ‎Europea había nacido de la rama civil del Plan Marshall, cuya rama militar era la OTAN. 

Las burguesías de Europa occidental, inquietas ante el modelo soviético, habían respaldado ‎la Comunidad a partir del congreso convocado por Winston Churchill en La Haya, en 1948. Pero, ‎después de la desaparición de la URSS, aquel camino carecía de interés para ellas. ‎ 

Los países que habían sido miembros del Pacto de Varsovia vacilaban entre implicarse en la ‎Unión Europea o aliarse directamente a Estados Unidos. Por ejemplo, Polonia compró aviones de ‎guerra a Estados Unidos, con los fondos que la Unión Europea le había concedido para ‎modernizar su agricultura, y comprometió esos aviones en la agresión contra Irak. ‎

Además de crear una cooperación policiaca y judicial, el Tratado de Maastricht incluía la creación ‎de una moneda única y de una política exterior igualmente única. Todos los países miembros de la ‎Unión Europea tenían que adoptar el euro como moneda en cuanto lo permitiese su economía ‎nacional. 

Sólo Dinamarca y el Reino Unido, presintiendo los problemas futuros, se mantuvieron ‎al margen y no adoptaron la moneda única. La cuestión de la política exterior única para todos ‎los miembros de la UE parecía evidente en un mundo que se había hecho unipolar y dominado ‎por Estados Unidos. ‎

Teniendo en cuenta las disparidades económicas existentes entre los países de la eurozona, ‎los países pequeños iban a convertirse en presas de los más grandes, como Alemania. ‎La moneda única, que en el momento de su entrada en circulación había sido ajustada al valor ‎del dólar estadounidense, se transformaba poco a poco en una versión internacionalizada del ‎antiguo marco alemán. 

Incapaces de rivalizar con los demás miembros de la UE, Portugal, Irlanda, ‎Grecia y España acabaron siendo designados en los medios financieros como los PIGS –sigla ‎construida con los nombres en inglés de esos países pero que significa “cerdos” o “cochinos”. ‎Mientras tanto, Berlín saqueaba las economías de esos países y proponía a Atenas ayudar a ‎restaurar la economía griega… si le cedía parte del territorio griego. ‎

Resultó que la Unión Europea, aunque proseguía su crecimiento económico global, se quedaba ‎rezagada en relación con otros Estados cuyo crecimiento económico era varias veces más ‎rápido. Ser miembro de la Unión Europea era una ventaja para los países que habían pertenecido ‎al Pacto de Varsovia, pero se convirtió en un hándicap para los europeos del este. ‎

Ante tal fracaso, el Reino Unido decidió retirarse de este súper Estado (Brexit) para aliarse a sus ‎socios históricos de la Commonwealth y, de ser posible, con China. La Comisión Europea tuvo ‎miedo de que el ejemplo británico abriese las puertas a la salida de otros países y a que, aunque ‎se mantuviese el Mercado Común, aquello pusiese fin a la UE, así que decidió imponer ‎condiciones que obligaran a Londres a renunciar a su salida de la Unión. ‎
Los problemas internos del Reino Unido‎

Habiendo comprobado que la Unión Europea está al servicio de los ricos y en contra de los ‎pobres, los campesinos y obreros británicos votaron a favor de salir de ella mientras que ‎el sector terciario se oponía a esa salida. ‎





En la sociedad británica –como en los demás países europeos– existe una alta burguesía que debe ‎su enriquecimiento a la Unión Europea, pero también tiene una poderosa aristocracia, que ‎no existe en los demás grandes países europeos. 

Antes de la Segunda Guerra Mundial, esa ‎aristocracia disponía de todas las ventajas que representa la Unión Europea, y también de una ‎prosperidad que ya no puede esperar de la UE. La aristocracia británica votó, por consiguiente, ‎por el Brexit, en contra de la alta burguesía, abriendo así una crisis en el seno de la clase dirigente. ‎

En definitiva, la designación de Theresa May como primer ministro supuestamente debía ‎preservar los intereses de unos y otros («Global Britain»), pero las cosas no sucedieron como ‎se había previsto. ‎ 
Primeramente, la señora May no logró concluir un acuerdo preferencial con China y está ‎encontrando grandes dificultades en la Commonwealth, cuyos vínculos con Londres se habían ‎distendido con el paso del tiempo. 
May también está teniendo grandes dificultades con sus minorías escocesa e irlandesa, ‎sobre todo teniendo en cuenta que su mayoría incluye a los protestantes irlandeses, quienes ‎no tienen intenciones de ceder sus privilegios. 
Además, está estrellándose contra la intransigencia ciega de Berlín y de la UE. 
Para terminar, la señora May también está teniendo que enfrentar el cuestionamiento de la ‎‎«relación especial» que ataba su país a Estados Unidos. ‎
El problema que sale a la luz con la aplicación del Brexit‎

Luego de tratar inútilmente de obtener concesiones sobre los tratados europeos, el Reino Unido ‎optó democráticamente –el 23 de junio de 2016– por salir de la Unión Europea. La alta ‎burguesía, que no había creído que tal cosa pudiese suceder, trató inmediatamente de cuestionar ‎la voluntad expresada en las urnas. Se habló entonces de organizar un segundo referéndum, ‎como se hizo con Dinamarca cuando los electores daneses rechazaron el Tratado de Maastricht. ‎Ante la dificultad de lograr eso, se habló entonces de un «Brexit duro» (sin nuevos acuerdos ‎con la Unión Europea) y de un «Brexit blando» (donde se mantendrían ciertos compromisos). ‎

La prensa clama que el Brexit será una catástrofe económica para los británicos. En realidad, ‎todos los estudios anteriores al referéndum –y por consiguiente anteriores también a ese ‎debate– muestran que los 2 primeros años de la salida de la UE serán de recesión, pero que la ‎economía del Reino Unido no tardará en recuperarse y superar los índices de la Unión Europea. ‎La oposición al resultado del referéndum –y, por ende, a la voluntad popular– está logrando ‎frenar la aplicación de la decisión ya adoptada por la mayoría. La notificación a la UE de la salida ‎británica se realizó con 9 meses de retraso, el 29 de marzo de 2017. ‎

El 14 de noviembre de 2018 –o sea, 2 años y 4 meses después del referéndum– Theresa May ‎capitula y acepta un acuerdo con la Comisión Europea en términos‎ que no convienen a los británicos. Cuando ‎presenta ese acuerdo a su gobierno, 7 ministros dimiten de inmediato –entre ellos el ministro ‎a cargo del Brexit. Es evidente que el hombre ignoraba ciertos elementos del texto que la señora ‎May le atribuye a él. ‎

El acuerdo británico con la Unión Europea incluye una disposición enteramente inaceptable para ‎un Estado soberano. Instituye un periodo de transición –cuya duración no precisa–, durante ‎el cual el Reino Unido deja de ser considerado miembro de la UE, pero estará obligado a plegarse ‎a sus reglas, incluyendo las que sean adoptadas durante ese periodo. ‎

Alemania y Francia están detrás de esa intriga. ‎

En cuanto se supo el resultado del referéndum británico sobre el Brexit, Alemania tuvo conciencia ‎de que la salida del Reino Unido provocaría la pérdida de varias decenas de miles de millones de ‎euros del PIB alemán. En vez de tratar de adaptar la economía alemana a esa circunstancia, ‎el gobierno de la canciller Angela Merkel se dio entonces a la tarea de sabotear la salida del ‎Reino Unido de la UE.‎

Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron representa a la alta burguesía europea, ‎lo cual lo lleva a oponerse por naturaleza al Brexit. ‎
Los hombres detrás de las políticas‎

La canciller Merkel estaba segura de contar con el apoyo del presidente de la UE, el polaco ‎Donald Tusk. Si Tusk está en ese puesto no es por haberse sido antes primer ministro de su país ‎sino por dos razones muy diferentes: Tusk proviene de una familia de la minoría casubia que ‎se puso del lado de los estadounidenses contra los soviéticos en tiempos de la guerra fría y es, ‎además, un amigo de infancia de la señora Merkel. ‎





Tusk comenzó por plantear la cuestión del compromiso británico en los programas plurianuales de ‎la Unión Europea. Si Londres tuviese que pagar lo que se había comprometido a financiar, ‎simplemente no podría salir de la UE sin desembolsar un derecho de salida que fluctuaría entre ‎‎55 000 y 60 000 millones de libras esterlinas. ‎

Michel Barnier, ex ministro francés y miembro de la Comisión Europea, es nombrado entonces ‎negociador en jefe ante el Reino Unido. Barnier sentía una sólida aversión por la City, a la que ya ‎había maltratado durante la crisis de 2008. Además, los financieros británicos soñaban con ‎hacerse del control de la convertibilidad del yuan chino a euros. ‎

Barnier aceptó tener a la alemana Sabine Weyand como segunda. En realidad es ella quien dirige ‎las negociaciones con el Reino Unido y su misión es hacerlas fracasar. ‎

Mientras tanto, el hombre que fabricó la “carrera” del hoy presidente de Francia Emmanuel ‎Macron, el ex jefe del servicio francés de inspección financiera Jean-Pierre Jouyet, es nombrado ‎embajador de Francia en Londres. Para garantizar el fracaso del Brexit, Jouyet se apoya en ‎el coronel Tom Tugendhat, líder conservador de la oposición a Theresa May, e incluso nombra a ‎la esposa del coronel –Anissia Tugendhat– como adjunta en la embajada de Francia en Londres. ‎

La crisis se concreta durante la cumbre del Consejo Europeo realizada en Salzburgo, ‎en septiembre de 2018. Theresa May presenta en esa cumbre el consenso que había logrado en ‎su país –y que muchos deberían ver como un ejemplo. Se trata del llamado «Plan de Chequers» ‎‎ [1], ‎que propone mantener sólo el Mercado Común entre el Reino Unido y la UE, la eliminación de la ‎libre circulación de personas, servicios y capitales entre ambas partes y liberar al Reino Unido de la ‎obligación de someterse a la justicia administrativa europea. Tusk rechaza de plano la propuesta. ‎

En este punto se impone una mirada al pasado. Los acuerdos que pusieron fin a la rebelión del ‎Ejército Republicano Irlandés (IRA, siglas en inglés) contra el colonialismo inglés no resolvieron ‎las causas del conflicto. Se logró la paz sólo porque la creación de la Unión Europea permitió la eliminación de ‎la frontera entre Irlanda del Norte (bajo la dominación inglesa) y la República de Irlanda ‎‎(independiente del Reino Unido y miembro de la UE). 

Ahora Donald Tusk exige que, para evitar el ‎resurgimiento de aquella guerra de liberación nacional, Irlanda del Norte se mantenga en la unión ‎aduanera de la UE. Eso implicaría la creación de una frontera, bajo control de la Unión Europea, ‎frontera que dividiría en dos el Reino Unido, separando Irlanda del Norte del resto del reino. ‎

Durante la segunda sesión del Consejo, en presencia de todos los jefes de Estado y de gobierno, ‎Tusk ordenó cerrar la puerta en la cara a la señora May, dejándola fuera de la sala, lo cual ‎constituye una humillación pública que no puede dejar de tener consecuencias. ‎
Reflexiones sobre la secesión en la Unión Europea‎

Todo estas intrigas demuestran la habilidad que los dirigentes europeos son capaces de desplegar ‎cuando se trata de engañar a alguien. Según la imagen que proyectan, dan la impresión de ser ‎respetuosos de las reglas de imparcialidad y de tomar decisiones colectivas cuyo único objetivo ‎sería servir al interés general –aunque sólo los británicos refutan la noción misma de interés ‎general. ‎

La realidad es diferente. Algunos dirigentes europeos defienden los intereses de sus países ‎en detrimento de todos los demás. Lo peor es, evidentemente, el chantaje que se ejerce contra ‎el Reino Unido, tratando de obligarlo a someterse a las condiciones económicas de la UE bajo la ‎amenaza de favorecer el resurgimiento de la guerra de independencia en Irlanda del Norte. ‎

Ese comportamiento sólo puede conducir a un despertar de los conflictos intraeuropeos que ‎dieron lugar a las dos guerras mundiales, conflictos que la Unión Europea había logrado disimular ‎en su propio territorio pero que nunca llegaron a ser resueltos y que aún subsisten fuera de la UE. ‎

Conscientes que están jugando con fuego, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller ‎alemana Angela Merkel han comenzado a hablar ahora –de un día para otro– de la creación de un ‎ejército común, que incluiría al Reino Unido. Es cierto que si las tres grandes potencias europeas ‎crearan su propia alianza militar, el problema quedaría resuelto. Pero es imposible concretar esa ‎alianza porque no se puede construir un ejército sin decidir antes quién será el jefe. ‎

El autoritarismo del Estado supranacional ha alcanzado tales proporciones que fue creando otros ‎tres frentes durante el transcurso de las negociaciones sobre el Brexit. La Comisión abrió ‎dos procedimientos para adoptar sanciones contra Polonia y Hungría –a pedido del Parlamento ‎Europeo–, países que están siendo acusados de violaciones sistémicas de los valores de la Unión Europea. 

‎Lo que se busca es poner a esos dos países en la misma situación que el Reino Unido: la de verse ‎obligados a plegarse a las reglas de la UE sin participar en su adopción. Además, descontento por ‎las reformas iniciadas en Italia, el Estado supranacional niega al gobierno italiano el derecho de ‎dotarse de un presupuesto para aplicar su propia política. ‎

El Mercado Común de la Comunidad Europea había permitido reconciliar a los europeos del oeste ‎con los europeos del este y fortalecer la paz. Su sucesora, la Unión Europea, está destruyendo ‎ese legado, dividiendo nuevamente a los europeos y enfrentándolos entre sí. ‎

Thierry Meyssan     

[1] “Chequers” es el nombre de la residencia campestre oficial asignada al primer ministro ‎británico. Allí se presentó la propuesta británica a la Unión Europea. Nota de la Red Voltaire.

RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 20 DE NOVIEMBRE DE 2018 
http://www.voltairenet.org/article204001.html