martes, 13 de diciembre de 2016

Abducción en la Biblia

Abducciones en la Biblia

En la Biblia, la abducción es claramente representada en Elías, que fue llevado a los cielos en cuerpo y alma: “Y estando allí en el Monte Santo sintió que Dios se le iba a aparecer. Y llegó un violento huracán, pero allí no iba Dios. Y sucedió un espantoso terremoto, pero ahí no estaba Dios. 

Y vino un fuego devorador, y allí tampoco llegaba Dios. En seguida sintió una suave brisa, y ahí sí venía Dios. Y el Señor mandó a Elías que volviera otra vez a Israel y que consagrara a Eliseo como su sucesor, y a Jehú como nuevo rey”.

En la Biblia existen múltiples relatos de abducción. Además de la del profeta Elías (el “carro de fuego”) la del apóstol Juan quien describe en el Apocalipsis como fue “arrebatado” al cielo por una de esas naves, describe al “astronauta”, su indumentaria, su casco, sus botas y sus emblemas, al igual que la sala de comandos de la nave y la forma como se iba alejando de la Tierra hasta que ya no la vio más. Obviamente lo que él no comprendía, lo narraba de acuerdo con los conocimientos y limitaciones de su época, muchas veces alegóricamente como era usual en esos tiempos para que la gente pudiera entender los relatos.

Igualmente es arrebatado al cielo el profeta Ezequiel y transportado “con visiones divinas” de Babilonia a Jerusalén (casi 800 kilómetros). Ezequiel 10,9-11:

“Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, al quinto día del mes, que estando yo en el río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios. En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, vino la palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi, en la Tierra de los Caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová. 

Y miré, y he aquí que venia del norte un viento tempestuoso (“ruaj”: torbellino), y una gran nube (“shekinah” o habitación de Dios), con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. He aquí una rueda (“Ofan”: rueda, círculo, disco) sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito (topacio, turquesa, berilo). Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. 

Y sus aros altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro… A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda! (“galgal”: rueda, torbellino, esfera, disco, círculo).. Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban entre ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 

Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada una tenía dos alas que cubrían su cuerpo.”

El bíblico Enoc es llevado hacia el Cielo. Dice así su libro apócrifo: “

Una nube me llamó. Y me condujo a la morada de la tempestad. He visto las moradas de las luces y del trueno y hasta el fuego del ocaso. Y he visto los grandes ríos, y alcancé una gran oscuridad, y llegué allí donde ser alguno de carne camina; he visto las montañas de las tinieblas del invierno y he visto la desembocadura de todos los ríos y la desembocadura del abismo. He visto un lugar sobre el cual no se extendía el firmamento de los cielos.”

¿A qué se está refiriendo? ¿Acaso a los cielos polares? ¿A la gran boca dibujada por Mercator en sus mapas por la que se unen los océanos de ambas caras del planeta?.

Moisés subió al monte Sinaí, por mandato divino, donde permaneció durante cuarenta días:

“Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube. Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte. Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.” (Exodo 24, 15-18).

Por Veritas Boss -22 julio, 2016

En en El Dorado, Bolivia , en mayo de mayo de 2016 aterrizaba un Ovni y avistaban a un ser Extraterrestre


Gran Bretaña declara una ofensiva contra España por Gibraltar

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Tras 300 años de guerras y disputas entre Gran Bretaña y el Reino de España por Gibraltar, los irónicamente “Aliados” de España vuelven a lanzar toda una declaración de guerra diplomática y material contra nuestro país.

El motivo no es otro que el problema que se platea para la última colonia en suelo Europeo con la salida del Reino Unido en el referéndum del 23 de Junio.

Un problema generado y gestado por los propios británicos y por el cual se da paso a la salida irrevocable de Gran Bretaña y de todos sus territorios de la Unión Europea.

Este referéndum, recordemos, fue un verdadero mazazo para la opinión pública británica que ocupa Gibraltar ya que más de un 90% optó por la permanencia dentro de Europa.

Esta situación va a situar a Gibraltar con toda seguridad, en uno de sus momentos históricos más críticos, pues dependen de su supervivencia exclusivamente de España y de una frontera terrestre abierta.

Si esta frontera volviese a ser fuera de la Unión Europea y por tanto, se volviera a los controles fronterizos de los años 80, Gibraltar podría en pocas semanas, perder hasta un 24% de su PIB.

Ante esta situación generada por Gran Bretaña, el Gobierno Español ofreció a Gibraltar la posibilidad de la cosoberanía para que estos perjuicios devastadores sobre el Peñón no se produzcan, y así reiteradamente lo ha hecho saber el ya ex Ministro de Asuntos Exteriores Garcia – Margallo.

Pero la respuesta ha sido toda una bofetada.

Al frente de la Colonia, Fabián Picardo ha arremetido contra España y ha declarado que no hay nada que hablar, que es España la que debe someterse a nuevas situaciones para ceder y dejar abierta la verja aunque esto suponga una violación de las leyes Europeas vigentes.

Picardo en vez de Censurar a la Metrópoli primero, la celebración de dicho referéndum y segundo, el trato recibido tras el Brexit, opta por atacar a España.

Picardo se reúne con el Ministros de Asuntos Exteriores Británico, Boris Johnson y se declara toda una ofensiva contra España.

Así se comprueba en las declaraciones del Asesor Británico Luke Coffey que defiende un aumento significativo de la presencia de la Armada Británica en Gibraltar.

Clara muestra de desafío y agresión a España.

Con todo esto, la nueva Primera Ministra tras la dimisión de James Cameron, Doña Theresa May anuncia nuevos resquicios jurídicos para Gibraltar, tales como hacer de Gibraltar una isla de Man o dependencia de la Corona, lo que vulneraría de pleno derecho el Tratado de Utrecht de 1713.

Pero además, Picardo y su vicealcalde John Cortés anuncian sendas ofensas diplomáticas tanto por Estados Unidos, Naciones Unidas y Unión Europea contra España.

El fin está claro, dejar a toda costa a Gibraltar dentro del marco fronterizo y comercial Europeo, frente a lo que defiende claramente la Unión Europea en casos de salida de un país miembro.

El nuevo Ministro de Asuntos Exteriores Español, el jerezano Alfonso Dástis ya se ha apresurado a rebajar la firmeza de España y la verdad es que la situación para España no es nada buena.

Se ve que para los Políticos Españoles 300 años de Colonialismo, recordemos la última colonia en suelo europeo, son pocos para España y para una Bruselas más preocupada en los posibles acuerdos comerciales y económicos con una Gran Bretaña post Brexit que por un insultante trozo de Piedra Colonial en su propio suelo.

ESA ES LA VERDAD.

LUNES 12 DE DICIEMBRE DE 2016 22:00

Veremos como acaba todo.
Fuente: Digital liberal
http://www.elespiadigital.com/index.php/noticias/historico-de-noticias/15632-gran-bretana-declara-una-ofensiva-contra-espana-por-gibraltar

La CIA promueve un golpe de estado contra Trump

El pasado 9 de diciembre, el periòdico The Washington Post, uno de los principales voceros de la élite política estadounidense, publicó un artículo sobre un dossier secreto de la CIA en el que afirmaba que Rusia no sólo había intervenido en las elecciones presidenciales de EEUU, sino que había ayudado a que Donald Trump fuera elegido presidente. 

El informe señala que hackers rusos, apoyados por el gobierno ruso, habrían pirateado los emails de Hillary Clinton y otros altos cargos demócratas con el objetivo de producir la victoria de Trump.

Este informe surgió pocas horas después de que el presidente Barack Obama anunciara que había ordenado una “revisión completa” acerca de las alegaciones de que Rusia se había interferido en las elecciones norteamericanas. Todo ello busca, sin duda, arrojar dudas sobre el proceso electoral estadounidense y ha llevado a algunos analistas norteamericanos a preguntarse si se está preparando un auténtico golpe de estado contra Trump. De hecho, una de las funciones de la CIA es la de preparar golpes de estado y sembrar el caos, pero hasta ahora la agencia había llevado a cabo tales actividades en países extranjeros y no en EEUU.

Las alegaciones de que Rusia actuó para elegir a Trump procedieron sobre todo de la campaña de Hillary Clinton, que intentó presentar a Trump poco menos que como un “agente ruso”. La propia Clinton calificó a Trump de “títere de Putin” en el debate presidencial final. Sin embargo, la CIA no había dado un paso semejante hasta ahora y el propio FBI rechazó en su día tales alegaciones. La Casa Blanca dijo también entonces que no había indicaciones de que Rusia hubiera llegado a cabo actividades maliciosas en Internet para influir en la elección estadounidense.

El artículo del Washington Post deja ver que la CIA no dispone de ninguna prueba que respalden sus afirmaciones y sólo hace referencias a individuos que no son nombrados y que estarían cercanos al gobierno ruso y que podrían haber sido las fuentes de las filtraciones a WikiLeaks de los emails que mostraban actividades sospechosas o presuntamente delictivas de Hillary Clinton. WikiLeaks, por su parte, ha desmentido a través de su director, Julian Assange, que Rusia haya sido la fuente de tales filtraciones.

La decisión de la CIA de pronunciarse sobre tales hechos resulta tanto más chocante por cuanto que corresponde al FBI la tarea de investigar los temas internos en EEUU. Sin ninguna evidencia que probara lo contrario, el FBI declaró que Rusia no había intervenido en las elecciones en favor de ningún candidato.

La decisión de la CIA de filtrar el dossier al Post se debe, sin duda, a su irritación por la intención declarada de Trump de poner fin a algunas de sus actividades -¿incluyendo algunas de apoyo encubierto al terrorismo?-. Uno de los puntos de divergencia de la agencia con Trump es Siria, donde la CIA ha estado apoyando las actividades de subversión dirigidas a provocar un cambio de régimen -en coordinación con el régimen saudí, que tiene un largo historial de cooperación con la CIA-. Trump ha prometido poner fin al programa dirigido a proporcionar armas a los terroristas sirios y dirigir la atención hacia la lucha contra el EI. También ha prometido coordinar la lucha contra el grupo terrorista con Rusia, un anatema para la CIA.

Arabia Saudí, junto con otras monarquías del Golfo Pérsico, suministró millones de dólares a la Fundación Clinton y todos estos gobiernos contaban con la victoria de Clinton y con sus promesas de provocar una escalada en la guerra para provocar un cambio de régimen en Siria y de crear una alianza anti-iraní en la región. Y todo ello para ayudar a Arabia Saudí, uno de los regímenes más despóticos y brutales del planeta, a ganar una hegemonía regional junto con Israel.

Algunos analistas creen que las acusaciones contra Trump buscan también influir en su política, ya que cualquier acercamiento a Rusia o cooperación con ese país que el nuevo presidente promueva será achacada por los círculos políticos y mediáticos hostiles al falso apoyo ruso a su candidatura presencial. Se trataría, pues, de un acto de puro chantaje político. El antiguo director adjunto de la CIA, Mike Morell, que pidió recientemente el asesinato de los rusos e iraníes presentes en Siria, acusó a Trump de ser un “agente inconsciente de los rusos” y de “no ser un patriota” por el hecho de que quiera cooperar con Rusia y no demonizarla.

Sin embargo, el hecho de que el Partido Demócrata, la rama belicista del Partido Republicano y los medios corporativos –y también algunos “progresistas”- hayan repetido de forma acrítica estas alegaciones de la CIA apunta a un objetivo más siniestro: el de presionar a los miembros del Colegio Electoral para que elijan a Clinton en lugar de a Trump pese al hecho de que la mayoría de ellos fueron elegidos precisamente para votar por este último. Un hecho tal supondría una falsificación de las elecciones y un golpe de estado abierto en EEUU.

El ex analista de la CIA, Bob Baer, ha estado abogando por “unas nuevas elecciones” y John Dean, ex consejero de la Casa Blanca durante la época de Richard Nixon, ha pedido que “un informe de inteligencia sobre el papel de Rusia en las elecciones sea enviado a los 538 miembros del Colegio Electoral antes de que ellos se reúnan el 19 de Diciembre para elegir formalmente al nuevo presidente.

Reacción de Trump

La reacción del equipo de transición de Trump fue rápida. En una declaración el mismo día que apareció el artículo en el Post, el equipo señaló que “la misma gente que había afirmado que Iraq tenía armas de destrucción masiva” eran los que difundían tales infundios sobre la “injerencia rusa” en la campaña electoral norteamericana.

“Ellos son la misma gente que dijo que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Las elecciones terminaron hace un tiempo con una de las mayores victorias en el Colegio Electoral de la historia. Ahora es tiempo de moverse hacia delante y “hacer América grande de nuevo”, dijo la declaración.

Poco antes de la invasión nortamericana de Iraq, varias agencias de inteligencia de EEUU y el grupo de los neocon sionistas que dominaron la Administración de George W. Bush afirmaron que Iraq tenía armas de destrucción masiva. El propio presidente Bush afirmó en su libro autobiográfico que “mientras que el mundo está indudablemente más seguro sin Saddam, la realidad es que envié a tropas norteamericanas al combate en base a unos datos de inteligencia que resultó ser falsos”.

Yusuf Fernández
Hace 1 día 12 diciembre, 2016
http://spanish.almanar.com.lb/36650

¿Por qué nadie sabe nada sobre los eventos internos militares y sus cúpulas?












Ra Station Club. 11 de diciembre, 2016.
RA https://rastationclub.blogspot.com.es/2016/12/por-que-nadie-sabe-nada-sobre-los.html CLUB

El Poder de los Números.

La reciente historia de los mineros de Atacama, en el desierto del norte de Chile, se convirtió – para sorpresa de muchos – en una suerte de hito de las comunicaciones, gracias al despliegue tecnológico que permitió llevar las imágenes de la operación de rescate a una audiencia estimada de unos mil millones de personas en el mundo. 

De entre los muchos detalles que rodean la saga de los mineros, uno que ha sido destacado profusamente por la prensa es la extraña coincidencia de un número, el 33, que se repite en distintos momentos a lo largo de esta odisea. Los números siempre han representado un papel especial en la comprensión humana de la vida y la naturaleza, situación que está presente también en la Biblia.

Los números están repartidos por todas las páginas de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. En cualquier diccionario bíblico puede hallarse alguna información básica acerca del significado de los números más usados en las escrituras; así sabemos que el 7 era el número de la perfección, el número divino; que el 6 era todo lo opuesto, el número del hombre, de lo imperfecto, de ahí el famoso 666; que el 12 constituyó una suerte de simbolismo del pueblo de Israel (las doce tribus); en fin, hay muchas cosas que podemos consultar sin mayores dificultades acerca del significado de ciertos números que se hallan en la Biblia.

Sin embargo, hay que reconocer que al lector moderno de las escrituras suele escapársele el sentido último de los números dentro del contexto del relato bíblico. Los números están ahí, repartidos entre las historias de la Biblia, pero la función específica que cumplen dentro esa historia a veces nos es más distante incluso que el texto mismo. La cuestión es más compleja, porque normalmente tenemos consciencia del esfuerzo que debemos realizar para interpretar el texto, pero solemos dejar pasar los números por fuera de este filtro hermenéutico, después de todo son sólo números, ¿no es verdad?

El problema que nos plantean los números está relacionado con el papel que cumplían en la antigüedad, versus el papel que les asignamos hoy en día. En la sofisticada civilización occidental en la que vivimos en la actualidad tenemos un concepto bastante preciso de los números, o mejor dicho, de la función cultural que les asignamos. Producto del nacimiento de la ciencia moderna en el siglo XVI, pero más específicamente de su triunfo en los siglos XVII y XVIII, los números son para nosotros fundamentalmente contadores, son los elementos con los que expresamos la naturaleza computable, mensurable, de la ciencia y la tecnología. Los números dan expresión a nuestra necesidad de medir, de cuantificar todo: el mundo, la naturaleza, la sociedad, el espacio, la música, el arte, la riqueza, la sexualidad, las enfermedades, las noticias, la política, la economía, incluso la historia. 

Entender o conocer son verbos que conjugamos con números, sin cuya ayuda no podríamos aprehender la realidad que nos rodea. Desde los primeros años de escolaridad el sistema de educación formal nos prepara para asociar los números con un lenguaje exacto, con la precisión de las matemáticas. Así, cuando ponemos números sentimos que estamos dimensionando las cosas en su justa medida. 

Sin el concurso de los números tenemos la sensación de que es imposible captar la realidad de las cosas en toda su multiforme expresión. Sólo en muy contadas ocasiones los números escapan de esta dimensión “aséptica”; es lo que ocurre, por ejemplo, cuando nos topamos con el número 13, fecha que evoca ideas antiguas, asociaciones de malos augurios, supersticiones que se han colado entre nuestra educación científica (martes 13). Salvo este y otros escasos ejemplos, los números han sido “secularizados” por así decirlo, son elementos neutros, usados como meros contadores o dígitos en los procesos científicos o tecnológicos.

En la antigüedad, por el contrario, las cosas eran muy diferentes. “El número es el principio de todas las cosas”. Para los griegos clásicos los números jugaron un papel crucial en su comprensión de la naturaleza y del hombre, sobre todo merced a la influencia de pensadores como Pitágoras y Platón. Así, si viviéramos en la Grecia clásica, lugar fundacional de la matemática occidental, y preguntáramos por un matemático, lo más probable es que la gente pensara que estamos buscando una secta místico-filosófica, la secta de los pitagóricos, a quienes se les conocía como “matemáticos”. El lenguaje nos puede jugar una mala pasada; por “matemático” nosotros entendemos algo muy distinto a lo que entendían los antiguos griegos. Si quisiéramos tener mejor suerte, debiéramos consultar por un “geómetra” y ahí sí que podríamos llegar a dar con lo que nosotros creemos es un matemático.

El ejemplo griego nos puede dar alguna idea de la distancia sideral que separa nuestro concepto de los números del que tenían otros pueblos de la antigüedad, como era el caso de los habitantes del antiguo Medio Oriente. Fue en Mesopotamia donde los números comenzaron su largo camino civilizador. Sumerios y babilonios tienen a su haber la reputación de ser las primeras culturas donde un grupo específico de personas de la sociedad comenzaron a estudiar los números. Tal es así, que ahora sabemos que el famoso teorema de Pitágoras fue conocido y resuelto en Babilonia unos mil años antes del famoso griego. Los habitantes de Mesopotamia recurrieron a los números para resolver una serie de problemas prácticos, como por ejemplo la fijación del calendario y la medición del tiempo. 

Vale la pena recordar aquí que ellos definieron el sistema sexagesimal (en base al número 60) para medir el tiempo, un sistema que todavía seguimos usando después de varios milenios. Se aproximaron bastante al valor de p y llegaron a resolver ecuaciones cuadráticas. Pero acaso el rasgo más sorprendente del manejo de los números en Mesopotamia esté en su carácter simbólico. Fue el nacimiento de la numerología, práctica que consiste en asociar a los números con significados espirituales, como representaciones de divinidades, personas u objetos. Ello llevó a su vez a la creación de “números sagrados”, esto es, números especiales, asociados con cosas buenas o malas. Para los sumerios y babilonios el número 60 – al que ya hemos aludido – era precisamente uno de esos números sagrados.

Como muchos investigadores señalan hoy en día, es incuestionable que los antiguos hebreos retuvieron parte de esta tendencia a lo numerológico, es decir, a usar los números con un sentido simbólico. Si bien la estadía en Egipto los expuso a un sistema decimal, los hebreos retuvieron en su conciencia colectiva el uso numerológico, herencia ancestral de los patriarcas que habían dejado Mesopotamia muchos siglos antes. En las escrituras el uso simbólico es más que evidente, incluso para un lector no experto. En el Génesis, por ejemplo, el arreglo del texto y el uso de las palabras tienen connotaciones numerológicas. Así, en Génesis 1:1 abrimos la Biblia leyendo “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Esta sencilla frase debe haber tenido para los lectores hebreos una connotación muy especial, pues estaba compuesta por siete palabras.

Comenzar el libro sagrado con siete palabras - en hebreo se lee de derecha a izquierda - en su primera frase no debe haber sido un detalle menor en un libro donde el número siete juega un papel muy importante, por no hablar del papel que desempeña en el primer capítulo de la Biblia (la creación en siete días). Ya de entrada somos advertidos, por así decirlo, de que el autor va a arreglar su material, la historia que nos quiere contar, de modo tal que sus elementos muestren una armonía numérica, una coherencia que numéricamente era atractiva y significativa para su auditorio, el pueblo hebreo. 

Probablemente esta búsqueda de armonía numérica (o numerológica) esté asimismo detrás de las genealogías de Génesis 5 y 11. Allí hallamos un arreglo bastante claro: hay 10 nombres desde Adán hasta Noé (Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé) y luego otros 10 nombres desde Sem hasta Abraham (Sem, Arfaxad, Sala, Heber, Peleg, Reu, Serug, Nacor, Taré, Abraham). En el listado de nombres vemos otra vez simetría numérica, aparte del hecho de que las cifras de años de vida de casi todos estos venerables personajes son… múltiplos de sesenta, o combinaciones de cinco y siete (años o meses). En Génesis 4:15 leemos, por declaración de Dios, que “ciertamente cualquiera que matare a Caín siete veces será castigado”. En Génesis 4:24 Lamec reclama derecho a ser vengado “setenta veces siete”. Podríamos multiplicar los ejemplos y arreglos de este estilo.

En resumen, el texto de las escrituras hebreas nos invita a recordar que los números tenían una connotación simbólica, tanto o más importante que su papel como contadores. Este hecho se ve reforzado por los resultados de la investigación histórica y arqueológica de las últimas décadas, todo lo cual apunta a destacar la trascendencia de lo numerológico para los habitantes del antiguo Medio Oriente. Que duda cabe que los hebreos, descendientes de los patriarcas que habían venido desde Mesopotamia, compartían este bagaje común donde los números jugaban un rol muy especial como representaciones o símbolos de cosas materiales o espirituales. 

Este es un hecho de la mayor importancia para el lector moderno, pues ya apuntamos antes que nuestra cultura da a los números un tratamiento radicalmente distinto: los ha vaciado de todo significado numerológico, son sólo números. Pero cuando leemos las escrituras, entramos en un contexto histórico y cultural absolutamente diferente; tomar notar de este hecho es un asunto fundamental para hacer justicia al espíritu de los autores bíblicos. También hay que reconocer que incluso en esta materia se han cometido excesos, como nos parece es el tratamiento equivocado de los cabalistas medievales, pero esa es ya otra historia.

fuente/teologiasyciencias.blogspot.com