El papa Francisco recibió ayer el estudio de la comisión encargada de abordar la estructura económica y administrativa de la Santa Sede (COSEA), durante un encuentro con el consejo de ocho cardenales que lo asesora para la reforma de la Curia, el llamado G-8 Vaticano.
Se trata de una semana crucial en la que, entre otras cosas, discutirá ese frente con sus cardenales y además algunos de los asuntos más espinosos que enfrenta la Iglesia, como el rechazo de muchos católicos a sus enseñanzas sobre sexo, divorcio, anticoncepción y a las personas homosexuales.
En principio ayer, el Pontífice argentino y el Consejo de Cardenales se reunieron por primera vez con la Comisión que revisa la reforma de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede a fin de preparar reformas en las instituciones del Vaticano.
Los cambios estarán orientados a una simplificación y racionalización de los organismos existentes y a una programación más atenta de las actividades económicas de todas las administraciones vaticanas, según reiteró ayer Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa del Vaticano.
Para hoy, en tanto, Lombardi adelantó que está prevista la reunión con la Comisión del Instituto de Obras Religiosas (IOR), más conocido como Banco Vaticano, presidida porRaffaele Farina.
Las discusiones sobre sexo prematrimonial, divorcio y las demás cuestiones comenzarán el jueves, cuando el Papa y sus cardenales inicien una reunión de dos días preparatoria de una cumbre sobre asuntos de familia prevista para octubre.
El discurso inaugural del encuentro de esta semana estará a cargo del cardenal alemánWalter Kasper, quien ha pedido “cambios y aperturas” en el tratamiento que da la Iglesia a los divorciados y vueltos a casar.
Los cardenales están en el Vaticano para asistir, el próximo sábado, a una ceremonia en la que se crearán 19 nuevos purpurados, el primer grupo de “príncipes de la Iglesia” nombrado por Francisco para sumarse al selecto club que elegirá a su sucesor.
El Papa convocó la cumbre sobre asuntos de familia el año pasado y dio el inusual paso de enviar a obispos de todo el mundo un cuestionario para que los fieles católicos respondan cómo entienden y practican las enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio, sexo y otras cuestiones similares.
Los resultados, al menos los revelados por obispos de Europa y Estados Unidos, han sorprendido a muchos.
Los mismos obispos dijeron que las enseñanzas centrales de la Iglesia sobre moral y sexo, control de la natalidad, casamiento y divorcio son rechazadas por poco realistas y obsoletas por la vasta mayoría de los católicos, quienes sin embargo dijeron que van a misa y consideran su fe como algo de importancia vital.
Sobre el divorcio, Kasper, quien se retiró en 2010 tras ser jefe de asuntos ecuménicos del Vaticano durante una década, ha expresado largamente su deseo de que la Iglesia pueda readmitir a los católicos vueltos a casar, quienes tienen prohibido participar de los sacramentos a menos que logren una anulación matrimonial.
Según las enseñanzas de la Iglesia, si el primer casamiento no se anula o no es declarado nulo por un tribunal eclesiástico, los católicos que se casan de nuevo no pueden recibir la comunión porque viven en el pecado del adulterio.
La obtención de tales anulaciones a menudo es imposible o tarda muchos años, algo que ha dejado a generaciones de católicos sintiéndose abandonados por su Iglesia. Kasper sostiene que la cuestión debería ser revisada caso por caso.
El papa Francisco ya dejó en claro que quiere ayudar a esos católicos y que el proceso de anulación debería ser sometido a revisión porque los tribunales eclesiásticos no son capaces de manejar la cantidad de casos que han ido acumulando.
Télam y EFE
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