A continuación ofrecemos una artículo del inversor y analista económico Michael Pento, un capitalista convencido, amante del libre mercado.
El análisis que hace Pento sobre lo que está sucediendo en los mercados de valores de China, así como la reacción consiguiente entre la gente de Wall Street, resulta muy significativo y nos habla claramente del mundo hacia el que nos encaminamos…
El desbarajuste en el mercado de valores de China, ha durado 4 semanas y ha conllevado una caída del 30% del Índice Compuesto de Shanghai desde sus máximos de junio.
Para frenar las pérdidas, el gobierno chino ha formulado una hipótesis interesante e innovadora: las acciones no bajan si se prohibe venderlas…
Con este “nuevo enfoque”, el gobierno de Beijing ha ordenado a los grandes accionistas con más de un 5% del capital social de una firma, detener la venta de acciones. Directores, supervisores y personal de alta dirección también están excluidos de vender sus acciones.
China también ha iniciado investigaciones sobre los que cree que se dedican a una venta en corto maliciosa. Las amenazas de cárcel han demostrado ser un medio eficaz de disuasión.
Por si eso fuera poco, dos terceras partes de las firmas que operaban en los parqués de Shanghai y Shenzhen, suspendieron la cotización de sus títulos.
A estas alturas, no debería ser ninguna sorpresa que el gobierno comunista de China haya actuado de esta manera, influyendo sobre el “libre mercado”. Al fin y al cabo, el gobierno chino cree que las economías crecen mediante la construcción de ciudades vacías. Así que ¿por qué no pensar que los mercados funcionan mejor cuando no se permite a los participantes vender?
Lo que realmente sorprende y es altamente significativo, es la reacción occidental ante este tipo de medidas.
¡Resulta que las medidas draconianas del gobierno comunista Chino han sido aplaudidas en Wall Street!
Desde el punto de vista de un capitalista convencido, la reacción de Wall Street ha sido desconcertante y muy alarmante.
El Deutsche Bank y el Bank of America Merrill Lynch, han aplaudido fervorosamente al gobierno chino por hacer todo lo necesario para mantener la burbuja “a flote”.
Pero donde se hace más evidente el optimismo contradictorio e irónico de Wall Street sobre las iniciativas del gobierno Chino es en la poderosa firma de inversión Goldman Sachs.
¡Resulta que la gente de Goldman Sachs está instando a los inversores a comprar acciones en China ahora mismo!
Según sus “análisis técnicos”, lo que ha vivido China es solo “una pequeña corrección” y para nada se trata de una tendencia a la baja, ni de la manifestación de un problema, ni del reflejo de un conjunto de burbujas insostenibles.
¿Como se puede sostener una posición de este tipo, cuando sabemos que China ha aumentado su deuda en 20 billones de dólares en tan sólo 8 años?
Un mercado de valores es un lugar donde compradores y vendedores se reúnen libremente y donde las negociaciones establecen los precios de los activos. Lo que China ha creado ahora es un engendro económico en el que el dinero puede entrar fácilmente, pero del que no puede salir.
En un mercado que funciona de esta manera, no hay lugar para ningún tipo de análisis técnico fundamental, como el que afirma haber hecho Goldman Sachs.
La gente que participa de esta farsa de mercado, lo único que pueden hacer es esperar qué nueva decisión va a tomar el gobierno Chino en su dirección de la economía.
Lo que hemos visto en China es la antítesis al capitalismo y al libre mercado.
Por esa razón, resulta tan extremadamente chocante ver a Wall Street, el supuesto bastión del capitalismo, abrazando esas medidas.
Esto demuestra que ya no hay libres mercados en el mundo, y se hace cada vez más evidente que la mayoría de la gente de Wall Street lo prefieren así. Hemos crecido tan acostumbrados a la manipulación del mercado, que hemos perdido completamente de vista cómo se supone que debe funcionar un libre mercado.
En esta nueva distopia de mercado, las acciones nunca bajan, las compañías nunca fallan, y los países no pagan sus deudas jamás. Eso explica por qué razón la economía mundial no se va a pique, a pesar de estar inmersa en una burbuja gigantesca de deuda.
Los bancos centrales simplemente imprimen infinitas cantidades de dinero, empujando los problemas hacia adelante. Y cuando la “falsificación” de dinero y la reducción de las tasas de interés no resuelven el problema, los gobiernos tratan de demostrar que las regulaciones del mercado conducirán al éxito.
Todos podemos dormir bien tranquilos sabiendo que un pequeño grupo de plutócratas controla la economía mundial y hará que “todo salga bien”.
Todo análisis genuino del mercado ha sido sustituido por la necesidad de analizar las últimas declaraciones de los banqueros centrales, como si fueran un grupo de sumos sacerdotes dando la palabra de Dios.
Resulta muy inquietante que los considerados “capitalistas genuinos”, como la gente de Goldman Sachs, vean tantos méritos en el control tiránico de la economía que ha demostrado el gobierno chino.
Como vemos, la libertad económica y la prosperidad están siendo rápidamente reemplazados por los edictos de los autócratas, que han eviscerado a la clase media.
Y lamentablemente, parece que este es el destino de todo el mundo desarrollado.
Michael Pento
Como decíamos al principio, la opinión de Pento resulta muy reveladora sobre lo que está sucediendo en la economía mundial.
A todo el mundo debería alarmarle que el máximo bastión del capitalismo,como es Wall Street y más concretamente Goldman Sachs, Deutsche Bank o el Bank of America, se muestre de acuerdo con las iniciativas del gobierno comunista chino, propias de una economía dirigida y centralizada.
De hecho, nos muestra que los banqueros y los altos poderes financieros están cumpliendo su sueño, el viejo objetivo de las élites: controlar absolutamente la economía a su antojo, en todos los aspectos, como en una dictadura centralizada con un poder férreo, pero con una falsa apariencia de libertad y libre mercado, para que las masas no vean el nivel de opresión real al que están sometidas.
Es la mezcla perfecta para las élites, la dictadura perfecta: obtienen a la vez todos los beneficios del capitalismo salvaje y del control férreo comunista sobre la población.
Representa, a la vez, la muerte final del libre mercado y de la democracia en cualquiera de sus posibles expresiones.
Los aplausos de Wall Street hacia el comunismo Chino, son en realidad la celebración ante la llegada del Nuevo Orden Mundial.
Un Nuevo Orden Mundial donde los grandes poderes financieros decidirán el cómo y el cuándo de todos los aspectos económicos y sociales a gran escala.
Y lo harán, a través de grupos de tecnócratas no elegidos por el pueblo, que formarán parte de gobiernos y organismos oscuros, como el Banco Central Europeo o el FMI, a los que todo el mundo deberá obedecer con la cabeza gacha, porque serán los portadores de la “unica verdad”.
Quien aún crea que hay bandos reales en el mundo, que hay izquierdas y derechas, comunistas y capitalistas, o chinos contra norteamericanos, es que está completamente dormido.
Ahora, más que nunca, se ve claramente lo que ha sido China durante las últimas décadas: un experimento social y económico masivo, un ensayo a gran escala de lo que será el Nuevo Orden Mundial: una férrea dictadura comunista en lo referente al control de la sociedad y la economía, pero bajo la apariencia de un falso capitalismo, adornado con las guirnaldas del consumismo exacerbado.
Un nuevo modelo de feudalismo, donde todos los aspectos de la existencia estarán tutelados por las élites y al servicio de las élites.
Y ya hace décadas que nos dicen a la cara cuáles son sus planes. No se han escondido, precisamente.
Recordemos las palabras de uno de los máximos representantes de las élites globalistas, David Rockefeller…
¿Se puede decir más claro?
Bienvenidos al Nuevo Orden Mundial, estimados esclavos…
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