lunes, 3 de septiembre de 2018

El esperpento catalán: Como espiaron los Mossos a la Policía el 1-Octubre. El movimiento antilazi va tomando fuerza en una Cataluña cada vez más tensionada

Los Mossos d'Esquadra utilizaron una red secreta de chats de WhatsApp para espiar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estadodurante el referéndum ilegal del pasado 1 de octubre. 

Uno de los jueces que investigan la actuación de la policía autonómica catalana durante esa jornada por un delito de desobediencia, el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Sabadell, ha acreditado que los mandos crearon al menos tres grupos de mensajería privados para intercambiar los posicionamientos de la Policía y de la Guardia Civil y los «incidentes» protagonizados por sus agentes.

Todo ello, tal y como reflejan las comunicaciones, siguiendo instrucciones del mayor Josep Lluís Trapero. Para ello los responsables del Cuerpo dieron orden expresa a sus subordinados de volcar en estos chats toda la información sobre el número de agentes desplegados, «qué están haciendo» y reflejar, a ser posible con «imágenes», los «incidentes que se hayan producido con intervención de Policía y Guardia Civil». 





Estas comunicaciones, a diferencia de lo que ocurría con las de la emisora, no quedaban registradas de manera oficial en los archivos del Cuerpo.

En las conversaciones almacenadas en la emisora oficial se dejó constancia de que «en esos chats se ha puesto todo», en referencia a la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado. 

Por si cupiera alguna duda de quién era el máximo responsable de este sistema de espionaje, en una de las comunicaciones intervenidas judicialmente en la emisora de la policía autonómica, concretamente en la denominada «Sala de Crisis del CECOR (Centro de Coordinación)», se deja meridianamente claro. «(La Comisaría de) Información necesita incidentes [...] Lo necesita para dentro de un minuto o dos [...] Lo ha pedido (Josep Lluís Trapero) y lo necesita para ya», refleja esta comunicación, mantenida a las 11.18 horas del 1 de octubre de 2017, en referencia al entonces mayor de la policía autonómica.

A la vista del análisis de las comunicaciones registradas en la emisora de los Mossos, la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil ha dejado constancia en un informe elaborado el pasado 24 de agosto y al que ha tenido acceso en exclusiva EL MUNDO, de que la policía autonómica catalana ha ocultado al juez la existencia de los referidos «chats específicos». 

Un comportamiento similar al ya conocido de esconder al juez la existencia de una serie de teléfonos móviles que fueron entregados a las patrullas para que intercambiaran órdenes sin que, al igual que los chats, quedara registrado su contenido ante una eventual investigación judicial.

"Trapero lo necesita ya", decían al pedir "incidentes" con las Fuerzas de Seguridad

Se trata, precisa el informe policial, de los bautizados como «chat de comandaments, chat de los agentes del Servicio de Información y chat Cronos». Todos ellos no han sido facilitados al juez de Sabadell, pese a haber requerido expresamente todas las comunicaciones internas mantenidas a lo largo de dicha jornada.

De hecho, los Mossos aportaron una copia en papel de 21 páginas donde supuestamente quedaban reflejados de forma exhaustiva los mensajes intercambiados de forma interna por los mandos y aparecían los referidos.

Estos chats secretos fueron utilizados también, como ha documentado ahora la Guardia Civil, para informar de que los consellers de la Generalitat habían acudido a los centros de votación. Así, por ejemplo, al filo de las doce del mediodía, la «agente Eva» comunicó que el consellerJosep Rull «se acaba de marchar» tras haber dejado por escrito en uno de los chats: 

«Conseller Rull al lloc (en el sitio)». En otra de las conversaciones de los mossos que obran en poder de la Policía Judicial, la «agente Noel, del Servicio de Información» transmitió la orden de «contabilizar todas las actuaciones que ha hecho la Policía Nacional, desde el chat o desde donde sea». Un compañero le contestó que «están comentando por la emisora de Granollers que es posible una actuación de la Guardia Civil en Canovelles», municipio de la provincia de Barcelona.

Asimismo obra en poder de la Guardia Civil otra conversación, esta vez entre los agentes «Noel y Jordi, ambos del Servicio de Información», en la que el primero le comunica al segundo «los datos sobre una actuación de la Guardia Civil en un punto de votación al que les han ordenado que se dirijan para informar, los pongan en el (chat) Cronos, incluidas imágenes». 

Con estos datos, hasta ahora inéditos, sobre la mesa, el juez ha dictado un auto durante los últimos días mediante el que ordena al comisario en jefe de los Mossos d'Esquadra «para que facilite el acceso y volcado de las comunicaciones que se desarrollaron entre las 00.00 y las 23.59 horas del 1 de octubre de 2017 de los denominados chats de comandaments, mandos y cronos». 

Al tiempo, reprende a la policía autonómica catalana en su resolución al recordarle que ha incumplido su mandato del 23 de marzo de «remitir todas las comunicaciones, cualquiera que haya sido el medio que se hubiera usado para emitir tales comunicaciones, incluyendo los chats corporativos».

También ha solicitado el juez, esta vez mediante un suplicatorio, al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, «testimonio del Plan de Coordinación previsto para la jornada del 1 de octubre en relación al Cuerpo de Mossos d'Esquadra, al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil». Todo ello «en relación al cumplimiento de lo ordenado por el Tribunal Superior de Justicia entregado por el Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridada dicho Tribunal Superior».

La traductora de la demanda de Puigdemont: "La polémica frase no la alteré yo"

Delia S., la traductora que contrataron los abogados de Puigdemont para la demanda que han presentado en Bélgica contra el juez Pablo Llarena, asegura a El Confidencial que ella no alteró las declaraciones del magistrado. 

Según explica, la demanda fue escrita primero en francés por los abogados belgas del 'expresident' y ella solo se encargó de la "traducción jurada al español", por lo que en ningún momento fue responsable de "la polémica frase [escrita en francés]" en la que se cambia el significado de las palabras de Llarena.

Una vez salieron a la luz dichas diferencias entre ambas versiones, el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, dijo que se trataba de "un mero error en la traducción", señalando en este sentido que se lo iba a preguntar al traductor para después informar al juzgado. De todos modos, la traductora afirma ahora que ella solo se encargó de traducirla del francés al español, versión que ha adelantado este miércoles El Español y ha confirmado posteriormente El Confidencial, lo que desmontaría los argumentos dados por Boye.

La explicación de Delia, sin embargo, deja un matiz sin aclarar, ya que el cambio de las declaraciones de Llarena solo estaba en la versión escrita en francés, que la firma el abogado belga Cristophe Marchand, y no en la que constaba en español. 

Si, tal y como afirma, ella tradujo al castellano las palabras que le hicieron llegar en francés, dicha alteración estaría presente en ambos idiomas y no solo en el primero, a no ser que le hubiesen enviado el texto correcto primero y después lo hubiesen alterado o que ella hubiese ignorado el texto que recibió, acudiendo directamente a las declaraciones originales. El Confidencial ha intentado aclarar este aspecto con la propia Delia, pero la traductora prefiere no hacer más declaraciones por el momento.

A falta de que los abogados de Puigdemont respondan a las acusaciones, cabe señalar que en la demanda a la que ha tenido acceso este diario solo aparecen selladas por Delia las páginas en las que se incluye su traducción al español, mientras que en las primeras, aquellas escritas en francés, no está su firma. 

Aunque pueda parecer un aspecto menor, a la hora de presentar en el juzgado un texto y su correspondiente versión en otro idioma se exige que ambas partes aparezcan selladas por el traductor para evitar así posibles manipulaciones, requisito que no se cumple en este caso.





El cambio de significado

La demanda civil presentada por Carles Puigdemont en Bélgica reproduce en su contenido las declaraciones ante los medios que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena realizó tras un acto privado celebrado en Oviedo y hace recaer en estas palabras del magistrado el peso de sus acusaciones de daños provocados a la reputación y su honor. El escrito se presentó ante un Juzgado de Primera Instancia de Bruselas en francés y se acompaña de una traducción jurada en castellano.

Hasta aquí todo correcto. No obstante, una comparación de los textos en sus dos versiones -francés y castellano- permite comprobar que se ha introducido en la variante en francés un sutil cambio en las palabras del magistrado que altera el sentido de la frase concreta que pronunció ante la prensa tras participar en una conferencia ofrecida en Oviedo en febrero de 2018.

En la transcripción en castellano Llarena descarta que los investigados en la causa sobre el 'procés' lo estén siendo por motivos políticos y asegura que trata de determinar si han cometido delitos recogidos en el Código Penal. Dice textualmente, en respuesta a una pregunta sobre si en el procedimiento hay presos políticos: 

"No es el caso que estamos llevando ahora en el Tribunal Supremo, se trata de comportamientos que aparecen recogidos en nuestro Código Penal y que, con independencia de cuál haya podido ser la motivación que les haya llevado a las personas a cometerlos, si es que esto ha sido así, pues tienen que ser investigados".

En estas declaraciones el magistrado incide en la presunción de inocencia de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y el resto de acusados por rebelión y sedición. No obstante, en la traducción al francés las palabras del juez sugieren que les considera sin ninguna duda culpables de estos comportamientos delictivos. 

La frase en este idioma, contenida en la demanda, es la siguiente: "Ce nést pas le cas que nous travaillons a la Cour Supreme, il s'agit de comportements que sont inclus dans notre Code Penal et que, peu importe ce qui peut avoir été la motivation qui a conduit a des personnes à les commettre, et oui c'est ce qui s´est produit, il faut faire une enquête".

Ambas cosas no significan, ni mucho menos, lo mismo. La frase en el idioma en que se leerá en el tribunal belga que ha citado al magistrado el próximo 4 de septiembre se traduciría al castellano por "con independencia de cual haya sido la motivación que les haya llevado a cometerlos, como en efecto sucedió, tienen que ser investigados".

 Esta disonancia en las dos versiones fue detectada por un profesor francés hispanoblante, que alertó de las diferencias en su cuenta de Twitter, y cuya apreciación fue después difundida por varios juristas.

Euforia en las 'brigadas de limpieza': "Ya era hora de que llegaran los políticos"

Los integrantes de las 'brigadas de limpieza' de lazos amarillos empezaron a reenviarse la noticia en masa, entre eufóricos e incrédulos. Albert Rivera e Inés Arrimadas se habían ido a Alella a hacer exactamente lo mismo que ellos llevan meses haciendo, solo que en lugar de actuar de madrugada y con pasamontañas, los líderes de Ciudadanos se daban un baño de multitudes en hora punta y con el rostro descubierto. Otra diferencia es que en este caso no hubo agentes de policía identificando a los implicados.

Los lazos amarillos llegan a la Fiscalía

"Ya era hora de que los políticos se mojaran en esto. Necesitamos que retirar lazos se convierta en algo tan normalizado como ponerlos. Solo con actos así toda esa gente harta de ver sus calles atestadas de símbolos independentistas podrá empezar a perder el miedo a salir y reivindicar sus derechos". Quien esto opina es la asociación Aixeca’t - Levántate, la entidad pionera en la retirada de simbología independentista de las calles de Cataluña. 

Comenzaron en septiembre de 2017 con los carteles de Òmnium y la ANC y no han parado desde entonces. Ellos son el embrión de las múltiples 'brigadas de limpieza' que han surgido por toda Cataluña, autodenominadas grupos de defensa y resistencia (GDR) y que ayer, tras el gesto de los líderes de Ciudadanos, vivieron su gran jornada de reafirmación en todo este tiempo, solo horas después de haber hecho en varios pueblos de Girona la mayor batida nocturna para quitar lazos que se recuerda.

"Nuestro movimiento todavía está muy verde, pero en un año hemos avanzado muchísimo. De los cuatro que comenzamos con esto en Barcelona hemos pasado a varios grupos que se coordinan y actúan por su cuenta en las cuatro provincias. La gente está perdiendo el miedo a expresar su rechazo a los lazos, aunque como contrapartida sí notamos que ahora los independentistas se cortan menos a la hora de insultarnos y acosarnos con el móvil o llamando a la policía". 

Según Aixeca’t - Levántate, una vez superado el tabú de que un político corte un lazo amarillo (en esto Albert Rivera se ha adelantado a Pablo Casado), el siguiente hito sería que una persona pudiera salir a cara descubierta a 'limpiar' las calles sin que nadie la increpara. "Pero eso es muy difícil y más en los pueblos, donde todos se conocen y supondría convertirte en un apestado". La propia portavoz de Aixeca’t prefiere mantener su identidad oculta por temor al rechazo en su entorno laboral.

Rivera y Arrimadas también vivieron ayer algunas frustraciones propias de las brigadas. Lazo que cortaban, lazo que era atado de nuevo a los pocos minutos entre gritos de 'fuera, fuera' y 'fascistas'. Así discurre esta extravagante guerra de los lazos amarillos.

 Unos colocan tiras de plástico por todo el mobiliario urbano en un supuesto acto de dignidad democrática y otros las retiran de madrugada en un supuesto acto de preservación del medio ambiente. Mientras, la Fiscalía General los bendice a todos afirmando que nada de todo esto es delito. Un bucle sin sentido que solo consigue incrementar la tensión de forma lenta pero imparable.

El plástico como munición política

"Todos los catalanes tenemos derecho a ir a las playas y a pasear por las calles sin tener que aguantar simbología independentista. Vamos a seguir defendiendo la convivencia", dijo Inés Arrimadas en la concentración organizada por Ciudadanos en el parque de la Ciutadella en contra de los lazos y de las agresiones físicas, a la que acudieron cerca de 1.000 personas. 

"Pedimos una Cataluña de todos, una Cataluña a la que no haya que ir a quitar lazos, sino que no se pongan. Le pedimos a Torra que retire los símbolos del espacio público", reivindicó a su vez Rivera.

Puigdemont y ERC reculan ante la ofensiva de los 'quitalazos'

La agresión a una mujer en Barcelona, cuando paseaba con su familia, con los lazos amarillos como telón de fondo, han provocado la inmediata reacción tanto de Carles Puigdemont como de ERC, que apelan ahora a permitir que se retiren los plásticos amarillos sin caer en provocaciones.

Quim Torra dio órdenes a los Mossos de identificar y multar a quienes limpian de amarillo las calles y plazas de las ciudades catalanas. Miembros de la policía autonómica han denunciado estas iniciativas, por considerar que les sitúan en el centro de un conflicto de consecuencias peligrosas. 

El episodio del parque de la Ciudadela en Barcelona ha hecho saltar las alarmas en sectores del independentismo, que temen que la revuelta de los constitucionalistas se cruce en el 'otoño caliente' de movilizaciones que preparan en torno a la Diada y el 1-O. Temen que en el caso de ocurrir un incidente de mayor gravedad, se cargue con las culpas a los independentistas. Incluso sospechan que "muchos lo están buscando", argumentan incluso en público.

Respeto y evitar conflictos

Puigdemont, expresidente de la Generalitat prófugo en Waterloo, emitió en la noche de miércoles un comunicado en el que exhortaba a frenar la escalada del conflicto e incluso señalaba que "todas las expresiones tienen cabida en Cataluña, no hay que hacer concesiones a la violencia y a la censura". Libertad de expresión, este es el argumento que esgrimen ahora los secesionistas para no interferir en las actuaciones de quienes retiran los lazos.

También desde ERC, su portavoz parlamentario Joan Tardà incidía este viernes en la misma línea: "Hay interesados en que la tensión siga in crescendo", advertía, por eso aconsejaba a su gente que "si se retirar un lazo, respetamos que lo hagan y si consideran que lo tienes que poner de nuevo, lo pones". Un planteamiento muy alejado de lo que se ha venido defendiendo hasta ahora desde el bloque de la DUI, muy duro contra quienes se empeñan en despejar de amarillo Cataluña.

Albert Rivera e Inés Arrimadas, líderes de Ciudadanos, predicaron con el ejemplo al recorrer una calle de Alella, deshaciendo los nudos de los plásticos que denuncian la existencia de 'presos políticos'. Estas movilizaciones van a más. 





Puigdemont considera que es una excusa inesperada que está uniendo a los demócratas frente a la revitalización del secesionismo en estas fechas que consideran clave para 'avanzar hacia la república'. Las entidades separatistas, como Ómnium y ANC, ya han transmitido también instrucciones a sus militantres para que aflojen con el hostigamientos a los 'quitalazos'. Malo será, concluye Tardà, que este defensa de nuestros presos "derive en un puro problema de orden público. Entonces habrán ganado ellos".

Análisis: Cuando llegue septiembre

Miquel Giménez

En el ámbito separatista circula una consigna de manera insistente: el próximo otoño será caliente. No se trata de mera palabrería. Existe una conspiración organizada a voces, de manera pública, con nombres y apellidos. Su objetivo: la república catalana.

Reuniones con carácter operativo

Releyendo a Shakespeare – concretamente, la obra Julio César, magnífico y descarnado retrato del poder, la ingratitud y la condición humana – me encuentro con esta frase: “La confianza abre el camino a la conspiración”. 

La pronuncia Artemidoro, sofista de Cnidos al que no hay que confundir con su homónimo Artemidoro de Daldis, cartógrafo, geógrafo e interpretador de los sueños que vivió en la Grecia del siglo II A.C. Ahora bien, la reflexión es oportunísima respecto a lo que se está cociendo en Cataluña. Los separatistas caminan hacia una reedición de los tristes sucesos del año pasado, pero en una versión más dura, más totalitaria, si cabe. Ellos mismos no esconden que los próximos meses van a plantar una seria batalla. Lo dice el abogado de Puigdemont, lo dice Pilar Rahola, lo dicen el fugado y Torra. 

Nadie se esconde en esta tierra salvo, desgraciadamente, aquellos que temen por no ser partícipes de la ola amarilla. Se sienten confiados ante la inanidad, cuando no actitud cómplice, que tanto el gobierno socialista como el PSC mantienen ante sus constantes vulneraciones de la ley, sus excesos legales, su contumacia en apoderarse de una parte del territorio nacional por los medios que sean. Hay, pues, entre la grey separatista un clima de optimismo, de renovación de la esperanza. 

Saben que Sánchez es un pusilánime y tiene las manos atadas por los nudos gordiano de su ambición personal y su cortedad de miras. Ha llegado la hora en que las compuertas debilitadas que frenaban a duras penas el dique del supremacismo acaben por ceder ante la pasividad criminal de los señoritos de la rosa roja marchita. La riada está más que asegurada.

En este sentido, cabe destacar la serie de reuniones que se han celebrado en los últimos días y sus asistentes. Tanto la del viernes en la villa de Cardona – recordemos, en el Berguedà, territorio privativo de las CUP y los CDR más radicales – como la del sábado por la noche en Fontanilles, en Gerona, terminando por la reunión entre Puigdemont y Torra en Bruselas.

 Si la Biblia dice – un libro sumamente normativo, que decía Pla – aquello de por sus obras los conoceréis, la lista de personajes que han participado de lo que es ya el diseño de un complot en toda la regla contra el Estado es harto significativa.

Ahí tenemos a Xavier Vendrell, de Esquerra, el mismo que confesó ante un tribunal formar parte de la organización terrorista Terra Lliure. Junto a él, nada menos que el vicepresidente del ejecutivo catalán, Pere Aragonéscon su adjunto y mano derecha Albert Castellanos, la alcaldesa de Gerona Marta Madrenas, apocalíptica donde las haya, Eduard Pujol, al que persigue el CNI en patinete según declaró en su día, los presuntos candidatos a la alcaldía de Barcelona por el separatismo Jordi Graupera y el sempiterno Ferrán Mascarell, el ex Conseller Carles Mundó, que se libró del trullo jurado que abandonaba la política o el concejal neoconverRaimon Blasi. 

Junto a ellos, alguno de los empresarios adictos al proceso como Gabriel Jané y el ex alcalde de Girona y ex Conseller del Tripartito Quim Nadal. Ahí radica la novedad del asunto. La asistencia de este, y permítanme la digresión, me ha hecho venir a la mente aquella cena en Lleida con el general Armada previa al 23-F a la que asistió el por entonces líder del PSC Joan Reventós. Hay que jugar a todos los palos.

La entente cordial entre separatismo y socialismo es más que evidente, así como también lo es la impunidad con la que elementos que han demostrado sobradamente sus intenciones golpistas se reúnen para diseñar un plan de acción de cara a hacer confluir las fechas de la Diada, los aniversarios del 1-O o la proclamación de la independencia con acciones sonadas, de gran efecto. 

Todo para que, una de dos, Sánchezacabe de bajarse las sayas hasta los tobillos o, si no lo hiciera, volver a las andadas. Pero, cuidado, esta vez no sería una república de ocho segundos. La cosa, según nos informan, es mucho más seria.

"Ahora iremos en serio porque tenemos la experiencia de todo un año"

Así se expresaba uno de los asistentes a las reuniones mencionadas. Es así de duro. El 155, la prisión preventiva, los fugados, todo ello no ha servido más que para reforzar al separatismo en una idea muy clara: 

el Estado es débil frente a su amenaza golpista, tiene la musculatura atrofiada y si eso sucedía con el PP, con un PSOE entregado al canibalismo de sus adláteres políticos ni les cuento. De ahí que la estrategia haya sido rubricada por Puigdemont y Torra en Bruselas, condenados a aceptarse el uno al otro, aunque se odien cordialmente. 

El objetivo ese tensionar hasta el límite la situación catalana con miras a tres posibles escenarios: un nuevo 155, cosa que dan por poco probable, una cesión del gobierno socialista, aunque sea solo en parte, y, por descontado, las elecciones municipales y europeas de la primavera próxima.

El objetivo ese tensionar hasta el límite la situación catalana con miras a tres posibles escenarios

El separatismo sabe que es muy difícil lograr su objetivo máximo, es decir, la independencia, sin un conflicto civil en las calles. No le duelen prendas en intensificar sucesos como el del otro día con la señora que retiraba lazos o los escraches a Llarena, pero, aunque se contemple la ocupación de sedes del Estado en Cataluña, entre ellas las delegaciones de algunos ministerios, diputaciones, ayuntamientos, e incluso el Parlament o la delegación del gobierno – lo que se denomina fase tres en el lenguaje que manejan algunos de los conspiradores – prefieren mantener una permanente movilización y evitar que el Estado acabe por elevar la alerta terrorista al nivel cinco, lo que supondría la presencia de militares por las calles.

 En lo que respecta a esa movilización, la pregunta es obvia: ¿de las masas? No. Ya no cuentan más que con los autobuses de provincias. Se trata de activar a los CDR a full para que ataquen como abejas, picando ahora en la sede de una compañía eléctrica, después en una institución bancaria, o al día siguiente en una empresa que se distinga por no ser adicta al proceso. 

Vendrell sabe lo suyo de estas cosas, no en vano fue el quien, desde Terra Lliure, señaló los objetivos, verbigracia, de una oficina del INEM o el de una sede de la Hidroeléctrica del Segre para ser atacadas en los tiempos en los que el muchachito chicoleaba con el pasamontañas.

Que, según nos informan, se cuente con una parte de los Mossos en tareas de información y contención no es cosa baladí. Ya hemos visto estos días como la policía autonómica está más dispuesta a identificar y detener a quienes retiran simbología separatista que a quienes la colocan. 

Ante este panorama, que incluiría apretar “el acelerador” en Catalunya Ràdio y TV3 – uno se pregunta ¿aún más? – desde fuentes cercanas a la delegación del gobierno nos manifiestan su total consternación ante la pasividad del ejecutivo nacional. 

No será por falta de informes, porque nos consta., siempre según nuestras fuentes, que tanto las correspondientes brigadas de información de la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como los servicios de la antena catalana del CNI, han hecho llegar a los responsables políticos lo que se está cociendo. Incluyamos en este apartado a algunos servicios de información de países de nuestro entorno, tanto o más preocupados que nosotros por un hipotético foco de conflicto en una zona geoestratégicamente vital para la UE y la NATO.

Todos esos dosieres, como es lógico, están cargados hasta los topes con una profusión de detalles y nombres que este articulista no posee o no puede revelar por respeto y discreción hacia las personas que me facilitan tales informaciones. Pero con lo que sabemos es más que suficiente para darles la razón a los pirómanos. Sí, va a ser un otoño caliente.

Fuente: El Mundo, El Confidencial y Vozpopuli

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