La ventana de Overton es una teoría desarrollada por Joseph P. Overton que explica cómo se puede manipular la opinión pública para conseguir que ideas radicales de una minoría sean luego aceptadas por la mayoría de las personas hasta convertirse en moda o política pública.
El grado de apertura de la ventana va desde lo impensable radical, aceptable, sensata, popular y política.
Esta maniobra requiere de muchos recursos, desde económicos hasta el adoctrinamiento intenso, que suele ser dirigido desde esferas de poder tanto nacionales como internacionales para objetivos específicos.
Tal parece que esta es la situación del avance de la pedofilia en el mundo.
En noviembre de 2018, escribí un artículo titulado: “Los filósofos de la pederastia”, donde ponía en evidencia a filósofos franceses que apoyaron la causa de la despenalización de la pedofilia en 1977.
La lista era la siguiente: Louis Aragon, Roland Barthes, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, André Glucksmann, Jean-François Lyotard, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Michel Foucault, Louis Althusser y Jacques Derrida; paralelamente se formaba el Frente de Liberación de los Pedófilos (FLIP), organización política que buscaba combatir la “injusticia” de las leyes penales represoras y proponían luchar por los derechos sexuales de los niños sometidos por sus padres, familia y sociedad.
Los apologistas de estas ideas tratan de minimizar este delito, muestran a los pederastas como víctimas de la sociedad represora, oprimidos de un sistema patriarcal, capitalista, panóptico y castrador de libertades; estas supuestas víctimas sufren por no poder expresar sus sentimientos libremente.
Nos dirán que “amor es amor” y así van relativizando un sentimiento que requiere de madurez, experiencia y conocimiento, todo para saciar sus bajos instintos, utilizando a niños, “liberándolos” de la protección de la familia y sus padres.
Los niños “libres” estarán disponibles para estos adultos, estarán dispuestos para ser esclavos sexuales. Nos dirán que si existe consentimiento del niño no existe violación, no les importa destruir la inocencia infantil. Así, la ventana de Overton se abre para transitar de crimen a enfermedad, de enfermedad a orientación sexual, de orientación sexual a tendencia.
En octubre de 2014, el New York Times sorprendía a sus lectores con un artículo: “Pedophilia: A Disorder, Not a Crime” de Margo Kaplan, donde la autora advierte no confundir abuso sexual con pedofilia, por la existencia de pederastas “no practicantes”, “no activos”; la pedofilia sería una especie de discapacidad que merece ser protegida por el Estado, al final, es otra opción más dentro del arco iris de la diversidad sexual, dicen.
El activismo pederasta se expande como un cáncer. Incluso llegaron a ser miembros de la ONU mediante la Asociación Internacional Lesbiana y Gay (ILGA), se les otorgó el estado de miembro consultivo dentro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en 1994 hasta que el gobierno de Bill Clinton decidió retirar apoyo económico por lo que se le revocó su estatus.
Hoy en día, las más grandes sociedades de activistas son Nambla, Krumme 13, Free Spirits quienes utilizan el internet para adoctrinar a su favor, incluso proponiendo el Día internacional del amor por los niños, también conocido como Día del orgullo pedófilo.
Asimismo, en una conferencia realizada en 2018 dentro de las actividades del TEDx, la ponente Mirjam Heine rechazó la pedofilia como “enfermedad” y defendió el concepto como una “orientación sexual natural, como lo es la heterosexualidad”.
Todos estos son pasos para abrir la ventana y tratar de normalizar la pederastia.
20/02/2019