El Aeroscraft, un gigantesco dirigible que puede despegar y aterrizar sin necesidad de pista de aterrizaje, incluso en el agua, y que podría revolucionar el transporte aéreo, se prepara para su primer vuelo de prueba.
Los zepelines alguna vez fueron considerados el futuro del transporte aéreo, pero después del desastre de Hindenburg desaparecieron del cielo durante más de 75 años. Ahora una empresa californiana pionera de la aviación espera traer de vuelta estas aeronaves en un intento por revolucionar el mercado del transporte de mercancías.
El Aeroscraft posee una tecnología innovadora que le permite controlar su vuelo mejor que dirigibles anteriores, por lo que debe resolver los problemas de la generación anterior de estas naves. La clave de este avance llegó cuando el fundador de la empresa, Igor Pasternak, un ucraniano que se mudó a Estados Unidos en la década de los 90, se le ocurrió una manera de comprimir el helio.
Requiere solo un tercio de combustible que un avión de transporte de carga, y pretende convertirse en un medio de transporte más barato que los aviones, pero más rápido que los barcos (su velocidad media es de 185 kilómetros por hora). Además, la ventaja de no tener la necesidad de contar con una pista de aterrizaje significa que puede funcionar incluso en zonas de guerra y áreas de desastres.
Puede parecer débil en comparación con un avión convencional, pero la superficie del Aeroscraft es a prueba de balas, e incluso si logra romperse, no se desinflará como un globo. La empresa afirma que sus primeras aeronaves estarán disponibles para los clientes a mediados de 2015. El modelo con capacidad para 66 toneladas costará más de 25 millones de dólares por año, y el de 250 toneladas, 55 millones.
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