Juan Pablo II era un amante de la montaña | Rai
A diario se producen robos en iglesias de todo el mundo. Templos que guardan en su interior una parte importante y también valiosa de la historia de sus pueblos y también de la Iglesia Católica. Sin embargo, un robo en una iglesia en la zona de los Abruzos, en el centro de Italia, ha desatado un enorme revuelo durante los últimos días en toda Italia.
La semana pasada, la iglesia de San Pietro della lenca, bajo la montaña de Gran Sasso en el centro de Italia, fue víctima de un importante robo. Pese a que la Iglesia tenía varias cosas de valor, los ladrones no robaron el dinero de las ofrendas sino que fueron directamente a por dos objetos concretos, una cruz y una ampolla de sangre de Juan Pablo II, una de las pocas que existen en el mundo.
Precisamente, esta reliquia consistía en un pedazo de tela empapada de sangre del Papa polaco cuando en 1981 fue víctima en la Plaza de San Pedro del atentado que casi le costó la vida.
Hace tres años, el que fuera secretario de Juan Pablo II, el ahora cardenal Stanislaw Dziwisz, regaló a dicha iglesia esta reliquia como muestra del amor que el Pontífice tuvo por un lugar al que acudió en decenas de ocasiones, tanto de manera oficial como secreta.
Del mismo modo, el robo de la reliquia se acerca en el tiempo a la canonización de Juan Pablo II, que se llevará a cabo en Roma el próximo 27 de abril, hecho que hace sospechar aún más de que el único objetivo del robo fuera esta ampolla de sangre y no otros objetos artísticos y religiosos.
Por ello, la alarma ante este robo ha provocado que las autoridades italianashayan destinado más de cincuenta agentes de los Carabinieri así como perros adiestrados. Por su parte, la Procuraduría italiana también ha abierto una investigación sobre lo sucedido.
Auge del satanismo en Italia
La Policía sigue varias pistas pero una de las hipótesis que maneja cada vez con mayor fueza es la de que detrás del robo estén grupos satánicos. En este sentido, creen que estos grupos pudieron realizar este encargo ya que tener una ampolla de sangre de Juan Pablo II sería un trofeo.
Además, el hecho de que en el robo únicamente desaparecieran estos dos objetos concretos puede alimentar más la idea de que no fuera un robo común sino un encargo.
En este sentido, el presidente de la Fundación que custodia esta iglesia de los Apeninos, Pasquale Corriere, indicó la fuerza de la pista satánica explicando que el día del robo coincidió “en el calendario satánico con el inicio del dominio del demonio Volac, evocado del 25 al 29 de enero, periodo que también comprende el recuerdo sacrílego y la naturaleza satánica del holocausto nazi en la Jornada de la Memoria, para preparar el año nuevo satánico, que se celebra el primero de febrero”.
Además, el experto Giovanni Panunzio, agregó que “de acuerdo con los adoradores del diablo esta fecha representa el nacimiento, el origen” por lo que tanto la sangre del futuro santo como esta cruz “se convierten en objetos emblemáticos para ser profanados“.
En las últimas décadas, Italia está experimentado un auge de sectas satánicas por lo que existe un importante tráfico clandestino de productos religiosos profanados utilizados para sus rituales. Según informaba la agencia Ansa, ante tal crecimiento la Policía italiana creó una división especial para combatir estos grupos pidiendo incluso ayuda a expertos del Vaticano.
“El fenómeno está hoy mucho más difundido de lo que se pueda llegar a pensar“, afirmó el jefe de la policía, Gianni De Gennaro, en un informe en el que explicó que el satanismo se basa en la fragilidad, la turbación interior y la ignorancia de las personas, sobre todo de los jóvenes, que suelen quedar atrapados en “una cultura de odio y de muerte”.
En Italia hay más de 8000 sectas satánicas que tienen más de 600.000 adeptos, estimaba Oreste Benzi, un sacerdote que desde hace cuatro años ayuda a las víctimas del esoterismo a través de un Servicio Antisectas Ocultas, que funciona por medio de un número de teléfono gratuito al que la gente puede acudir.
Juan Pablo II y la iglesia profanada
Juan Pablo II visitó en numerosas ocasiones la Iglesia del Santuario de San Pietro della Lenca. Allí acudía a rezar en sus numerosos viajes en los que el Pontífice aprovechaba para descansar, pasear por las montañas e incluso esquiar. En cada una de estas visitas a esta montañas nunca olvidaba visitar el templo.
Pero un documento hecho público tras la muerte del Papa polaco muestra de manera aún más clara el amor de Juan Pablo II por la tierra que luego conservó su sangre. Y es que el Papa hacía “escapadas” a esta zona de manera privada y secreta. Allí pasaba largos ratos por lo que sus visitas fueron más que numerosas, motivo por el cual su secretario, que tanto le conocía, decidió honrar a esta tierra que le recordaba a su país natal con tal importante reliquia.
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