Cada vez son más los que piensas que lo que le falta a este 2020 es el impacto de un asteroide, y no es para menos.
Según los datos del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, hay 48 asteroides de diferentes tamaños, que están programados para acercarse a la Tierra a una distancia mínima de intersección de la órbita (MOID) de menos de 0.05 UA (unos 7.48 millones de kilómetros).
Según los datos del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, hay 48 asteroides de diferentes tamaños, que están programados para acercarse a la Tierra a una distancia mínima de intersección de la órbita (MOID) de menos de 0.05 UA (unos 7.48 millones de kilómetros).
Es esta distancia de la órbita, junto con la magnitud visual (denotada como H) de 22 o superior, lo que clasifica a un asteroide como uno ‘potencialmente peligroso’.
Aunque la NASA nos dice que ninguna de estas rocas espaciales es una amenaza para la vida en la Tierra, los teóricos de la conspiración tienen otra versión complemente diferente. Creen que la pandemia de coronavirus se está utilizando como “una cortina de humo” para ocultar o silenciar el inminente impacto de un gran asteroide.
Y, por si fuera poco, denuncian que la agencia espacial estadounidense junto con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) ya sabían de esta catástrofe desde 2016.
El simulacro de impacto de asteroide
En 2016, la NASA y FEMA, junto con el Departamento de Energía y Fuerza Aérea de los EE. UU. y los servicios de emergencia de California organizaron un simulacro de emergencia de asteroides. En el simulacro, descubrieron que era demasiado tarde para desviar o destruir un asteroide en alto riesgo de colisión contra la Tierra, lo que les obligó a buscar otras soluciones desesperadas.
Se les pidió a los participantes del simulacro que contemplaran un escenario catastrófico: un gigantesco asteroide tendría un 2 por ciento de posibilidades de colisionar con la Tierra. Si bien el 2 por ciento puede parecer insignificante, definitivamente es una posibilidad demasiado grande para no tomar medidas, especialmente existiendo la posibilidad de que el impacto aumente a medida que el asteroide se acercara a la Tierra
Y la fecha del estimada del impacto era el 20 de septiembre de 2020. Se trataba de una roca espacial entre 100 y 250 metros e impactaría en un lugar indeterminado de nuestro planeta, incluida la costa oeste de los Estados Unidos.
A diferencia de otros simulacros simulares de la NASA, esta tenía un plazo relativamente corto de cuatro años. Como explicó el director de CNEOS, Paul Chodas, podrían tardar hasta dos años construir la nave espacial necesaria para desviar o destruir el asteroide, y luego otro año más para ponerlo en órbita. Obviamente, eso no dejaría suficiente tiempo para evitar el impacto.
Y el escenario empeoraba. Mientras seguían el acercamiento de la roca espacial, la probabilidad del impacto aumentó bruscamente al 65 por ciento después de tres meses, y luego a un 100 por ciento cuatro meses después.
En el simulacro, a medida que aumentaba la probabilidad de impacto, los expertos concluyeron que el impacto definitivo seria al sur de California o justo frente a la costa en el Océano Pacífico.
Las medidas que se tomaron fueron calcular el lugar de impacto y estimar el desplazamiento potencial de las poblaciones en las áreas afectadas, junto con la recopilación de información sobre qué tipos de infraestructura se verían afectados por el asteroide.
Los equipos también tuvieron que gestionar cómo las personas podrían reaccionar ante la noticia de un inminente ataque de asteroides, descubriendo las mejores formas de proporcionar información precisa y útil al público, mientras se detenían los rumores, la información falsa y el miedo.
Según Chodas, incluso si el asteroide cayera en el Océano Pacífico y no directamente en un centro urbano como Los Ángeles, habría consecuencias a nivel mundial. Y el tsunami resultante no sería el verdadero problema, más bien la explosión en el aire, que sería equivalente a 50 megatones que a su vez causaría una gran onda de choque.
Sería realmente devastador para una región con un radio de 40 a 50 kilómetros alrededor del punto de impacto. Y aunque se trató de un simulacro, la NASA dejó claro que tal situación podría ser real en un futuro.
“No se trata de si ocurrirá, sino cuándo, nos enfrentaremos a tal situación», dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misión Científica de la NASA.
Puedes pensar que se trata de una simple coincidencia, que en 2016 un simulacro señalará el impacto de un gran asteroide el 20 de noviembre de 2020, pero lo cierto es que nuestra vida es un cúmulo de extrañas casualidades.
Recordemos que, en octubre de 2019, el fundador de Microsoft, Bill Gates, quien, junto con su esposa, dirige la fundación más rica y poderosa del mundo, coorganizó un ejercicio de simulacro sobre una epidemia mundial de coronavirus. A los participantes de los sectores público y privado se les presentó un escenario, similar al que se está desarrollando en la actualidad.
También es interesante el hecho de que en el simulacro del asteroide también se abordó el tema de la información, rumores, información falsa y el miedo, para principalmente evitar el caos.
Piensa por un momento, ¿puede ser que la pandemia de coronavirus este siendo utilizado para ocultar el impacto de un gran asteroide? Se trata de muchas coincidencias en periodo de tiempo muy corto. Habrá que esperar para saber si este año el “simulacro” de la NASA se hace realidad.
¿Qué opinas sobre la “simulacro”? ¿Podría ser una “predicción” cumplida de la NASA? ¿Ya sabían lo que ocurriría este mismo año? ¿O se trata de simples coincidencias?
Por MEP
Publicado el 23/07/2020
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